At least three U.S. military aircraft, including a heavily armed attack plane, have begun flying missions out of El Salvador’s main international airport in an expansion of the extraordinary U.S. troop buildup in the Caribbean, according to an analysis of satellite images, air traffic control communications and flight tracking data.
The attack plane, an AC-130J Ghostrider, is designed to destroy targets on the ground or at sea using missiles or barrages from its cannons and machine guns. It is operated by the Air Force Special Operations Command, a unit that carries out sensitive missions for the military. The New York Times also identified a Navy reconnaissance plane and a rarely seen, unmarked Air Force jet at the airport.
The influx of forces into the region started in late August, just before the Trump administration began launching what it said were counternarcotics missions while also planning for possible military action in Venezuela. The buildup has included about 10,000 U.S. troops along with drones, bombers and nearly a dozen Navy warships, soon to be bolstered by the arrival of the aircraft carrier Gerald R. Ford. So far, the Department of Defense has reported 16 lethal strikes on boats it says were involved in drug smuggling.
The deployment to El Salvador is likely to be the first time a foreign country has hosted U.S. planes that may be involved in military strikes in the region. And it further reflects the warm ties between the Trump administration and El Salvador’s president, Nayib Bukele, who has aided President Trump’s immigration strategy by jailing deportees from the United States at a notorious maximum-security prison.
“In this sphere, they seem so well aligned,” said John Walsh, director for drug policy and the Andes at the Washington Office on Latin America, a human rights organization.
Neither Mr. Bukele’s office nor El Salvador’s Embassy in the United States responded to a request for comment about the planes’ deployment. Two U.S. military officials, who spoke on the condition of anonymity to discuss sensitive matters, confirmed to The Times that the presence of these aircraft is related to the increase in counternarcotics missions in the region.
The Times first identified the U.S. planes through satellite images of Cooperative Security Location Comalapa, a small American military outpost at El Salvador’s main airport.
U.S. military planes seen in El Salvador
The outpost, which was established in 2000 to support counternarcotics missions, hosted Navy surveillance aircraft until 2022. Since then, satellite imagery shows, the base has been used little, with only occasional Department of Homeland Security aircraft visible there.
Along with the Ghostrider gunship, there is also a Navy P-8A reconnaissance plane, which is equipped with cameras that can collect intelligence from thousands of feet in the air. The P-8A is also capable of launching torpedoes and anti-ship missiles.
A third military aircraft, the unmarked C-40 Clipper, has been at the base since mid-October. Little is known about its purpose, but flight-tracking data has shown it occasionally flying with surveillance aircraft. It is rarely spotted in public and its deployment to El Salvador, especially alongside an attack plane, is highly unusual.
It’s unclear if the aircraft are participating in airstrikes, but their deployment to the outpost coincided with an increase in attacks on targets in the eastern Pacific Ocean, which borders El Salvador. The Trump administration has provided little legal justification for the strikes, and Democrats in Congress and experts on the laws of war have called them unlawful.
Adm. James Stavridis, a former head of Southern Command, which includes El Salvador in its area of operations, said the outpost was used in the past for disaster relief, and humanitarian and counternarcotics operations.
“The base is very, very important for soft power,” he said, “but is clearly being used for hard power today.”
A Times analysis of publicly available radio messages between military aircraft and air traffic controllers found that the P-8A reconnaissance aircraft had flown at least six missions out of El Salvador. The attack aircraft and the Air Force jet have each flown at least one mission, the radio communications show.
The military planes typically broadcast their locations and directions of flight before cutting off contact with air traffic controllers somewhere over the Pacific.
In one message, the pilot of the P-8A reconnaissance plane hinted at its destination, saying the plane was “proceeding operational due regard in international airspace at this time.”
“Due regard” is a phrase that military pilots use when they are embarking on a mission and will stop communicating with air traffic control.
The N.Y. Times: https://www.nytimes.com/2025/11/06/world/americas/us-military-planes-el-salvador.html
Estados Unidos envía aviones de ataque a El Salvador en medio de un despliegue regional de tropas
Al menos tres aeronaves militares estadounidenses, incluido un avión de ataque fuertemente artillado, han comenzado a realizar misiones desde el principal aeropuerto internacional de El Salvador como parte de una expansión del extraordinario despliegue de tropas de Estados Unidos en el Caribe, según un análisis de imágenes satelitales, comunicaciones con el control de tránsito aéreo y datos de seguimiento de vuelos.
El avión de ataque, un AC-130J Ghostrider, está diseñado para destruir objetivos en tierra o en el mar mediante misiles o ráfagas de sus cañones y ametralladoras. Es operado por el Air Force Special Operations Command (Comando de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea), una unidad que lleva a cabo misiones delicadas para las fuerzas armadas. The New York Times también identificó en el aeropuerto un avión de reconocimiento de la Marina y un inusual jet de la Fuerza Aérea sin distintivos.
La afluencia de fuerzas a la región comenzó a finales de agosto, poco antes de que la administración Trump comenzara a lanzar lo que describió como misiones contra el narcotráfico, al tiempo que planificaba una posible acción militar en Venezuela. El despliegue ha incluido a unos 10,000 efectivos estadounidenses junto con drones, bombarderos y casi una docena de buques de guerra de la Marina, que pronto se verá reforzado con la llegada del portaaviones Gerald R. Ford. Hasta ahora, el Department of Defense (Departamento de Defensa) ha informado de 16 ataques letales contra embarcaciones que, según afirma, estaban implicadas en el narcotráfico.
Es probable que el despliegue en El Salvador sea la primera vez que un país extranjero alberga aviones estadounidenses que podrían participar en ataques militares en la región. Y refleja además los estrechos vínculos entre la administración Trump y el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien ha colaborado con la estrategia migratoria del presidente Trump al encarcelar a deportados de Estados Unidos en una notoria prisión de máxima seguridad.
“En este ámbito, parecen estar muy alineados”, dijo John Walsh, director para política de drogas y los Andes en la Washington Office on Latin America (Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos), una organización de derechos humanos.
Ni la Casa Presidencial ni la Embajada de El Salvador en Estados Unidos respondieron a una solicitud de comentarios sobre el despliegiegue de los aviones. Dos oficiales militares estadounidenses, que hablaron bajo condición de anonimato para tratar asuntos delicados, confirmaron a The Times que la presencia de estas aeronaves está relacionada con el aumento de las misiones contra el narcotráfico en la región.
The Times identificó por primera vez los aviones estadounidenses mediante imágenes satelitales de Cooperative Security Location Comalapa, un pequeño destacamento militar estadounidense en el principal aeropuerto de El Salvador.
Aviones militares estadounidenses avistados en El Salvador
El destacamento, establecido en 2000 para apoyar misiones contra el narcotráfico, albergó aeronaves de vigilancia de la Armada hasta 2022. Desde entonces, según muestran las imágenes satelitales, la base ha tenido poco uso, con aviones del Department of Homeland Security (Departamento de Seguridad Nacional) visibles allí solo esporádicamente.
Junto con el avión artillado Ghostrider, también hay un P-8A de reconocimiento de la Armada, equipado con cámaras capaces de recabar inteligencia desde miles de pies de altura. El P-8A también puede lanzar torpedos y misiles antibuque.
Un tercer avión militar, un C-40 Clipper sin distintivos, permanece en la base desde mediados de octubre. Se sabe poco sobre su cometido, pero los datos de seguimiento de vuelos han mostrado que en ocasiones vuela junto a aeronaves de vigilancia. Rara vez se ve en público y su despliegue en El Salvador, en particular junto a un avión de ataque, es sumamente inusual.
No está claro si las aeronaves están participando en ataques aéreos, pero su despliegue en el destacamento coincidió con un aumento de los ataques a objetivos en el océano Pacífico oriental, que limita con El Salvador. La administración Trump ha proporcionado poca justificación legal para los ataques, y tanto demócratas en el Congreso como expertos en derecho de guerra los han calificado de ilegales.
El almirante James Stavridis, exjefe del Southern Command (Comando Sur), que incluye a El Salvador en su área de operaciones, dijo que el destacamento se utilizó en el pasado para la atención de desastres y para operaciones humanitarias y contra el narcotráfico.
“La base es muy, muy importante para el poder blando”, dijo, “pero hoy se está usando claramente para ejercer poder duro”.
Un análisis de The Times de mensajes de radio de dominio público entre aeronaves militares y controladores de tránsito aéreo determinó que el avión de reconocimiento P-8A había realizado al menos seis misiones desde El Salvador. El avión de ataque y el jet de la Fuerza Aérea han realizado cada uno al menos una misión, según muestran las comunicaciones por radio.
Por lo general, los aviones militares transmiten su posición y su rumbo antes de cortar el contacto con los controladores de tránsito aéreo en algún punto sobre el Pacífico.
En uno de los mensajes, el piloto del P-8A dejó entrever su destino al decir que el avión estaba “procediendo ‘operational due regard’ en espacio aéreo internacional en este momento”. “Due regard” es una expresión que los pilotos militares utilizan cuando emprenden una misión y dejarán de comunicarse con el control de tránsito aéreo.
The N.Y. Times: https://www.nytimes.com/2025/11/06/world/americas/us-military-planes-el-salvador.html
