In every photograph of Alejandro, a light endures that refuses to dim. A tender, warm smile, brimming with humanity, persists even after months of confinement. Those expressions speak of a part of him convinced that he has done what is right: defending life, the land, and the impoverished people of this country.

He holds fast to hope and the certainty of standing on the side of justice.

Today, with a firm voice, he reaffirms it in his statement: “Here we remain.”

His body appears thinner, more fragile, yet his spirit remains unbroken.

At his side is José Ángel Pérez, who faces the same punishment: an unjust imprisonment that persecutes conscience and rewards silence.

The judge denied alternatives to detention, rejecting the evidence of community ties presented by the defense.

Once again, the system shields itself and punishes those who dare to challenge its structural violence.

But outside, in the streets, others who cherish life cry out for their freedom: pain becomes song, fear turns to embrace, impotence transforms into action.

Every person present before the courthouse affirms life in the face of an authoritarianism that propagates hatred and seeks to divide.

For love of the land is also love of freedom.

And love of freedom springs from the most human part of us: that compassionate, wise, and courageous essence that requires no permission to nurture and cherish life.

The voices will continue to multiply—as Berta Cáceres declared—and we shall return in our millions, until Alejandro and José Ángel can once more embrace their communities.

Until every person who suffers today finds solace in the certainty that nothing is lost when the struggle arises from love.

Today, power denied justice, but justice endures in those who refuse to surrender.

Here we remain. Until their freedom.

Revista La Brújula: https://revistalabrujula.com/2025/10/31/esta-no-es-una-columna-es-una-carta-amor/

Esta no es una columna, es una carta amor

En cada fotografía de Alejandro hay una luz que no se apaga. Una sonrisa tierna, cálida, cargada de humanidad, incluso tras meses desde su encierro. Esos gestos hablan de una parte suya convencida de haber hecho lo correcto: defender la vida, la tierra y a la gente empobrecida de este país.

Sostiene la esperanza y la certeza de estar del lado de lo justo.

Hoy, con voz firme, lo repite en su declaración: “Aquí seguimos”.

Su cuerpo se ve más delgado, más frágil, pero su espíritu no se quiebra.

A su lado, José Ángel Pérez, quien enfrenta el mismo castigo: una prisión injusta que persigue la conciencia y premia el silencio.

La jueza negó las medidas sustitutivas, rechazando  los arraigos presentados por la defensa.

Una vez más, el sistema se protege a sí mismo y castiga a quienes se atreven a cuestionar su violencia estructural.

Pero afuera, en las calles, otras personas que aman la vida gritan por su libertad: el dolor se hace canto, el miedo se vuelve abrazo, la impotencia se transforma en acción.

Cada persona presente frente al juzgado es una afirmación de vida ante el autoritarismo que promulga odio y  busca dividir. 

Porque el amor a la tierra también es amor a la libertad.

Y el amor a la libertad nace de lo más humano en nosotres: esa parte compasiva, sabia y valiente que no necesita permiso para cuidar y amar la vida.

Las voces seguirán multiplicándose —como dijo Berta Cáceres—, y regresaremos siendo millones, hasta que Alejandro y José Ángel vuelvan a abrazar a sus comunidades.

Hasta que cada persona que hoy sufre encuentre descanso en la certeza de que nada se pierde cuando se lucha desde el amor.

Hoy, el poder negó justicia, pero la justicia sigue viva en quienes no se rinden.

Aquí seguimos. Hasta su libertad.

Revista La Brújula: https://revistalabrujula.com/2025/10/31/esta-no-es-una-columna-es-una-carta-amor/