The Abyss Between FIFA and El Salvador — El abismo entre FIFA y El Salvador

Oct 25, 2025

Nayib Bukele’s veiled intervention in football is steering it toward the precipice. — La velada intervención de Nayib Bukele en el fútbol lo encamina al precipicio.

While FIFA commits to respecting human rights, combating corruption, and maintaining political neutrality, the de facto power is pushing Salvadoran football in the opposite direction. From chronic crisis to the abyss.

Of course, this progress within FIFA is not costless: it comes from confronting its own demons. The famous Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act (RICO) was invoked by President Barack Obama’s administration ten years ago against FIFA’s top leadership. The Department of Justice accused them of soliciting and receiving bribes and illegal kickbacks with executives and companies involved in marketing FIFA tournaments. Because the financial circuits for these crimes ran through the United States, FIFA’s being subject to Swiss law availed it nothing. Its chief, Joseph Blatter, had no choice but to resign.

There were no half measures. Jeffrey Webb, head of CONCACAF (which includes El Salvador), was found guilty of racketeering, three counts of conspiracy to commit fraud, and three counts of conspiracy to commit money laundering. Webb was forced to forfeit US$7 million. Among those prosecuted was a virtually unknown Salvadoran: Reynaldo Vásquez.

The most recent version of the FIFA Statutes is from May 2024. Article 3 stipulates that FIFA “is firmly committed to respecting internationally recognized human rights and will strive to ensure respect for these rights.”

Meanwhile, Article 4 establishes that: “Discrimination of any kind against a country, private person or group of people on account of race, skin colour, ethnic, national or social origin, gender, disability, language, religion, political opinion or any other opinion, wealth, birth or any other status, sexual orientation or any other reason is strictly prohibited and punishable by suspension or expulsion.” Likewise, FIFA “declares itself neutral in matters of politics and religion.” From this derive the principles of transparency and independence that players, referees, coaches, officials, and all other football actors must observe.

Finally, Article 8 encompasses extraordinary measures such as the one FIFA has imposed on El Salvador since 2022: “In exceptional circumstances, it may remove the executive bodies of member associations from office and replace them with a normalisation committee for a specific period of time.” In other words, they are the last resort to avert a country’s suspension or expulsion.

FIFA has strengthened other fronts within the international legal system. In September 2020, it signed an agreement with the United Nations Office on Drugs and Crime (UNODC)—which leads the global anticorruption fight—to confront corruption threats in and through football. Gianni Infantino, who succeeded Blatter as FIFA president, stated during the signing of the Memorandum of Understanding: “This signing marks a milestone for our organization and underscores the absolute commitment that the new FIFA and I personally maintain to a zero-tolerance policy toward corruption in football: never again!”

Nayib Bukele’s veiled intervention in football is steering it toward the precipice. It is impossible, indeed contradictory, to invoke a “process” consistent with FIFA Statutes and Sports Law if the aim is to extend his regime over football. The first normalization committee was decreed by FIFA in August 2022 and entrusted to Salvadoran lawyer Sáenz Marinero, in response to the regime’s deranged move to impose its own normalization committee on FIFA.

As if that were not enough, under the second normalization committee a South American coach subservient to the regime was hired, and he laid bare his total lack of political neutrality. After the defeat at the Cuscatlán against Guatemala, the coach reprised the script we have heard in recent years of democratic and constitutional dismantling: that he embodies the “process,” that others are responsible for the debacle, and that he will not leave his post despite the collective anguish over our national team’s losing its three home matches—an unprecedented failure in the history of the qualifiers—and without yet facing Mexico, the United States, or Canada. Paradoxically, the Colombian was dismissed after 21 matches between 2006 and 2008 as Guatemala’s coach, with 11 losses, 5 draws, and only 5 wins. His magic, which once took Colombia, Ecuador, and Panama to a World Cup, vanished long ago.

After two normalization committees, a fine for racist insults against players from Suriname, and an unprecedented incitement to hatred against rivals and referees at the Cuscatlán and on social media, I do not believe a FIFA suspension for El Salvador is far off. How I long for the dignity felt in 1993 from the popular stands at Cuscatlán: “We won’t make the World Cup, but we’ll beat Mexico”! And we did!

* Dr. Napoleón Campos, specialist in international relations

EDH: https://www.eldiariodehoy.com/opinion/el-abismo-entre-fifa-y-el-salvador/43107/2025/

El abismo entre FIFA y El Salvador

Mientras la FIFA se compromete al respeto a los derechos humanos, a la lucha contra la corrupción, y a la neutralidad política, el poder de facto empuja al futbol salvadoreño en la dirección opuesta. De la crisis crónica al abismo.

Por supuesto que este progreso de FIFA no es gratuito: viene de enfrentarse a sus propios demonios. La famosa ley RICO -con sus siglas en inglés (“Ley de Chantaje Civil, Influencia y Organizaciones Corruptas”)- fue aplicada por el gobierno del presidente Barack Obama, hace 10 años, contra los altos dirigentes de FIFA. El Departamento de Justicia los acusó de solicitar y recibir sobornos y comisiones ilegales con ejecutivos y empresas de la comercialización de los torneos de FIFA. Al existir circuitos financieros de estos delitos en EE. UU., de nada sirvió el arraigo de FIFA a la legislación de Suiza. El jerarca Joseph Blatter no tuvo más remedio que renunciar.

No hubo medias tintas. Jeffrey Webb, titular de CONCACAF (que aglutina a El Salvador), fue declarado culpable de asociación ilícita, tres cargos de conspiración para cometer fraude, y tres cargos de conspiración para lavado de dinero. Webb fue forzado a devolver US $ 7 millones. Entre los procesados, apareció un salvadoreño prácticamente desconocido: Reynaldo Vásquez.

La más reciente versión de los “Estatutos de la FIFA” es de mayo de 2024. El numeral 3 determina que FIFA “tiene el firme compromiso de respetar los derechos humanos reconocidos por la comunidad internacional, y se esforzará por garantizar el respeto de estos derechos”.

Mientras, el numeral 4 establece que: “Está prohibida la discriminación de cualquier país, persona o grupo de personas por cuestiones de raza, color de piel, origen étnico, nacional o social, género, discapacidad, lengua, religión, posicionamiento político o de cualquier otra índole, poder adquisitivo, lugar de nacimiento o procedencia, orientación sexual, o por cualquier otra razón, y será sancionable con suspensión o expulsión”. Igualmente, FIFA “se declara neutral en materia de política y religión”. De allí, los principios de transparencia y de independencia que deben obedecer jugadores, árbitros, entrenadores, dirigentes, y demás actores del fútbol.

Finalmente, el numeral 8 comprende las figuras extraordinarias como la que FIFA impone desde el 2022 a El Salvador: “En circunstancias excepcionales, podrá retirar de su función a los órganos ejecutivos de federaciones miembro y reemplazarlos por un comité de regularización durante un periodo determinado”. Es decir, son el último recurso para evitar la suspensión o expulsión de un país.

Otros combates, FIFA los fortalece dentro del sistema jurídico internacional. En septiembre del 2020, acordó con la Oficina de la ONU contra la droga y el delito (ONUDD) -que lidera la lucha global anticorrupción- un convenio para enfrentar las amenazas de la corrupción en el futbol y a través del futbol. El relevo de Blatter como titular de la FIFA, Gianni Fantino, dijo durante la suscripción del Memorándum de Entendimiento: “La firma representa un hito en nuestra organización y subraya el compromiso absoluto que mantenemos la nueva FIFA y yo mismo con la política de tolerancia cero con la corrupción en el fútbol: ¡nunca más!”.

La velada intervención de Nayib Bukele en el fútbol lo encamina al precipicio. Es imposible, contradictorio, el discurso de un “proceso”, coherente con los estatutos de FIFA y el Derecho Deportivo, si el objetivo es expandir su régimen sobre el fútbol. El primer comité de regularización fue dictado por FIFA en agosto del 2022 y encargado al abogado salvadoreño Sáenz Marinero, ante la demencial acción del régimen de imponerle su propio comité de regularización a FIFA.

Faltaba más: la contratación -bajo el segundo comité de regularización- de un entrenador suramericano genuflexo al régimen que evidenció su nula neutralidad política. Tras la derrota en el Cuscatlán ante Guatemala, replicó el técnico el libreto que hemos oído los últimos años de desmantelamiento democrático y constitucional: que él encarna el “proceso”, los responsables del desastre son otros, que no dejará el cargo a pesar en este caso del dolor colectivo por la derrota de nuestra selección en sus tres partidos de local, nunca ocurrida en la historia de las eliminatorias, y sin enfrentar a México, EE. UU. y Canadá. Paradójicamente, el colombiano fue despedido luego de 21 partidos, entre los años 2006 y 2008, como entrenador de Guatemala con 11 derrotas, 5 empates y sólo 5 triunfos. Su magia de llevar a Colombia, Ecuador y Panamá, a un Mundial, se le esfumó hace mucho.

Tras dos comités de regularización y una multa por insultos racistas contra los seleccionados de Surinam, ejecutada una instigación al odio -sin precedentes- contra rivales y árbitros en el Cuscatlán y en redes sociales, no veo lejano que FIFA suspenda a El Salvador. ¡Cuánta nostalgia por aquella dignidad en 1993 desde las gradas populares del Cuscatlán: “Al Mundial no vamos, pero a México le ganamos”! ¡Y ganamos!

* Dr. Napoleón Campos, especialista en relaciones internacionales

EDH: https://www.eldiariodehoy.com/opinion/el-abismo-entre-fifa-y-el-salvador/43107/2025/