One million Salvadorans—equivalent to approximately 15.4 percent of the country’s total population—faced severe food insecurity in El Salvador between 2022 and 2024.
This means many families ran out of food, went hungry, and, in critical cases, went several days without eating, as explained in The State of Food Security and Nutrition in the World (SOFI 2025), a report by the Food and Agriculture Organization of the United Nations (FAO), the United Nations Children’s Fund (UNICEF), and other international organizations.
The report also notes that, during the same period, 2.9 million Salvadorans faced moderate food insecurity.
FAO’s global assessment warns that more than 220 million people in Latin America and the Caribbean suffered moderate or severe food insecurity in 2024.
Worldwide, the report finds that more than 735 million people are going hungry, while 2.3 billion are experiencing some degree of food insecurity.
Soaring Food Prices
The report indicates that civil wars, extreme weather events, and distortions in grain and fertilizer prices have aggravated the food crisis.
“Food inflation has emerged as a structural challenge that undermines diets, health, and the purchasing power of millions of households,” the document cautions.
In El Salvador, according to the Mesa por la Soberanía Alimentaria (Food Sovereignty Roundtable, MSA), the basic food basket has risen by as much as 30% in four years, outpacing the purchasing power of many households.
Beans have seen the steepest increase: the price per pound rose from $0.75 in June 2019 to $1.22 in June 2025, a 64% jump. Tortillas and vegetables have also grown more expensive, battered by diminished local production and escalating costs of agricultural inputs.
Adalberto Blanco, the MSA’s leader, warns that the squeeze hits rural households hardest, where incomes are unstable and family farming is in retreat.
The World Food Programme (Programa Mundial de Alimentos, WFP) report, in its October 2024 summary on El Salvador, noted that basic food basket prices in communities are 37 percent higher than in primary markets.
WFP also notes that, compared to Guatemala (a leading food importer), fruit prices in El Salvador are 52% higher and vegetable prices 103% higher than in its neighbor.
According to the FAO document, elevated food-price inflation could further undermine food security, especially in low-income countries.
A 10 percent rise in food prices correlates with a 3.5 percent increase in moderate or severe food insecurity and a 1.8 percent uptick in severe food insecurity, the FAO document states.
From a monetary perspective, and based on data from last year’s multipurpose household survey, more than 28% of the population is in economic or monetary poverty, meaning families who cannot afford at least two basic food baskets.
This figure is compounded by more than 610,000 Salvadoran households in extreme poverty, which cannot secure even a single basic food basket.
Neglected Agriculture Deepens the Crisis
For Luis Treminio, president of the Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Salvadoran Chamber of Small and Medium Agricultural Producers, Campo), agriculture—the backbone of the food supply—is in decline in El Salvador.
“In El Salvador, there is no food security because we rely on imports and agriculture has been forsaken,” he asserted.
Treminio contends that it is no longer a profitable industry, due to the steep costs of agricultural inputs and labor shortages.
Campo estimates that 115,000 manzanas (approximately 285,000 acres) will go uncultivated this year for lack of farmers; in 2024 the figure exceeded 125,000.
That year marked the weakest growing season in eight years, with just 10 million quintals of corn and 1.3 million of beans, compared with national consumption of 2.4 million quintals.
Compounding this are shortfalls of 700,000 quintals of soy and 200,000 of rice, alongside heavy import dependence: nine out of every ten fruits and vegetables, and 40 percent of basic grains, come from abroad.
Treminio and Blanco agree that a clear agricultural policy is essential to chart the sector’s course and revitalize it.
They also call for subsidies to revive basic grain production and create a strategic reserve to safeguard the population’s food security and curb reliance on imports.
Finally, the interviewees emphasize that diversifying the nation’s productive matrix would bolster agriculture and boost food output.
“We must harness the finest lands for food production. At present, they are devoted either to sugarcane monoculture or to sprawling urban developments,” Blanco cautioned.
Tres millones de salvadoreños viven con inseguridad alimentaria, según FAO
Un millón de salvadoreños, alrededor de un 15.4 % de la población total del país, se encontraba en situación de inseguridad alimentaria grave en El Salvador entre 2022 y 2024.
Esto significa que muchas familias se quedaron sin alimentos, experimentaron hambre y, en casos críticos, pasaron varios días sin comer, así lo explica el informe Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo (SOFI 2025 por sus siglas en inglés), elaborado por la FAO, Unicef y otros organismos internacionales.
El reporte también señala que, en el mismo periodo, 2.9 millones de salvadoreños enfrentaron inseguridad alimentaria moderada.
El documento de la FAO, que analiza el estado de la alimentación y la nutrición de todo el mundo, advierte que más de 220 millones de personas en América Latina y el Caribe padecieron inseguridad alimentaria moderada o grave en 2024.
A nivel mundial, el informe señala que más de 735 millones de personas sufren hambre, mientras que 2,300 millones experimentan algún grado de inseguridad alimentaria.
Alimentos con altos precios
El informe indica que los conflictos armados, los fenómenos climáticos extremos y las distorsiones en los precios de granos y fertilizantes han agravado la crisis alimentaria.
«La inflación de alimentos se ha convertido en un desafío estructural que afecta la dieta, la salud y el poder adquisitivo de millones de familias», advierte el documento.
En El Salvador, según la Mesa por la Soberanía Alimentaria (MSA), la canasta básica ha subido hasta un 30 % en cuatro años, superando la capacidad de compra de muchos hogares.
El frijol ha sido el producto con mayor incremento, su precio por libra pasó de $0.75 en junio de 2019 a $1.22 en junio de 2025, un alza del 64 %. También han subido las tortillas y las verduras, afectadas por la reducción en la producción local y el encarecimiento de los insumos agrícolas.
Adalberto Blanco, líder de la MSA, advierte que la brecha golpea más a los hogares rurales, donde los ingresos son inestables y la agricultura familiar está en retroceso.
El informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), en su resumen de El Salvador, publicado en octubre de 2024 indicaba que los precios de la canasta básica en las comunidades son 37% más altos que en los mercados primarios.
Además, el PMA indica que, en comparación con Guatemala (país líder en importación de alimentos), los precios de las frutas en El Salvador son 52% más altos y los de las verduras 103% más altos que en su vecino país.
De acuerdo al documento de la FAO, la elevada inflación de los precios de los alimentos podría hacer empeorar la seguridad alimentaria, especialmente en los países de ingresos bajos.
Un aumento de los precios de los alimentos del 10 % va ligado a un incremento de la inseguridad alimentaria moderada o grave del 3.5 % y un aumento de la inseguridad alimentaria grave del 1.8 %, señala el documento de la FAO.
Por otro lado, desde el punto de vista monetario y midiendo la pobreza, según los datos de la última encuesta de hogares de propósitos múltiples del año pasado, más del 28% de la población está en una situación de pobreza económica o pobreza monetaria, esto implica que son familias que no pueden alcanzar al menos dos canastas básicas alimentarias.
A esto se suman más de 610,000 familias salvadoreñas en pobreza extrema, que no pueden lograr una canasta básica alimentaria.
Agricultura en abandono agrava crisis
Para Luis Treminio, presidente de la Asociación Cámara Salvadoreña de Pequeños y Medianos Productores Agropecuarios (Campo), la agricultura —base de la alimentación— está en declive en El Salvador.
«En El Salvador no hay seguridad alimentaria porque dependemos de las importaciones y la agricultura está abandonada», afirmó.
Treminio dice que ya no es una industria rentable, por el alto costo de los insumos agrícolas y la escasez de mano de obra.
Campo estima que 115,000 manzanas dejarán de cultivarse este año por falta de agricultores; en 2024 la cifra superó las 125,000.
Ese año fue el ciclo agrícola más bajo en ocho años, con apenas 10 millones de quintales de maíz y 1.3 millones de frijol, frente a un consumo nacional de 2.4 millones.
A ello se suman déficits de 700,000 quintales de soya y 200,000 de arroz, además de una alta dependencia de importaciones: nueve de cada diez frutas y verduras y el 40 % de los granos básicos provienen del extranjero.
Treminio y Blanco coinciden en que se requiere una política agropecuaria clara que defina el rumbo del sector y lo reactive.
También se deben crear subsidios para reactivar la producción de granos básicos y establecer una reserva estratégica que garantice la seguridad alimentaria de la población y reduzca la dependencia de las importaciones.
Finalmente, los entrevistados indican que diversificar la matriz productiva del país potenciaría la agricultura y aumentaría la producción de alimentos.
«Debemos utilizar las mejores tierras para la producción de alimentos. En este momento estas se utilizan o bien para monocultivo de caña o para grandes proyectos urbanísticos», advirtió Blanco.