Manuel faced two options: work or study. The household’s finances were far from ideal: his mother is a homemaker, and his father, an employee at a public institution, was laid off. “They eliminated his position,” he said, his voice edged with indignation.
Faced with that reality, Manuel decided to work and set aside—for how long, he does not know—his dream of becoming a teacher. “In life, one sets priorities, and right now mine is to help my family. I hope things improve and I can enroll at the university sooner rather than later,” he said.
Data from the Ministerio de Educación (Ministry of Education, MINED) show that higher education enrollment in 2024 was 195,949 students, 4,649 fewer than in 2023—a 2.3% decline.
According to an analysis by LPG Datos (LPG Data), based on official information, the decline stems from drops at universities (-3,554, -1.9%), specialized institutes (-830, -5.5%), and technological institutes (-265, -20.6%).
LPG Datos also highlighted in its statistics that, in historical perspective, the higher education system has shed 10,107 students (-4.9%) from its peak in 2020.
For instance, in 2020, total student enrollment in higher education was 206,056 (the highest since records began in 1997); in 2021, it was 198,864; the following year, the figure reached 201,426; in 2023, it fell to 200,598; and in 2024, it stood at 195,949.
Comparing MINED’s figures for 2024 and 2023: universities enrolled 180,629 students last year, down from 184,183 the year before—a decline of 3,554. Technological institutes also saw a reduction: enrollment was 1,288 in 2023 but dropped to 1,023 in 2024, 265 fewer students. As for specialized institutes, last year’s figure was 14,297, down from 15,127 in 2023, a reduction of 830.
REASONS
Óscar Picardo, a researcher and education expert, pointed to three reasons for the decline in higher education enrollment: demographics, academic attrition, and economic factors.
On the demographic front, he underscored that data from the Multipurpose Household Survey and the 2024 Census confirm that “fewer children are being born in the country, and consequently, there are fewer in the education system.”
As for academic attrition, Picardo noted that there is a drop in enrollment in the third cycle of basic education (seventh, eighth, and ninth grades), and few students make it to high school.
“The problem of falling enrollment in the third cycle—in seventh, eighth, and ninth grade—has not been resolved. In practice, the number of students who reach high school is cut in half; let’s say that of every 10 who reach sixth grade, only four finish high school, and of those four, only two enter university,” Picardo explained.
Lastly, the expert emphasized that economic factors weigh heavily on families, stating that many cannot shoulder the costs that higher education entails.
“Higher education is a negotiable item in the household budget; that is, you first pay for your food, your medicines, and your loan payments, and if you have anything left—which is not the case for everyone—you pay for higher education. So I believe the economic factor is what is holding enrollment back,” he stressed.
That was Manuel’s case. “My father is a man over 50 years old. He has been looking for work, but age plays an important role in this. So, after discussing it with my parents, we decided that I was the one who had to work.”
A university professor, who requested anonymity, cited a lack of “confidence” among young people in the system as a key factor in the enrollment decline.
“There is a lack of confidence among students in the higher education system regarding academic offerings and the promise of employment. We have all heard the phrase, ‘A university education does not guarantee me a job,’” the professor noted.
In that vein, he recommended that the state forge strategic alliances with the productive sector and “offer a portfolio more aligned with students’ interests.” He added that engineering and bachelor’s programs should be shortened from five to four years to make room for specializations.
Matrícula de educación superior cayó 2.3 % en 2024
Manuel tenía dos opciones: trabajar o estudiar. La situación económica en casa no era la ideal: su madre, ama de casa, y su padre, empleado de una institución pública que fue despedido, “le suprimieron la plaza”, dijo con un tono de indignación.
Ante el panorama, Manuel decidió trabajar y dejar de lado, no sabe por cuánto tiempo, su sueño de convertirse en maestro. “En la vida se establecen prioridades y en este momento la mía es ayudar a mi familia. Espero que las cosas mejoren y pueda entrar a estudiar a la universidad más pronto que tarde”, aseguró.
Datos del Ministerio de Educación (MINED) exponen que la matrícula de educación superior en 2024 fue de 195,949 estudiantes, 4,649 menos que en 2023, es decir, una reducción del 2.3 %.
Según un análisis de LPG Datos, basado en información oficial, la reducción de la matrícula se explica por las caídas en universidades (-3,554, -1.9 %) en institutos especializados (-830, -5.5 %) y en institutos tecnológicos (-265, -20.6 %).
Además, LPG datos resaltó en sus estadísticas que en perspectiva histórica, el sistema de educación superior perdió 10,107 estudiantes (-4.9 %) respecto a su máximo alcanzado en el 2020.
Para el caso, en el 2020, la matrícula total de estudiantes en educación superior fue de 206,056 (desde 1997 que se tiene registro es la más alta); en 2021 fue de 198,864; al año siguiente la cifra alcanzó los 201,426; en 2023, se redujo a 200,598; y para 2024, fue de 195,949.
Ahora, al comparar los datos del MINED, de 2024 y 2023, en las universidades se matricularon el año pasado 180,629 estudiantes, mientras que un año antes la cifra fue de 184,183, es decir, 3,554 menos.
En el caso de los institutos tecnológicos también se reporta una reducción: en 2023 la cifra de matrícula fue de 1,288, pero en 2024 bajó a 1,023, 265 menos estudiantes; en cuanto a los institutos especializados, el año pasado fue de 14,297 y en 2023, de 15,127, una reducción de 830.
RAZONES
Óscar Picardo, investigador y experto en educación señaló tres razones por las cuales se muestra una reducción en la matrícula superior: demográfico, no continuar los estudios y factores económicos.
En el demográfico destaca que de acuerdo a datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples y el Censo 2024 se ha confirmado que en el país “están naciendo menos niños y por ende hay menos en el sistema educativo”.
En cuanto a no continuar con los estudios, Picardo señaló que hay una caída de matrícula en tercer ciclo (séptimo, octavo y noveno grado) y son pocos los que llegan a bachillerato.
“No se ha resuelto el problema de la caída de matrícula en tercer ciclo, en séptimo, octavo y noveno. Prácticamente los estudiantes que llegan al bachillerato son la mitad, digamos que de cada 10 que llegan a sexto grado, solo cuatro terminan bachillerato y de esos cuatro solo dos ingresan a la universidad”, explicó Picardo.
Por último, el experto explicó que el factor económico influye en las familias. Afirmó que muchas veces no pueden correr con los gastos que de la educación superior requieren.
“La educación superior es un factor de negociación en el presupuesto familiar, es decir, tú primero pagas tu comida, tus medicinas, los compromisos bancarios y si te alcanza, que no a todo el mundo le alcanza, pagan en la educación superior. Entonces creo que el factor económico es lo que tiene estancada la matrícula”, subrayó.
Ese fue el caso de Manuel. “Mi papá es un señor mayor de 50 años, ha buscado empleo, pero la edad juega un papel importante en esto. Entonces, después de discutirlo con mis padres, decidimos que era yo quien tenía que trabajar”.
Un docente universitario, que pidió el anonimato, dijo que un factor que identifica para la baja de matrícula en educación superior es la falta de “confianza” de los jóvenes en el sistema.
“Hay falta de confianza de los estudiantes en el sistema educativo superior respecto a la oferta académica y la promesa de trabajar. Ya hemos escuchado la frase ‘estudiar en la universidad no me garantiza trabajo’”, mencionó el docente.
En ese sentido, recomendó que el Estado debería establecer alianzas estratégicas con el sector productivo y “ofrecer una oferta más alineada a los intereses de los estudiantes”. Además, dijo, que debería considerarse ingenierías y licenciaturas más cortas, de cinco a cuatro años y dar espacio a las especializaciones.