“Mi hijo era un hombre bueno conmigo. Era el único que tenía en mi hogar. Él veía por mi vida (…) Él es el que me llevaba para el baño y me traía cuando yo me enfermaba ¿Y cómo no lo voy a sentir a mi hijo? Mi pobre hijo murió a golpes”.
Son las palabras de una mujer de 74 años que perdió a su hijo tras ser capturado durante el régimen de excepción que se aplica en El Salvador desde hace más de tres años y ha permitido la captura de más de 80, 000 personas.
No habían pasado ni tres meses del arresto del joven salvadoreño, cuando personal del penal llamó a su familia para informar que había fallecido. Su cuerpo tenía señales de golpes y tortura, afirman sus familiares.
La mujer doliente y de avanzada edad expresa su dolor al ver su casa, donde ahora el silencio pesa más que nunca.
Ese silencio es el mismo que rodea a cientos de familias que buscan respuestas sobre lo ocurrido a sus seres queridos en las cárceles salvadoreñas.
“Ese tormento no me pasa en el corazón”, dice la madre del fallecido en declaraciones a YSUCA.
El 27 de junio de 2025, la vida de una familia en La Libertad cambió para siempre. Ese día, agentes policiales capturaron a Adán Moisés Fuentes Cibrián, un hombre de 30 años, trabajador y padre de dos niños.
Este medio se trasladó al lugar de residencia de Adán para conocer detalles sobre este caso y conversar con sus familiares y vecinos. Llegar hasta su hogar es tardado y complejo debido al mal estado de la calle, que es más un camino lleno de monte, piedras y hoyos. Un vehículo pequeño se atora en esos caminos pedregosos y disparejos.
El día de la visita se cumplían 20 días de que la familia había recibido la noticia del fallecimiento. El luto se respiraba en esa casa sencilla. Las lágrimas, los recuerdos y el dolor brotaban con espontaneidad.
Según el relato de sus familiares, aquel viernes 27 de junio, Adán salió de su casa a comprar medicinas a su madre, pero lo capturaron cuando iba por el puente de la localidad, cuenta su compañera de vida. “Me dijo: espérame aquí -en unas pozas donde van a traer el agua-, al regreso te paso sacando”. Pero ya no volvió, recuerda con voz entrecortada. Un cuñado llegó a traerla.
Adán alcanzó a llamar a su hermano para avisar que la policía lo había detenido. Fue la última vez que su familia escuchó su voz.
YSUCA tuvo acceso al registro de la última llamada que Adán hizo para despedirse de sus seres queridos. El audio evidencia una escena impactante donde se escucha el llanto de él y de su hija de seis años que se daba cuenta de que su padre estaba siendo capturado.
Tras la detención, los agentes lo trasladaron primero al puesto policial de Conchalío, en el puerto de La Libertad. Permaneció ahí sábado y domingo. El lunes por la mañana fue trasladado al penal de Izalco, en Sonsonate, dice la joven con quien compartió sus últimos 12 años de vida. Ella nunca pudo verlo mientras estuvo capturado en la cárcel.
Un silencio que anticipaba tragedia
El 7 de julio, su compañera llevó por primera vez un paquete al penal de Izalco. Recuerda que le confirmaron que él estaba en ese penal. Volvió un mes después, el 6 de agosto, para dejar otro paquete, pero esta vez recibió una noticia inquietante: le dijeron que estaba en el hospitalito del penal. Al preguntar el motivo, le respondieron que no se preocupara que no tenía nada.
Tres días después, el sábado 9 de agosto, a las 4 de la mañana, recibió una llamada del penal en la que le notificaron que Adán había muerto y que se fuera a la morgue. No hubo una explicación. Al preguntar qué le había pasado, respondieron que no podían decirle nada, relata.
Desesperada, emprendió camino hacia Sonsonate. Se fue al Hospital Jorge Mazzini donde le negaron información.
“Me dijeron que ahí no había ingresado ningún reo con ese nombre. Pero unas personas afuera me confirmaron que sí había muerto en la madrugada y que su cuerpo fue llevado a Medicina Legal.”, agrega.
Un cuerpo con signos de violencia
Ante la incertidumbre, la mujer no dudó en trasladarse al Instituto de Medicina Legal. Los trabajadores de esa entidad le confirmaron que ahí estaba el fallecido. La joven ingresó para reconocer el cuerpo de Adán. “Su cuerpo estaba morado –con signos de violencia-”, asegura.
Noticieros locales de Sonsonate informaron que Adán supuestamente fue ingresado el 5 de agosto en el Hospital Mazzini y estuvo cuatro días entubado antes de morir. Nada de esto ha sido confirmado a la esposa del joven que sigue sin recibir información oficial.
Este medio verificó el acta de defunción entregado por el Instituto de Medicina Legal a la familia. Según el escrito, el cadáver fue reconocido a la una con 25 minutos del nueve de agosto del 2025 en la morgue del Hospital Nacional “Doctor Jorge Mazinni Villacorta”. Según el dictamen Médico Forense falleció a causa de edema pulmonar.
Esta misma causa se ha indicado en otros casos de reos fallecidos tras ser detenidos bajo el régimen de excepción, según reportes de organizaciones salvadoreñas.
En julio del 2024, Cristosal publicó un informe denominado: “el silencio no es opción” donde mencionaba que al verificar documentos oficiales relativos a 201 personas fallecidas bajo custodia estatal -actas de Medicina Legal, informes médicos, actas de defunción, entre otros- se establecieron 75 casos con muerte a causa de edema.
Los especialistas explican que el edema pulmonar es una acumulación anormal de líquido en los pulmones, que impide que el oxígeno pase correctamente a la sangre, por lo que la persona tiene dificultad para respirar y puede llegar a asfixiarse si no recibe atención médica inmediata.
Entre las causas más comunes de esta enfermedad están los problemas del corazón o infecciones pulmonares graves. Sin embargo, la madre y la esposa de Adán dudan que eso haya causado la muerte al joven. En una entrevista por separado, las dos coinciden al afirmar que Adán no padecía de ninguna enfermedad. “Lo mataron a golpes.”, insisten.
Este grave señalamiento surge debido a que, tras recibir el cuerpo de Adán, lo examinaron detalladamente. En medio del impacto, los dolientes decidieron tomar fotografías y documentar todo lo que fue posible.
YSUCA verificó imágenes de los restos del difunto. Se puede observar moretones en la espalda y cerca del cuello. Se observa una cirugía que cubría toda la parte superior de su cabeza y otra desde el estómago hasta el cuello.
Para esta investigación, se revisó una denuncia presentada por la esposa de Adán ante la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos realizada el 14 de agosto del 2025.
“La persona denunciante consideró que su compañero de vida fue agredido de manera desproporcionada dentro del Centro Penitenciario y que la gravedad de las lesiones recibidas le produjo la muerte; hecho que considera injusto e inhumano de parte de las autoridades penitenciarias”, se lee en la denuncia, verificada por este medio.
La denunciante expresó que su compañero de vida no pertenecía a grupos delincuenciales, que era un hombre trabajador, tampoco tenía tatuajes en su cuerpo. En la denuncia, la esposa de Adán pide a las autoridades penitenciarias que aclaren los motivos por el que fue vapuleado su compañero de vida y que proporcionen la información clara sobre su muerte, ya que su familiar entró al sistema penitenciario en buenas condiciones físicas y sin ninguna enfermedad.
Esta carta refleja una versión contraria a las declaraciones de la Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, Raquel Caballero, quien manifestó recientemente ante la Comisión Política de la Asamblea que, durante su gestión, la Procuraduría no ha recibido denuncias de tortura.
La funcionaria dio esas declaraciones el lunes 6 de octubre del 2025 al ser entrevista para reelegirse en el cargo. Pero la denuncia de la esposa de Adán se presentó el 14 de agosto, es decir 53 días antes.
Antes de su última detención, Fidel Zavala, de Unidech, dijo en varias entrevistas que fue testigo de torturas dentro de las cárceles. Este medio ha documentado testimonios de otras personas que denuncian lo mismo. Es por ello que organizaciones cuestionan las declaraciones de la procuradora.
A través de un correo electrónico, YSUCA preguntó a la Dirección de Centros Penales si tienen registros de Adán Moisés Fuentes Cibrián. También se solicitó la postura del titular de esa entidad sobre denuncias de familiares del fallecido que aseguran que el cuerpo presentaba signos de tortura, pero al cierre de esta nota no se ha obtenido respuesta.
Una familia rota
Adán dejó a dos hijos, un niño de 4 años y una niña de 6. El silencio de ese hogar es interrumpido por los recuerdos y por las voces de dos infantes que aún preguntan cuándo volverá su papá. En la humilde casa se puede observar el pickup con el que el fallecido se ganaba la vida haciendo viajes. Nadie lo ha usado desde que él murió.
Ante este panorama, crece la preocupación de la joven madre que no cuenta con un empleo para sacar adelante a sus hijos y su hogar. Ella pide ayuda a las autoridades del país.
Mientras tanto, la madre de Adán con el corazón roto, pide justicia, ya que se sienten abandonados. “Él trabajaba para darnos la comida, y ahora no tenemos nada”, dice con tono de tristeza e indignación la mujer que padece diabetes, hipertensión, gastritis y tiene problemas en la tiroides. Dependía completamente del apoyo de su hijo para sobrevivir.
La madre Adán está ciega. Permanecía en una hamaca, sin zapatos y sin poder observar nada, pero muy atenta escuchaba lo que ocurría a su alrededor. Esa sensibilidad hace que cada vez que llega un recuerdo, oye un audio de Adán, o con tan solo escuchar su nombre brote el llanto por la pérdida de su hijo.
Capturado por agrupaciones ilícitas
La esposa de Adán aclara que el joven fue procesado judicialmente en 2017. Relata que, cuando los policías lo detuvieron en el camino y revisaron su documento, al ver ese antecedente lo vincularon de inmediato con el delito de agrupaciones ilícitas. Sin embargo, ella sostiene que él es inocente de esas acusaciones. “Dedicaba su tiempo a trabajar para ayudar a sus hijos y a su mamá”, afirma.
Cuando Adán tenía 19 años, una persona fue asesinada en una zona cercana a donde él se encontraba. Los agentes lo capturaron junto a otros sospechosos, pero, por falta de pruebas, un juzgado únicamente le impuso medidas restrictivas por dos años.
Este medio verificó la tarjeta emitida por el Departamento de Prueba y Libertad Asistida del Órgano Judicial, donde consta que Adán cumplió con su obligación de firmar durante todo ese período.
YSUCA tuvo acceso a documentos judiciales de 2019 que confirman la extinción del delito por el que Adán fue procesado y su absolución definitiva. En dichos documentos también consta la rehabilitación de sus derechos ciudadanos.
El caso de Adán Moisés Fuentes Cibrián no es aislado. Ingrid Escobar, directora del Socorro Jurídico Humanitario dijo a este medio que cerca del 30% de los casos que registran han sido clasificados como muerte violenta, por tanto, se presume tortura. Añade que, según Convenios Internacionales, el otro 30% de gente que muere por enfermedades es considerada otra forma de tortura. Recordó a Humberto Adonay Escobar Mónico, cuyo caso ella registra con “claros signos de tortura, golpes a nivel de cráneo y costillas”.
Samuel Ramírez, del Movimiento de Víctimas Inocentes del Régimen de Excepción –MOVIR-, coincide con Escobar e indica que en los casos que él ha acompañado, casi el 40% de las personas muertas han presentado señales de golpes y torturas.
Entre el 27 de marzo de 2022 y abril de 2024, Cristosal recibió 3,643 denuncias por abusos o violaciones de derechos, que involucran a 3,789 personas, dice un informe publicado en julio del 2024 por esa organización. Esa investigación documentaba que 265 personas —261 adultos y 4 niñas y niños— habían muerto bajo custodia estatal en ese periodo. De las 261 víctimas mortales, 88 eran sospechosas de criminalidad, 87 pueden haber sido muertes patológicas, 14 eran posibles muertes violentas, indicaba el informe.
La historia de Adán Moisés Fuentes Cibrián refleja el drama de cientos de familias que siguen buscando verdad y justicia por las muertes ocurridas bajo el régimen de excepción. Su madre y su compañera de vida insisten en que él fue asesinado a golpes, mientras las autoridades guardan silencio.
Según Cristosal, al menos 419 personas han muerto bajo custodia estatal desde marzo de 2022 a la fecha. Muchas de ellas en circunstancias similares a las de Adán. En la casa de La Libertad donde Adán vivía, el silencio pesa, y el llanto de sus dos hijos recuerda que detrás de cada cifra hay una vida truncada y una familia rota.
“A mi hijo lo mataron a golpes”: el dolor de una madre por la muerte de su hijo en Izalco
“Mi hijo era un hombre bueno conmigo. Era el único que tenía en mi hogar. Él veía por mi vida (…) Él es el que me llevaba para el baño y me traía cuando yo me enfermaba ¿Y cómo no lo voy a sentir a mi hijo? Mi pobre hijo murió a golpes”.
Son las palabras de una mujer de 74 años que perdió a su hijo tras ser capturado durante el régimen de excepción que se aplica en El Salvador desde hace más de tres años y ha permitido la captura de más de 80, 000 personas.
No habían pasado ni tres meses del arresto del joven salvadoreño, cuando personal del penal llamó a su familia para informar que había fallecido. Su cuerpo tenía señales de golpes y tortura, afirman sus familiares.
La mujer doliente y de avanzada edad expresa su dolor al ver su casa, donde ahora el silencio pesa más que nunca.
Ese silencio es el mismo que rodea a cientos de familias que buscan respuestas sobre lo ocurrido a sus seres queridos en las cárceles salvadoreñas.
“Ese tormento no me pasa en el corazón”, dice la madre del fallecido en declaraciones a YSUCA.
El 27 de junio de 2025, la vida de una familia en La Libertad cambió para siempre. Ese día, agentes policiales capturaron a Adán Moisés Fuentes Cibrián, un hombre de 30 años, trabajador y padre de dos niños.
Este medio se trasladó al lugar de residencia de Adán para conocer detalles sobre este caso y conversar con sus familiares y vecinos. Llegar hasta su hogar es tardado y complejo debido al mal estado de la calle, que es más un camino lleno de monte, piedras y hoyos. Un vehículo pequeño se atora en esos caminos pedregosos y disparejos.
El día de la visita se cumplían 20 días de que la familia había recibido la noticia del fallecimiento. El luto se respiraba en esa casa sencilla. Las lágrimas, los recuerdos y el dolor brotaban con espontaneidad.
Según el relato de sus familiares, aquel viernes 27 de junio, Adán salió de su casa a comprar medicinas a su madre, pero lo capturaron cuando iba por el puente de la localidad, cuenta su compañera de vida. “Me dijo: espérame aquí -en unas pozas donde van a traer el agua-, al regreso te paso sacando”. Pero ya no volvió, recuerda con voz entrecortada. Un cuñado llegó a traerla.
Adán alcanzó a llamar a su hermano para avisar que la policía lo había detenido. Fue la última vez que su familia escuchó su voz.
YSUCA tuvo acceso al registro de la última llamada que Adán hizo para despedirse de sus seres queridos. El audio evidencia una escena impactante donde se escucha el llanto de él y de su hija de seis años que se daba cuenta de que su padre estaba siendo capturado.
Tras la detención, los agentes lo trasladaron primero al puesto policial de Conchalío, en el puerto de La Libertad. Permaneció ahí sábado y domingo. El lunes por la mañana fue trasladado al penal de Izalco, en Sonsonate, dice la joven con quien compartió sus últimos 12 años de vida. Ella nunca pudo verlo mientras estuvo capturado en la cárcel.
Un silencio que anticipaba tragedia
El 7 de julio, su compañera llevó por primera vez un paquete al penal de Izalco. Recuerda que le confirmaron que él estaba en ese penal. Volvió un mes después, el 6 de agosto, para dejar otro paquete, pero esta vez recibió una noticia inquietante: le dijeron que estaba en el hospitalito del penal. Al preguntar el motivo, le respondieron que no se preocupara que no tenía nada.
Tres días después, el sábado 9 de agosto, a las 4 de la mañana, recibió una llamada del penal en la que le notificaron que Adán había muerto y que se fuera a la morgue. No hubo una explicación. Al preguntar qué le había pasado, respondieron que no podían decirle nada, relata.
Desesperada, emprendió camino hacia Sonsonate. Se fue al Hospital Jorge Mazzini donde le negaron información.
“Me dijeron que ahí no había ingresado ningún reo con ese nombre. Pero unas personas afuera me confirmaron que sí había muerto en la madrugada y que su cuerpo fue llevado a Medicina Legal.”, agrega.
Un cuerpo con signos de violencia
Ante la incertidumbre, la mujer no dudó en trasladarse al Instituto de Medicina Legal. Los trabajadores de esa entidad le confirmaron que ahí estaba el fallecido. La joven ingresó para reconocer el cuerpo de Adán. “Su cuerpo estaba morado –con signos de violencia-”, asegura.
Noticieros locales de Sonsonate informaron que Adán supuestamente fue ingresado el 5 de agosto en el Hospital Mazzini y estuvo cuatro días entubado antes de morir. Nada de esto ha sido confirmado a la esposa del joven que sigue sin recibir información oficial.
Este medio verificó el acta de defunción entregado por el Instituto de Medicina Legal a la familia. Según el escrito, el cadáver fue reconocido a la una con 25 minutos del nueve de agosto del 2025 en la morgue del Hospital Nacional “Doctor Jorge Mazinni Villacorta”. Según el dictamen Médico Forense falleció a causa de edema pulmonar.
Esta misma causa se ha indicado en otros casos de reos fallecidos tras ser detenidos bajo el régimen de excepción, según reportes de organizaciones salvadoreñas.
En julio del 2024, Cristosal publicó un informe denominado: “el silencio no es opción” donde mencionaba que al verificar documentos oficiales relativos a 201 personas fallecidas bajo custodia estatal -actas de Medicina Legal, informes médicos, actas de defunción, entre otros- se establecieron 75 casos con muerte a causa de edema.
Los especialistas explican que el edema pulmonar es una acumulación anormal de líquido en los pulmones, que impide que el oxígeno pase correctamente a la sangre, por lo que la persona tiene dificultad para respirar y puede llegar a asfixiarse si no recibe atención médica inmediata.
Entre las causas más comunes de esta enfermedad están los problemas del corazón o infecciones pulmonares graves. Sin embargo, la madre y la esposa de Adán dudan que eso haya causado la muerte al joven. En una entrevista por separado, las dos coinciden al afirmar que Adán no padecía de ninguna enfermedad. “Lo mataron a golpes.”, insisten.
Este grave señalamiento surge debido a que, tras recibir el cuerpo de Adán, lo examinaron detalladamente. En medio del impacto, los dolientes decidieron tomar fotografías y documentar todo lo que fue posible.
YSUCA verificó imágenes de los restos del difunto. Se puede observar moretones en la espalda y cerca del cuello. Se observa una cirugía que cubría toda la parte superior de su cabeza y otra desde el estómago hasta el cuello.
Para esta investigación, se revisó una denuncia presentada por la esposa de Adán ante la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos realizada el 14 de agosto del 2025.
“La persona denunciante consideró que su compañero de vida fue agredido de manera desproporcionada dentro del Centro Penitenciario y que la gravedad de las lesiones recibidas le produjo la muerte; hecho que considera injusto e inhumano de parte de las autoridades penitenciarias”, se lee en la denuncia, verificada por este medio.
La denunciante expresó que su compañero de vida no pertenecía a grupos delincuenciales, que era un hombre trabajador, tampoco tenía tatuajes en su cuerpo. En la denuncia, la esposa de Adán pide a las autoridades penitenciarias que aclaren los motivos por el que fue vapuleado su compañero de vida y que proporcionen la información clara sobre su muerte, ya que su familiar entró al sistema penitenciario en buenas condiciones físicas y sin ninguna enfermedad.
Esta carta refleja una versión contraria a las declaraciones de la Procuradora para la Defensa de los Derechos Humanos, Raquel Caballero, quien manifestó recientemente ante la Comisión Política de la Asamblea que, durante su gestión, la Procuraduría no ha recibido denuncias de tortura.
La funcionaria dio esas declaraciones el lunes 6 de octubre del 2025 al ser entrevista para reelegirse en el cargo. Pero la denuncia de la esposa de Adán se presentó el 14 de agosto, es decir 53 días antes.
Antes de su última detención, Fidel Zavala, de Unidech, dijo en varias entrevistas que fue testigo de torturas dentro de las cárceles. Este medio ha documentado testimonios de otras personas que denuncian lo mismo. Es por ello que organizaciones cuestionan las declaraciones de la procuradora.
A través de un correo electrónico, YSUCA preguntó a la Dirección de Centros Penales si tienen registros de Adán Moisés Fuentes Cibrián. También se solicitó la postura del titular de esa entidad sobre denuncias de familiares del fallecido que aseguran que el cuerpo presentaba signos de tortura, pero al cierre de esta nota no se ha obtenido respuesta.
Una familia rota
Adán dejó a dos hijos, un niño de 4 años y una niña de 6. El silencio de ese hogar es interrumpido por los recuerdos y por las voces de dos infantes que aún preguntan cuándo volverá su papá. En la humilde casa se puede observar el pickup con el que el fallecido se ganaba la vida haciendo viajes. Nadie lo ha usado desde que él murió.
Ante este panorama, crece la preocupación de la joven madre que no cuenta con un empleo para sacar adelante a sus hijos y su hogar. Ella pide ayuda a las autoridades del país.
Mientras tanto, la madre de Adán con el corazón roto, pide justicia, ya que se sienten abandonados. “Él trabajaba para darnos la comida, y ahora no tenemos nada”, dice con tono de tristeza e indignación la mujer que padece diabetes, hipertensión, gastritis y tiene problemas en la tiroides. Dependía completamente del apoyo de su hijo para sobrevivir.
La madre Adán está ciega. Permanecía en una hamaca, sin zapatos y sin poder observar nada, pero muy atenta escuchaba lo que ocurría a su alrededor. Esa sensibilidad hace que cada vez que llega un recuerdo, oye un audio de Adán, o con tan solo escuchar su nombre brote el llanto por la pérdida de su hijo.
Capturado por agrupaciones ilícitas
La esposa de Adán aclara que el joven fue procesado judicialmente en 2017. Relata que, cuando los policías lo detuvieron en el camino y revisaron su documento, al ver ese antecedente lo vincularon de inmediato con el delito de agrupaciones ilícitas. Sin embargo, ella sostiene que él es inocente de esas acusaciones. “Dedicaba su tiempo a trabajar para ayudar a sus hijos y a su mamá”, afirma.
Cuando Adán tenía 19 años, una persona fue asesinada en una zona cercana a donde él se encontraba. Los agentes lo capturaron junto a otros sospechosos, pero, por falta de pruebas, un juzgado únicamente le impuso medidas restrictivas por dos años.
Este medio verificó la tarjeta emitida por el Departamento de Prueba y Libertad Asistida del Órgano Judicial, donde consta que Adán cumplió con su obligación de firmar durante todo ese período.
YSUCA tuvo acceso a documentos judiciales de 2019 que confirman la extinción del delito por el que Adán fue procesado y su absolución definitiva. En dichos documentos también consta la rehabilitación de sus derechos ciudadanos.
El caso de Adán Moisés Fuentes Cibrián no es aislado. Ingrid Escobar, directora del Socorro Jurídico Humanitario dijo a este medio que cerca del 30% de los casos que registran han sido clasificados como muerte violenta, por tanto, se presume tortura. Añade que, según Convenios Internacionales, el otro 30% de gente que muere por enfermedades es considerada otra forma de tortura. Recordó a Humberto Adonay Escobar Mónico, cuyo caso ella registra con “claros signos de tortura, golpes a nivel de cráneo y costillas”.
Samuel Ramírez, del Movimiento de Víctimas Inocentes del Régimen de Excepción –MOVIR-, coincide con Escobar e indica que en los casos que él ha acompañado, casi el 40% de las personas muertas han presentado señales de golpes y torturas.
Entre el 27 de marzo de 2022 y abril de 2024, Cristosal recibió 3,643 denuncias por abusos o violaciones de derechos, que involucran a 3,789 personas, dice un informe publicado en julio del 2024 por esa organización. Esa investigación documentaba que 265 personas —261 adultos y 4 niñas y niños— habían muerto bajo custodia estatal en ese periodo. De las 261 víctimas mortales, 88 eran sospechosas de criminalidad, 87 pueden haber sido muertes patológicas, 14 eran posibles muertes violentas, indicaba el informe.
La historia de Adán Moisés Fuentes Cibrián refleja el drama de cientos de familias que siguen buscando verdad y justicia por las muertes ocurridas bajo el régimen de excepción. Su madre y su compañera de vida insisten en que él fue asesinado a golpes, mientras las autoridades guardan silencio.
Según Cristosal, al menos 419 personas han muerto bajo custodia estatal desde marzo de 2022 a la fecha. Muchas de ellas en circunstancias similares a las de Adán. En la casa de La Libertad donde Adán vivía, el silencio pesa, y el llanto de sus dos hijos recuerda que detrás de cada cifra hay una vida truncada y una familia rota.