In El Salvador, the criminal justice system is wielded “as a weapon to punish those who defend human rights,” Amnesty International (AI) asserts after scrutinizing the country’s judicial apparatus and recent rulings against defenders and government critics.
The organization published an analysis on September 30 and underscores that the state of exception in force in El Salvador since March 2022 has “consolidated a model that lends a veneer of legality to mass detention without evidence, the suspension of judicial guarantees, and the imposition of disproportionate administrative detention periods,” while simultaneously serving as a “weapon of punishment.”
“Instead of imparting justice impartially, the criminal justice system in El Salvador has become a weapon to punish dissent and stifle civic space. Defending human rights or protesting peacefully today may cost individuals their liberty,” stated Ana Piquer, director for the Americas at Amnesty International, in the publication.
The organization maintains that the state of exception and the reforms to the criminal justice system enacted over the past three years have undermined the rule of law in El Salvador.
On Arrests Under the State of Exception
Amnesty also maintains that it has documented the criminalization of community leaders, trade unionists, and land and environmental defenders. It cited the cases of Ruth López, Alejandro Henríquez, and José Ángel Pérez, whom the organization designated as prisoners of conscience.
“Although neither the original decree of the state of exception nor its extensions provide for its application to individuals accused of common crimes, in these three cases the organization verified how the Public Prosecutor’s Office and judicial authorities applied extended detention periods and the suspension of procedural guarantees, even though the charges leveled against them bear no relation to gang activities,” Amnesty notes.
They also characterize Salvadoran prisons as “arenas of torture and punishment” and therefore demand the immediate release of “all individuals detained solely for peacefully exercising their human rights,” while also urging the international community to “halt the misuse of the justice system as a repressive tool.”
“Prolonged incommunicado detention and inhumane conditions of confinement are part of a deliberate strategy to instill fear and break both the detainees and the communities they represent,” added Ana Piquer.
Sistema penal salvadoreño es utilizado para castigar a defensores de derechos humanos, según Amnistía Internacional
En El Salvador el sistema penal es utilizado “como arma para castigar a quienes defienden derechos humanos”, según afirma Amnistía Internacional (AI) después de analizar la situación actual del aparato judicial en el país y las recientes resoluciones contra defensores y voces críticas del gobierno.
La organización internacional publicó un análisis este 30 de septiembre y subraya que el régimen de excepción que impera en El Salvador desde marzo de 2022 ha “consolidado un modelo que le da apariencia de legalidad a la detención masiva sin pruebas, la suspensión de garantías judiciales y la imposición de plazos desproporcionados de detención administrativa” y que al mismo tiempo este se utiliza como un “arma de castigo”.
“En lugar de impartir justicia imparcialmente, el sistema penal en El Salvador se ha convertido en un arma para castigar la disidencia y sofocar el espacio cívico. Defender derechos humanos o protestar pacíficamente hoy puede costar la libertad”, señaló Ana Piquer, directora para las Américas de Amnistía Internacional, en su publicación.
Sostienen que el régimen de excepción y las reformas al sistema penal que se han realizado durante los últimos tres años han desvirtuado el estado de derecho en El Salvador.
Sobre las capturas en el marco del régimen
Amnistía también sostiene que ha documentado criminalización de líderes comunitarios, sindicalistas y personas defensoras del territorio y el medio ambiente. Y citó los casos de Ruth López, Alejandro Henríquez y José Ángel Pérez, a quienes la organización denominó como presos de conciencia.
“A pesar de que ni el decreto original del régimen de excepción ni sus prórrogas contemplan su aplicación a personas acusadas de delitos comunes, en estos tres casos la organización pudo verificar cómo el Ministerio Público y las autoridades judiciales aplicaron los plazos y la suspensión de garantías procesales, a pesar de que los cargos que se les imputan no guardan relación con el accionar de las pandillas”, señala Amnistía.
También califican las cárceles salvadoreñas como “espacios de tortura y castigo” y por ello pide la libertad inmediata de “todas las personas detenidas únicamente por ejercer pacíficamente sus derechos humanos”, además de hacer un llamado a la comunidad internacional para “frenar el uso indebido del sistema de justicia como herramienta represiva”.
La incomunicación prolongada y las condiciones inhumanas de detención son parte de una estrategia deliberada para infundir miedo y quebrar tanto a las personas detenidas como a las comunidades que representan”, agregó Ana Piquer.