The Trump administration in the United States has become President Nayib Bukele’s principal international shield, backing a recent constitutional reform that enables indefinite presidential reelection and dismissing allegations of human rights violations in El Salvador, in the face of criticism from international and domestic organizations.
The rapprochement between the two administrations, driven primarily by an agreement to deport and imprison in El Salvador more than 200 Venezuelans expelled from the U.S. for allegedly belonging to the criminal gang Tren de Aragua, has reached a point where analysts and organizations contend that they have jointly violated human rights.
Cristosal recently stated that “in this scenario, two states are acting in coordination to commit grave human rights violations, in contempt of human dignity.”
A “Recovered” Relationship
Before Trump’s return to power—who during his last campaign went so far as to say that the reduction in homicides in El Salvador was not the result of a security policy, but because they were “sending their killers to the United States”—relations with Democratic President Joe Biden’s Administration went through tense periods and eventually thawed.
For example, Bukele criticized U.S. foreign policy in a message addressed to Juan González, the Biden Administration’s principal adviser on Latin America.
“Please keep your ‘democracy’ away from our country,” Bukele posted on X.
According to the Salvadoran president, the turn came with the arrival of Ambassador William Duncan in February 2023, after prior years in which the U.S. Government had placed several officials in the president’s inner circle on a list of “corrupt and undemocratic actors,” some accused of allegedly participating in deals with gangs.
That same year, in September, the United States condemned the decision by the Constitutional Chamber of the Supreme Court of Justice, whose judges were appointed by the Legislative Assembly in a contested process, which enabled Bukele’s immediate reelection in El Salvador.
“I honestly did not have high expectations for what could be done. From then on, at his (Duncan’s) request, we began to do small things that mended the relationship (with the U.S.), and it was thanks to Ambassador Duncan,” the president said in late July of this year when he decorated the ambassador upon his departure from El Salvador.
United States Dismisses Allegations of Abuses
The most recent show of United States support for the Bukele administration came with the publication of the latest human rights report, which stated that “there were no credible reports of significant human rights violations,” in stark contrast to the 2023 report under the Biden administration, which did document cases of torture and poor prison conditions.
In statements to EFE, human rights defender Celia Medrano said that the Trump government is currently “facing serious scrutiny at home regarding its respect for democratic principles and human rights.”
“El Salvador’s case is that of an ally in human rights violations not only against critical journalism and Salvadoran human rights defenders, but also against migrants of other nationalities, such as more than 250 Venezuelan migrants who were victims of ill-treatment, torture, and even sexual assaults in Salvadoran prisons,” she added.
She stressed that the report shows that for the U.S. Department of State “it is not really important whether human rights are violated in a country; what matters more is whether the government of the country under evaluation aligns with United States interests or not.”
Backing for Indefinite Presidential Reelection
On August 5, the United States government also voiced its support for the constitutional reform—approved and ratified in fast-track fashion by the pro-government Legislative Assembly—that authorizes indefinite presidential reelection in El Salvador, clearing the way for Bukele to seek a third term.
“The Legislative Assembly of El Salvador was democratically elected to promote the interests and policies of its constituents. The decision to make constitutional changes is theirs. It is up to them to decide how their country should be governed,” a State Department spokesperson told EFE.
Furthermore, the spokesperson rejected the comparison of El Salvador “with illegitimate dictatorial regimes elsewhere in our region.”
The Salvadoran opposition and international human rights organizations, including Amnesty International and Human Rights Watch (HRW), criticized the reform on the grounds that it erodes the country’s democracy to entrench Bukele in power, likening the situation to that of Nicaragua or Venezuela.
EFE: https://efe.com/mundo/2025-08-22/trump-bukele-aliados-el-salvador-criticas-reeleccion-ddhh/
Trump arropa a Bukele ante las críticas por la reelección y los atropellos a los DDHH en El Salvador
La Administración de Donald Trump en Estados Unidos se ha convertido en el principal escudo internacional del presidente Nayib Bukele, respaldando una reciente reforma constitucional que habilita la reelección presidencial indefinida y desestimando las denuncias de violaciones a los derechos humanos en El Salvador, frente a las críticas de organismos internacionales y locales.
El acercamiento entre ambas administraciones, impulsado principalmente por un acuerdo de deportación y encarcelamiento en El Salvador de más de 200 venezolanos expulsados desde EE.UU. por supuestamente pertenecer a la banda criminal Tren de Aragua, ha llegado al nivel que analistas y organizaciones consideran que han violado derechos humanos de manera conjunta.
Así, la organización Cristosal apuntó recientemente que «en este escenario se ubican dos Estados actuando de forma coordinada para cometer graves violaciones a los derechos humanos, en desprecio de la dignidad de las personas».
Una relación «recuperada»
Antes del regreso de Trump al poder, quien llegó a decir durante su última campaña electoral que la reducción de los homicidios en El Salvador no se debían a una política de seguridad, sino a que estaban «enviando a sus asesinos a Estados Unidos», la relación con la Administración del demócrata Joe Biden pasó por momentos tensos y finalmente tuvo acercamientos.
Por ejemplo, Bukele criticó la política exterior del país norteamericano en un mensaje dirigido a Juan González, principal asesor del Gobierno de Biden sobre Latinoamérica.
«Por favor, mantengan alejada su ‘democracia’ de nuestro país», publicó Bukele en X.
De acuerdo con el mandatario salvadoreño, con la llegada del embajador William Duncan en febrero de 2023 se dio el cambio, después de que en años anteriores el Gobierno de Estados Unidos había incluido en una lista de «actores corruptos y antidemocráticos» a varios funcionarios del círculo cercano del mandatario, algunos señalados de supuestamente participar en acuerdos con las pandillas.
Ese mismo año, en septiembre, EE.UU. condenó la decisión de la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, con jueces nombrados por la Asamblea Legislativa en un proceso cuestionado, que habilitó la reelección inmediata de Bukele en El Salvador.
«Yo sinceramente no tenía mucha expectativa de lo que podía hacerse, de ahí en adelante empezamos a hacer, a solicitud de él (Duncan), pequeñas cosas que fueron arreglando la relación (con EE.UU.) y fue gracias al embajador Duncan», dijo el mandatario a finales de julio de este año cuando condecoró al embajador al retirarse de El Salvador.
EE.UU. desestima denuncias de atropellos
La muestra de respaldo más reciente de Estados Unidos a la Administración de Bukele se dio con la publicación del más reciente informe de derechos humanos, en el que se afirmó que «no hubo informes creíbles de violaciones significativas de los derechos humanos», a diferencia del informe de 2023 bajo la Administración de Biden, que sí reportó casos de tortura y malas condiciones penitenciarias.
En declaraciones a EFE, Celia Medrano, defensora de derechos humanos, dijo que el Gobierno de Trump actualmente «se ve francamente cuestionado en su propia casa sobre el respeto a principios democráticos y de derechos humanos».
«El caso de El Salvador, un aliado en violaciones a derechos humanos no solo contra el periodismo crítico y defensores de derechos humanos salvadoreños, sino contra personas migrantes de otras nacionalidades como más de 250 migrantes venezolanos víctimas de malos tratos, torturas e incluso agresiones sexuales en cárceles salvadoreñas», apuntó.
Subrayó que el informe deja ver que para el Departamento de Estado de EE.UU. «no es realmente importante si se violan derechos humanos en un país, sino que es más importante si el gobierno del país que se evalúa responde a los intereses de Estados Unidos o no».
Respaldo a la reelección presidencial indefinida
El 5 de agosto pasado, el Gobierno de Estados Unidos expresó además su respaldo a la reforma constitucional, aprobada y ratificada de manera exprés por el Congreso salvadoreño de mayoría oficialista, que avala en El Salvador la reelección indefinida del presidente, lo que deja vía libre a Bukele para optar a un tercer mandato.
«La Asamblea Legislativa de El Salvador fue elegida democráticamente para promover los intereses y las políticas de sus electores. La decisión de realizar cambios constitucionales es suya. Les corresponde decidir cómo debe gobernarse su país», declaró un portavoz del Departamento de Estado a EFE.
Además, rechazó la comparación de El Salvador «con regímenes dictatoriales ilegítimos en otras partes de nuestra región».
La oposición salvadoreña y organizaciones internacionales de derechos humanos, incluyendo Amnistía Internacional y Human Rights Watch (HRW), criticaron la reforma al considerar que erosiona la democracia del país para perpetuar a Bukele en el poder, comparando la situación con la de Nicaragua o Venezuela.
EFE: https://efe.com/mundo/2025-08-22/trump-bukele-aliados-el-salvador-criticas-reeleccion-ddhh/