27.2% of Households in El Salvador Live in Poverty — El 27.2% de los hogares viven en pobreza en El Salvador27.2% of Households in El Salvador Live in Poverty —

Aug 22, 2025

Adalberto Blanco, an economist at the Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas (College of Professionals in Economic Sciences, COLPROCE), notes that a family in extreme poverty must live on $246 per month. — Adalberto Blanco, economista de COLPROCE, señala que una familia en pobreza extrema tiene que vivir con 246 dólares al mes.

“A family that cannot afford the cost of one basic food basket is considered to be in extreme poverty; if they cannot afford two basic food baskets, they are considered to be in relative poverty.”

A study by the Mesa por la Soberanía Alimentaria (Food Sovereignty Roundtable) reveals that 27.2% of households in El Salvador live in poverty—these are families that cannot afford at least two basic food baskets—while 9.3% endure extreme poverty, which severely restricts access to an adequate diet.

Adalberto Blanco, an economist at the College of Professionals in Economic Sciences (COLPROCE), explained that if a family cannot afford the cost of a Basic Food Basket (CBA), it is considered to be in extreme poverty, while those that cannot afford two are considered to be in relative poverty.

“A family in extreme poverty has to live on $246 a month; if they earn less than that, they are in extreme poverty. 9.3% of the population lives on less than $246 a month—roughly 600,000 people cannot afford a single basic food basket. 27% live on $490 a month and are in relative poverty,” he explained.

The basic food basket was last updated 42 years ago, making it the smallest in Central America: It comprises just 22 products in urban areas and 15 in rural ones, stripping out all vegetables and French bread in the latter.

“What we need is a basic food basket that delivers calories, nutrition, and suitability for the Salvadoran population. Expanding the number of products would raise the poverty line, and no government wants that. Yet the failure to do so merely conceals the problem and prevents the creation of public policies to lift these people out of their plight,” the economist added.

Blanco noted that only 10% of people in El Salvador’s dry corridor enjoy full food security, while 76% face moderate food insecurity—meaning they alter their diets by swapping high-protein items for calorie-dense alternatives, such as shifting from meats to carbohydrates or processed flours, which undermines overall nutrition.

The CBA excludes fruits, vegetables, and other essential foods in rural areas; it incorporates no standards for nutritional quality and fails to account for evolving consumption patterns or regional variations in food access, he said.

The economist emphasized that nutritional quality during childhood shapes a person’s development into adulthood—not merely a present concern, but a future one tied to health, physical capacity, and intellectual potential.

He also lamented the erosion of school snacks and garden programs in El Salvador, which once ensured that children in schools received at least moderately decent meals; for many boys and girls, their only “decent meal” came at school.

“The rising cost of the basic food basket, coupled with climate crises, is eroding families’ ability to nourish their children properly. Households allocate between 60% and 80% of their monthly income to food purchases,” he asserted during the program *Encounter with Julio Villagrán*.

Prices for El Salvador’s Basic Food Basket are influenced by global food prices, though not immediately or proportionally; local production, government policies, and market structures play decisive roles in price formation.

The diet primarily consists of beans, rice, and tortillas, with a sharply limited intake of proteins, fruits, and vegetables.

El Salvador has grown highly dependent on food imports—until recently sourcing about 85% of its fruits and vegetables from abroad—ranking as the second-most import-reliant nation in the region.

“There is blatant neglect of domestic production and of those facing hunger. Agricultural markets subsidize commercialization, not consumers or producers—a national farmer cannot afford to sell 20 tomatoes for a dollar, as production costs make it unviable,” the COLPROCE economist reiterated.

The shift from the former agricultural package to the new agricultural voucher amounts to a nearly 40% cut; previously, farmers were given seeds, whereas now the $75 card is not even enough to buy seed.

Farmers are being battered on three fronts: surging input costs and basic food basket prices, climate change, and the absence of public policy. Often, their only recourse is migration, and more than 22,000 farmers have left agriculture over the past five years.

Diario Co Latino: https://www.diariocolatino.com/el-27-2-de-los-hogares-viven-en-pobreza-en-el-salvador/

El 27.2% de los hogares viven en pobreza en El Salvador

“Una familia que no alcanza el costo de una canasta básica alimentaria se considera en pobreza extrema, si no alcanzan 2 canastas básicas alimentarias se consideran en pobreza relativa”

Un estudio de la Mesa por la Soberanía Alimentaria señala que el 27.2% de los hogares en El Salvador vive en pobreza, son aquellas familias que no alcanzan al menos dos canastas básicas, mientras que, el 9.3% en pobreza extrema, lo cual limita severamente el acceso a una alimentación adecuada.

Adalberto Blanco, economista del Colegio de Profesionales en Ciencias Económicas (COLPROCE), explicó que si una familia no alcanza el costo de una Canasta Básica Alimentaria (CBA) se considera una familia en pobreza extrema, y aquellas que alcanzan dos canastas básicas alimentarias se consideran en pobreza relativa.

“Una familia en pobreza extrema tiene que vivir con 246 dólares al mes, si gana menos de eso está en pobreza extrema, el 9.3% de la población vive con menos de 246 dólares al mes, más o menos 600 mil personas no alcanzan una sola canasta básica, viven con menos de 246 dólares. El 27% vive con 490 dólares, y están en pobreza relativa”, explicó.

La última actualización de la canasta básica fue hace 42 años, y es la más pequeña de Centroamérica, pues está formada por 22 productos en el área urbana y 15 en la rural, donde se le quitan todas las hortalizas y el pan francés.

“Es construir una canasta básica que sea calórica, nutricional y adecuada a la población salvadoreña. Si subimos la cantidad de productos, la línea de pobreza también va a subir, y eso ningún gobierno lo quiere hacer, pero el problema de no hacerlo es que escondemos ese problema y no se genera política pública para tratar que estas personas salgan de esa situación”, agregó el economista.

Blanco dijo que el 10% de las personas en el corredor seco salvadoreño tienen seguridad alimentaria total, el 76% está en una condición de inseguridad alimentaria moderada, es decir, se hacen cambios en la dieta, sustituyendo productos con alto valor proteínico por otros de más de energía o calóricos, por ejemplo, pasar de comer carnes a carbohidratos o harinas procesadas, lo cual limita la alimentación de las personas.

La CBA excluye frutas, verduras y otros alimentos fundamentales en la zona rural, no incorpora criterios de calidad nutricional y no refleja los cambios en los patrones de consumo ni las variaciones regionales en el acceso a alimentos, dijo.

El economista consideró que la calidad de alimentación en la niñez será cómo se desarrollará una persona en la vida adulta, es decir, no es un problema solo actual sino a futuro, relacionado con la salud y la capacidad física e intelectual.

Asimismo, lamentó que en el país se ha ido perdiendo el refrigerio escolar y los huertos escolares, lo cual garantizaba un poco que la niñez en las escuelas pudiera alimentarse de una manera medianamente decente; para muchas niñas y niños su único “alimento decente” era en las escuelas.

“El incremento de la canasta básica y las crisis climáticas va afectando y reduciendo la capacidad que tiene una familia de alimentar bien a sus niños y niñas. Las familias destinan entre el 60% y 80% de sus ingresos mensuales a la compra de alimentos”, sostuvo durante el espacio Encuentro con Julio Villagrán.

Los precios de la Canasta Básica Alimentaria en El Salvador están influenciados por los precios internacionales de los alimentos, pero no de manera inmediata ni proporcional, factores como la producción local, las políticas gubernamentales y la estructura de mercado juegan un papel crucial en la formación de precios.

La dieta se compone principalmente de frijoles, arroz y tortillas, con un consumo muy limitado de proteínas, frutas y verduras.

El Salvador se ha convertido en un país altamente dependiente de alimentos, hasta hace unos años importaba alrededor del 85% de la frutas y hortalizas, es el segundo país de la región más dependiente de alimentos.

“Hay un descuido de la producción nacional y de las personas en situación de hambre, en los agromercados se subsidia la comercialización, no al consumidor ni la producción, un productor nacional no puede darse el lujo de vender 20 tomates por el dólar, porque no le dan los costos de producción”, reiteró el economista de COLPROCE.

El anterior paquete agrícola se ha reducido en casi un 40% en comparación del nuevo bono agrícola, antes les daban semillas, ahora con la tarjeta de 75 dólares no alcanza ni para la semilla.

El agricultor está siendo triplemente golpeado, hay incremento de insumos y de la canasta básica, cambio climático y falta de política pública, lo que les toca muchas veces es migrar, se han perdido más de 22,000 agricultores en los últimos 5 años.

Diario Co Latino: https://www.diariocolatino.com/el-27-2-de-los-hogares-viven-en-pobreza-en-el-salvador/