‘It was a nightmare’: Venezuelans deported from US describe conditions in Salvadoran prison — «Fue una pesadilla»: venezolanos deportados desde Estados Unidos describen las condiciones en una cárcel de El Salvador

Jul 26, 2025

For months, they say, they were beaten by prison guards, shot with pellets, deprived of adequate medical care and denied any due process inside El Salvador’s Center for Terrorism Confinement. — Durante meses, aseguran, fueron golpeados por los custodios, les dispararon con perdigones, los privaron de atención médica adecuada y les negaron el debido proceso dentro del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Center for Terrorism Confinement, Cecot) de El Salvador.

“(The guards) tortured us physically and psychologically,” said José Mora, one of 252 Venezuelan migrants recently held at the notorious mega-prison known as Cecot, after being deported there by the US.

“It was a nightmare. I heard many brothers asking for help, shouting, ‘Mom, help!’” added Rafael Martínez, another detainee.

That four-month “nightmare” ended on Friday, when El Salvador agreed to release all 252 migrants as part of a prisoner exchange deal between the US and Venezuela.

Mora and Martínez are now reunited with their families in Venezuela and are speaking out about their experience, which they described as a violation of their human rights.

CNN has reached out to the Salvadoran presidency for comment on their claims of abuse, but has not yet received a response. In the past, the government has said it respects the human rights of those in its custody “regardless of nationality,” and that its prison system complies with standards of security and order.

Deported to a foreign prison

According to records, Martinez faced robbery charges in the US, pleaded guilty, and was released on bail before being arrested and sent to the Salvadoran prison. Mora, meanwhile, was jailed in Venezuela for drug possession-related offenses and served his sentence. In the United States, he received traffic violations, according to official records.

Like many other Venezuelan migrants sent to El Salvador from the United States, Mora and Martínez say US officials wrongly accused them of belonging to the Venezuelan criminal group Tren de Aragua. Despite their denials, they were deported from the United States in March.

Initially, they thought they would be flown home to Venezuela, but as soon as their deportation planes landed, they realized they had been sent to another country.

Salvadoran officials boarded the aircraft and ordered them to exit, they said.

“That’s where the mistreatment began,” according Martínez, who said the officials forced them out by beating them, and held their heads down as they escorted them on to buses.

They were subsequently taken to Cecot, where the abuse continued, they told CNN. Once inside, they said they were forced to kneel on the ground as officers shaved their heads and confiscated their belongings – including jewelry and US dollars.

Mora said one senior prison worker told him, “Welcome to hell. You will never get out of here. You will not see the light of day.”

Alleged beatings and a hunger strike

The conditions in the mega-prison were punishing, the migrants said.

They slept on metal bunks with no mattresses, shared a cell with nine other people, ate the same meatless meals every day, and were only allowed to shower once per day at 4 a.m.

Anyone who disobeyed would either be beaten or have their food taken away, the ex-detainees told CNN.

Martínez alleged that he was once punished for putting his head through the cell bars when he felt sick. He said he was taken to a different cell, where about eight guards beat him and fractured his right arm.

At a certain point, the prisoners decided they’d had enough, so they launched a hunger strike demanding basic human rights, as well as access to lawyers and the press.

But that act of defiance was met with a fierce response, according to Mora.

“When we protested, they shot at us point-blank with rubber bullets, point-blank into the cell,” Mora said. “We were like chickens or rats locked up … and they shot us with rubber bullets.”

Some started losing hope – until about a week ago, when they say their treatment suddenly changed.

The guards gave them new haircuts, fed them “good” meals like burgers and pizza, and provided them with new clothes.

“We thought something good could be coming,” Martínez said.

Indeed, they were being released from prison. On Friday, they were let out of their cells and onto buses that took them to an airport, where a couple of planes were waiting to fly them back to Venezuela.

Caracas and Washington had struck a deal that guaranteed the release of all 252 Venezuelan migrants from El Salvador in exchange for 10 US nationals and dozens of political prisoners held in Venezuela.

“We’re leaving,” Mora recalled one of his compatriots saying.

A second chance in Venezuela

The migrants landed in Venezuela on Friday night and underwent several days of health, immigration, and criminal background checks, among other procedures – a routine process for deportees returning to the country.

By Monday night, some migrants were gradually allowed to reunite with their families across the country.

Mora and Martínez, now at home, say they’re happy to be back in their country and plan to stay there to restart their lives and careers.

Asked whether he would ever return to the US, Martínez said, “No, lest they accuse me of being a terrorist.”

“God gave me another opportunity,” he continued. “One must take advantage … and move forward.”

CNN: https://www.cnn.com/2025/07/23/americas/venezuela-el-salvador-prison-conditions-cecot-deportees-intl-latam

«Fue una pesadilla»: venezolanos deportados desde Estados Unidos describen las condiciones en una cárcel de El Salvador

«Los custodios nos torturaron física y psicológicamente», relató José Mora, uno de los 252 migrantes venezolanos que pasó por la infame megacárcel conocida como Cecot, tras ser deportado allí por Estados Unidos.

«Fue una pesadilla. Escuchaba a muchos hermanos pidiendo auxilio, gritando: “¡Mamá, ayúdame!”», añadió Rafael Martínez, otro de los detenidos.

Esa «pesadilla» de cuatro meses culminó el viernes, cuando El Salvador accedió a liberar a los 252 migrantes como parte de un canje de presos entre Washington y Caracas.

Mora y Martínez ya se han reunido con sus familias en Venezuela y ahora alzan la voz sobre su experiencia, que califican como una violación flagrante de sus derechos humanos.

CNN solicitó comentarios a la Presidencia salvadoreña sobre las denuncias de malos tratos, pero al cierre de esta edición no había recibido respuesta. El Gobierno ha afirmado con anterioridad que respeta los derechos humanos de toda persona bajo su custodia «sin importar su nacionalidad» y que su sistema penitenciario cumple con las normas de seguridad y orden.

Deportados a una cárcel extranjera

Según los expedientes, Martínez afrontaba cargos por robo en Estados Unidos, se declaró culpable y quedó en libertad bajo fianza antes de ser detenido y enviado a la prisión salvadoreña. Mora, por su parte, estuvo preso en Venezuela por delitos relacionados con la posesión de drogas y cumplió su condena. En Estados Unidos, acumuló infracciones de tráfico, de acuerdo con los registros oficiales.

Al igual que muchos otros migrantes venezolanos trasladados de Estados Unidos a El Salvador, Mora y Martínez afirman que las autoridades estadounidenses los acusaron sin pruebas de pertenecer al grupo criminal venezolano Tren de Aragua. Pese a sus negativas, fueron deportados en marzo.

Al principio, creían que serían repatriados a Venezuela, pero apenas aterrizaron los aviones de deportación, se dieron cuenta de que los habían enviado a otro país.

Funcionarios salvadoreños subieron a la aeronave y les ordenaron bajar, según contaron.

«Ahí comenzó el maltrato», recuerda Martínez, quien afirma que los agentes los obligaron a bajar a golpes y les bajaron la cabeza mientras los conducían a los autobuses.

Posteriormente, los trasladaron al Cecot, donde —aseguran— la violencia continuó. Una vez adentro, los forzaron a arrodillarse en el suelo mientras los agentes les rapaban la cabeza y les confiscaban sus pertenencias, incluidas joyas y dólares estadounidenses.

Mora sostiene que un alto funcionario penitenciario le dijo: «Bienvenido al infierno. De aquí nunca saldrá. No volverá a ver la luz del día».

Presuntas golpizas y una huelga de hambre

Las condiciones en la megacárcel eran implacables, afirmaron los migrantes. Dormían en literas metálicas sin colchón, compartían celda con otras nueve personas, comían a diario el mismo menú sin carne y solo podían ducharse una vez al día, a las cuatro de la madrugada.

Quien desobedecía recibía una paliza o se quedaba sin comida, contaron los exreclusos a CNN.

Martínez denunció que una vez lo castigaron por asomar la cabeza por los barrotes de la celda cuando se sentía mal. Dijo que lo llevaron a otra celda, donde unos ocho guardias lo golpearon y le fracturaron el brazo derecho.

En cierto momento, los prisioneros decidieron que ya no aguantaban más y se declararon en huelga de hambre para exigir derechos humanos básicos, así como acceso a abogados y a la prensa.

Pero aquella muestra de desafío fue respondida con crudeza, según Mora.

«Cuando protestamos, nos dispararon a quemarropa con balas de goma, directamente a la celda», relató Mora. «Éramos como pollos o ratas enjaulados… y nos acribillaron con balas de goma».

Algunos empezaron a perder la esperanza, hasta que, hace aproximadamente una semana, la situación —según cuentan— cambió de forma repentina.

Los custodios les cortaron el cabello de nuevo, les sirvieron comidas «decentes» —hamburguesas y pizza— y les proporcionaron ropa nueva.

«Pensamos que algo bueno se avecinaba», dijo Martínez.

En efecto, iban a ser liberados. El viernes salieron de sus celdas y subieron a autobuses que los llevaron al aeropuerto, donde un par de aviones aguardaban para devolverlos a Venezuela.

Caracas y Washington habían sellado un acuerdo que garantizaba la liberación de los 252 migrantes venezolanos en El Salvador a cambio de diez ciudadanos estadounidenses y decenas de presos políticos detenidos en Venezuela.

«Nos vamos», recuerda Mora que dijo uno de sus compatriotas.

Una segunda oportunidad en Venezuela

Los migrantes aterrizaron en Venezuela la noche del viernes y durante varios días se sometieron a exámenes de salud, controles migratorios y verificación de antecedentes penales, entre otros trámites habituales para los deportados que regresan al país.

Para la noche del lunes, a algunos migrantes se les fue permitiendo gradualmente reencontrarse con sus familias en distintas partes del país.

Mora y Martínez, ya en casa, aseguran que se sienten dichosos de estar de regreso en su patria y planean quedarse para reconstruir sus vidas y sus carreras.

Preguntado si volvería alguna vez a Estados Unidos, Martínez respondió: «No, no vaya a ser que me acusen de terrorista».

«Dios me dio otra oportunidad», prosiguió. «Hay que aprovecharla… y seguir adelante».

CNN: https://www.cnn.com/2025/07/23/americas/venezuela-el-salvador-prison-conditions-cecot-deportees-intl-latam