At least 130 human rights defenders, journalists, and union leaders have been driven from El Salvador since 2020, civil society organizations denounced today during a hearing before the IACHR in which the Salvadoran state refused to participate.
The public hearing, titled “El Salvador: Consequences of the Closure of Civic Space for Human Rights Defenders,” brought together human rights organizations, IACHR commissioners, and United Nations experts.
The government of Nayib Bukele notified its absence minutes before the session began, citing a “disagreement” with the title of the proceeding, where organizations would denounce the detention, persecution, and exile of defenders, activists, and journalists.
Úrsula Indacochea, of the Due Process of Law Foundation (DPLF), stated that 130 individuals have been forced to flee the country over the past five years. She asserted that 80 of these exiles occurred in the last three months alone, including 33 human rights defenders and 47 journalists.
“From 2020 to the present, as a new strain of authoritarianism has taken hold in the country, numerous individuals have faced persecution for their work in human rights or journalism, particularly when they expose abuses of power, large-scale corruption, human rights violations, or activities by criminal groups,” Indacochea noted.
The persecution intensified in May 2025, following the detention of attorney Ruth López, head of Anti-Corruption at Cristosal and a prominent human rights defender; constitutional lawyer Enrique Anaya; environmental lawyer Alejandro Henríquez; pastor and community leader José Ángel Pérez; and Fidel Zavala, a human rights defender who was rearrested after denouncing torture in the prisons run under the Bukele regime.
According to the expert, the only paths currently available to those persecuted in El Salvador are “self-censorship, prison, or exile.”
Organizations such as the Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (Center for Justice and International Law, CEJIL), Amnesty International, the Organización Mundial contra la Tortura (World Organisation Against Torture, OMCT), and DPLF denounced a systematic pattern of harassment, threats, arbitrary detentions, asset seizures, and smear campaigns against defenders, unionists, independent judges, and journalists.
“The concentration of power breeds utter legal vulnerability,” warned Olga Guzmán of the OMCT. The defender affirmed that the state of exception has been weaponized to pursue those who denounce state abuses.
In the first half of 2025 alone, attacks on women defenders surged from 205 cases throughout all of 2023 to 960, including expulsions, forced displacements, digital tracking, and harassment, she added.
The hearing was also marked by the denunciation of the shutdown of Cristosal’s operations in El Salvador, an organization with over 25 years of experience in human rights defense. Its departure follows the detention of Ruth López, threats and surveillance against its remaining members, and a mounting criminalization of international cooperation, reinforced by the fast-tracked approval of the Foreign Agents Law (LAEX) and its regulations.
In this regard, United Nations expert Roberto Desogus emphasized that the Office of the UN High Commissioner has already alerted the country to the risks posed by the recent adoption of the LAEX.
“Of particular concern is the ambiguous language in certain provisions, the tax rate, the actions envisaged in cases of noncompliance, and the broad discretion granted to authorities—elements that could lead to situations restricting freedom of association and expression,” he affirmed.
Irene Cuéllar of Amnesty International maintained that the persecution of defenders and the passage of the Foreign Agents Law aim to curtail citizen participation and criminalize solidarity. “It is a state policy crafted to shrink public space,” she declared.
The State’s Response: Absence
In an official letter, the Salvadoran state informed at the last minute that it would not attend the session.
“(El Salvador) expresses its concern over the title of the hearing, as it considers that it already contains an inherent bias, suggesting that the IACHR takes the petitioners’ allegations as established fact,” El Salvador stated, according to Commissioner Andrea Pochak.
El Salvador conveyed in a letter that the session “is incompatible with the principle of national sovereignty, as it prematurely subjects the state to purely speculative and unproven arguments.”
This is not the first time the Salvadoran government has refused to participate in IACHR hearings. The government has declined to engage in these forums on six occasions in the years 2020, 2021, 2022, and 2023.
The IACHR’s special rapporteur for freedom of expression, Pedro Vaca, regretted the Salvadoran government’s absence from the hearing. “This was the venue to address the allegations. Without the state’s participation, the inter-American community is deprived of essential answers,” he pointed out.
Pochak questioned the Salvadoran state’s commitment to human rights. “We are not discussing a matter of public security or destabilization. We are addressing restrictions on journalism, human rights defense, and justice—as well as profound setbacks in democracy and fundamental freedoms,” she concluded.
130 personas han sido forzadas al exilio en El Salvador, advierten organizaciones ante CIDH
Al menos 130 personas defensoras de derechos humanos, periodistas y sindicalistas se han visto forzadas a salir de El Salvador desde 2020, según denunciaron hoy organizaciones de la sociedad civil ante una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en la que se negó a participar el Estado salvadoreño.
La audiencia pública, titulada ‘El Salvador: Consecuencias del cierre del espacio cívico para las personas defensoras de derechos humanos’, reunió a organizaciones defensoras de derechos humanos, comisionados de la CIDH y expertos de Naciones Unidas.
El Gobierno de Nayib Bukele notificó su ausencia minutos antes de iniciar, alegando un “desacuerdo” con el título de la sesión donde las organizaciones denunciarían la detención, persecución y el exilio de defensores, activistas y periodistas.
Úrsula Indacochea, de la Fundación para el Debido Proceso (DPLF, por su sigla en inglés), indicó que 130 personas se han visto forzadas a huir del país en los últimos cinco años. Aseguró que 80 de estos exilios ocurrieron solo en los últimos tres meses, incluyendo a 33 defensores de derechos humanos y a 47 periodistas.
“Desde 2020 a la fecha, cuando toma fuerza una nueva forma de autoritarismo en el país, muchas personas han sido objeto de persecución por su labor de derechos humanos o de periodismo, particularmente cuando exponen abusos de poder, corrupción de gran escala, violaciones a derechos humanos o actividades de grupos criminales», indicó Indacochea.
La persecución, además, se agudizó en mayo de 2025, tras la detención de la abogada Ruth López, jefa Anticorrupción de Cristosal y prominente defensora de derechos humanos; el abogado constitucionalista Enrique Anaya; el abogado ambientalista Alejandro Henríquez; el pastor y líder comunitario José Ángel Pérez, y Fidel Zavala, defensor de derechos humanos recapturado después de denunciar las torturas en las cárceles del régimen de Bukele.
Según la experta, actualmente, los únicos caminos posibles para quienes son perseguidos en El Salvador son “la autocensura, la cárcel o el exilio”.
Organizaciones como el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), Amnistía Internacional, la Organización Mundial contra la Tortura (OMCT) y DPLF denunciaron que existe un patrón sistemático de hostigamiento, amenazas, detenciones arbitrarias, confiscación de bienes y campañas de desprestigio contra defensores, sindicalistas, jueces independientes y periodistas.
“La concentración de poder genera una desprotección jurídica absoluta”, advirtió Olga Guzmán, de la OMCT. La defensora afirmó que el régimen de excepción ha sido instrumentalizado para perseguir a quienes denuncian abusos del Estado.
Solo en el primer semestre de 2025, las agresiones contra mujeres defensoras pasaron de 205 casos en todo 2023 a 960, incluyendo expulsiones, desplazamientos forzados, rastreo digital y acoso, agregó.
La audiencia también fue marcada por la denuncia del cierre de operaciones de Cristosal en El Salvador, organización con más de 25 años de trayectoria en la defensa de derechos humanos. Su salida ocurre tras la detención de Ruth López, las amenazas y vigilancia contra el resto de sus miembros, y una creciente criminalización de la cooperación internacional, reforzada con la aprobación exprés de la Ley de Agentes Extranjeros (LAEX) y su reglamento.
Al respecto, el experto de Naciones Unidas, Roberto Desogus, destacó que la Oficina del Alto Comisionado de la ONU ya ha alertado al país sobre los riesgos que conlleva la reciente adopción de la LAEX.
“Preocupa especialmente el lenguaje ambiguo de ciertas disposiciones, la tasa impositiva, las acciones contempladas en caso de incumplimiento y los amplios márgenes de discrecionalidad otorgadas a las autoridades, elementos que podrían derivar en situaciones que restrinjan la libertad de asociación y expresión”, afirmó.
Irene Cuéllar, de Amnistía Internacional, sostuvo que la persecución contra defensores y la aprobación de la Ley de Agentes Extranjeros buscan restringir la participación ciudadana y criminalizar la solidaridad. “Es una política de Estado diseñada para reducir el espacio público”, afirmó.
La respuesta del Estado: ausencia
En una carta oficial, el Estado salvadoreño informó a última hora que no asistiría a la sesión.
«(El Salvador) expresa su preocupación por el título de la audiencia, ya que considera que el mismo ya contiene un sesgo inherente, sugiriendo que la CIDH da por ciertos los señalamientos de la solicitud de los peticionarios», dijo El Salvador, según indicó la comisionada Andrea Pochak.
El Salvador manifestó en una carta que la sesión «es incompatible con el principio de soberanía nacional, pues somete de manera anticipada al Estado frente a argumentos meramente especulativos y no comprobados».
Esta no es la primera vez que el Gobierno salvadoreño se niega a participar en audiencias de la CIDH. El Gobierno ha declinado participar en estos espacios en seis ocasiones en los años 2020, 2021, 2022 y 2023.
El relator especial para la libertad de expresión de la CIDH, Pedro Vaca, lamentó la ausencia del Gobierno salvadoreño en la audiencia. “Este era el foro para aclarar las denuncias. Sin la participación del Estado, se priva a la comunidad interamericana de respuestas esenciales”, señaló.
Pochak cuestionó el compromiso del Estado salvadoreño con los derechos humanos. “No estamos hablando de una situación de seguridad pública ni de desestabilización. Estamos hablando de restricciones al periodismo, a la defensa de derechos, a la justicia. Y de retrocesos profundos en la democracia y las libertades fundamentales”, concluyó.