“It is not about clever tricks to save; sometimes we just do not eat, because the money runs out, period,” insists Antonia, a 75-year-old native of Santiago Nonualco.
Covering every household expense on a single paycheck has become an uphill battle for Salvadoran families, who face relentless increases in the price of staple foods.
Antonia lives with her partner, Francisco, 63. He does not meet the requirements to retire and, despite medical complications, must continue working; his salary is their sole lifeline.
“He earns only $365, and the AFP and ISSS deductions come straight out. From what is left we put aside $20 a month for the water and electricity bills, and he keeps a little stash for bus fare,” Antonia explains. Francisco works as a security guard at a rural school in Antiguo Cuscatlán, a job that requires at least three different bus rides.
Because Francisco cannot come home every day, transport alone costs between $75 and $80 a month. To dodge traffic jams he can occasionally pay $1 for a private shuttle within San Salvador, but that is a rare indulgence.
The couple felt some relief when Francisco’s post turned out to be near one of their daughters’ homes; there he can “save a few meals and rest under her roof.”
That leaves just $235 to cover food and every other household need. “I can no longer go out by myself because I get dizzy and this knee gives me trouble, so I can only shop at the little store two doors down,” Antonia says.
“For us, breakfast may be nothing more than a piece of bread and coffee, because that is all we can afford,” she adds, noting that they have long limited themselves to two meals a day—one after 10:00 a.m. and another before 6:00 p.m.
In earlier years the couple planted small subsistence crops on borrowed land, but this year they fear that will be impossible; the plots now lie inside a residential area and the neighbors have complained.
In recent weeks Antonia tried to revive a catalog-sales sideline, only to learn that one of her associates had failed to pay for an order placed under Antonia’s name. Unless she covers that debt, she cannot keep selling.
EDH: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/a-veces-no-comemos-falta-dinero-familia/1228886/2025/
“No se trata de tips, a veces no comemos”, Antonia 75 años
“No se trata de tips para ahorrar, nosotros a veces no comemos, porque no alcanzamos y ya”, señaló Antonia una mujer de 75 años, originaria de Santiago Nonualco.
Cubrir todas las necesidades de un hogar con un solo ingreso económico se ha vuelto un desafío para las familias salvadoreñas, quienes cada día se enfrentan al alza de precios en los productos de la canasta básica.
Antonia vive con su pareja, Francisco de 63 años, quién no cumplía con los requisitos para jubilarse y se ha visto en la necesidad de seguir trabajando a pesar de sus complicaciones médicas, sigue siendo el principal ingreso económico de ambos.
“El solo gana $365 y ahí le caen descuentos de la AFP y el ISSS, de lo que nos queda se aparta $20 mensuales para pagar los recibos de agua y luz, después de eso él tiene un guardadito para sus pasajes”, dijo Antonia explicando que su esposo es vigilante en una escuela rural de Antiguo Cuscatlán por lo que debe abordar al menos tres rutas de autobuses.
Francisco no regresa a casa todos los días, por lo que el costo de pasajes ronda $75-$80 al mes, para evitar el congestionamiento vehícular a veces puede permitirse tomar transporte privado por $1 en el cual se moviliza al interior de San Salvador, pero esto no es una situación frecuente.
Para la pareja se volvió un alivio económico que el lugar de trabajo de Francisco estuviera en la misma zona en la que vive una de sus hijas, de esta forma puede ahorrarse “algunos tiempos de comida y descansar donde ella”.
Con $235 la pareja debe administrarlos para abastecerse de alimentos y otros insumos básicos para el hogar. “Yo ya no puedo salir sola porque me mareo y tengo problemas con esta rodilla, entonces solo puedo ir a comprar en esta tienda lo que necesitamos”, detalló Antonia refiriéndose a un negocio a dos casas de distancia.
“Para nosotros un desayuno puede ser un pan con café y nada más porque no nos alcanza”, señaló la mujer aclarando que por costumbre solo hacen dos tiempos de comida al día, uno después de las 10:00 am, y uno antes de las 6:00 pm.
En años anteriores la pareja había hecho pequeñas siembras de subsistencia en terrenos prestados, pero este año temen que no será posible debido a que estos se encuentran en una zona residencial y los vecinos se han molestado.
En las últimas semanas Antonia intentó retomar una venta por catálogo de revista, pero fue informada que una de sus colaboradoras no había cancelado un pedido a nombre de ella, por lo que debía cancelar la deuda para seguir trabajando.
EDH: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/a-veces-no-comemos-falta-dinero-familia/1228886/2025/