“They won’t silence me. I want a public trial!” shouted prominent human rights lawyer Ruth Eleonora López, a Bible clutched in her hands, as she stood outside a courtroom earlier this month in San Salvador, the capital of El Salvador. López is accused of illegal enrichment, a charge she and her lawyers flatly deny. Her arrest is more likely down to her role uncovering alleged government corruption and human rights violations.
López’s case is just the tip of the iceberg. Dissent is being crushed under President Nayib Bukele. In the past two months alone, a second lawyer critical of Bukele has been arrested, as have a pastor and a lawyer who were peacefully protesting outside the Los Sueños residential area, where Bukele lives; several journalists from leading investigative news outlet El Faro – who spoke to us in 2020– have fled the country fearing their own arrest, days after a story was published claiming links between the government and a gang; the head of a bus company who resisted offering transport for free reportedly died in custody; and a “foreign agents” law was passed, which will introduce a 30% tax on all overseas donations received by Salvadoran independent media outlets and human rights groups.
Bukele was first elected in 2019. Since then he has overridden the constitution so that the presidency can go beyond a single term. He has done away with routine checks and balances and now controls all three branches of government. In 2022 he declared a state of emergency (extended 35 times), which has seen human rights traded for so-called national security. Around 110,000 people (1.7% of El Salvador’s population) are currently imprisoned – the highest incarceration rate in the world – locked up to apparently tackle gang violence. Except many inmates have not been convicted of any crime at all, fuelling suspicions that imprisonment is being used to crush dissent. In 2023, former national security advisor Alejandro Muyshondt publicly accused Bukele of corruption. He was taken into custody, where he later died at age 46.
Unsurprisingly dozens of lawyers, academics and human rights defenders have joined journalists in fleeing the country.
Bukele boasts about being the world’s “coolest dictator” and has a fan in the figure of Donald Trump (the new Salvadoran mega-prison houses migrants from the USA). His social media accounts – followed by millions – contain a mix of policy announcements, one-upmanship and threats. On his X profile this week, he reposted a global leader approval ranking that placed him at the top. Is he that popular? It’s hard to know. Crime is down under him, but whether that’s actually because of him is contested. Clearly though El Salvador is only safe for those who bite their tongue, which means it isn’t safe at all.
Index on Censorship: https://www.indexoncensorship.org/2025/06/worlds-coolest-dictator-ruthlessly-opposed-free-speech-nayib-bukele-el-salvador/
El “dictador más cool” del mundo reprime despiadadamente la libertad de expresión Bajo Nayib Bukele, El Salvador ostenta la tasa de encarcelamiento más alta del planeta
«¡No lograrán silenciarme. Quiero un juicio público!», exclamó la destacada abogada de derechos humanos Ruth Eleonora López, una Biblia apretada entre las manos, mientras se plantaba este mes frente a un tribunal de San Salvador, la capital salvadoreña. A López se le imputa el delito de enriquecimiento ilícito, cargo que ella y sus abogados niegan de plano. Todo indica que su detención obedece más bien a su labor de desenmascarar presunta corrupción gubernamental y violaciones a los derechos humanos.
Su caso es apenas la punta del iceberg. La disidencia está siendo aplastada bajo el presidente Nayib Bukele. Solo en los últimos dos meses se ha detenido a un segundo abogado crítico del mandatario; a un pastor y a un jurista que protestaban pacíficamente frente a la residencial Los Sueños, donde vive Bukele; varios periodistas del medio de investigación El Faro —con quienes conversamos en 2020— han huido del país ante el temor de ser arrestados, días después de publicar un reportaje que denunciaba vínculos entre el gobierno y una pandilla; el director de una empresa de autobuses que se negó a ofrecer transporte gratuito habría muerto bajo custodia; y se aprobó una “ley de agentes extranjeros” que impondrá un gravamen del 30 % a todas las donaciones provenientes del exterior que reciban medios independientes y organizaciones de derechos humanos salvadoreñas.
Bukele fue elegido por primera vez en 2019. Desde entonces ha vulnerado la Constitución para habilitar la reelección presidencial y ha eliminado los controles y contrapesos habituales, de modo que ahora domina los tres poderes del Estado. En 2022 declaró un régimen de excepción —prorrogado en 35 ocasiones— que ha sacrificado los derechos humanos en aras de la supuesta seguridad nacional. Cerca de 110 000 personas (el 1,7 % de la población) están encarceladas, la tasa más alta del mundo, supuestamente para combatir la violencia de las pandillas. Sin embargo, muchos reclusos no han sido condenados por delito alguno, lo que refuerza la sospecha de que el encarcelamiento sirve para sofocar la disidencia. En 2023, el ex asesor de seguridad nacional Alejandro Muyshondt acusó públicamente a Bukele de corrupción; fue detenido y más tarde murió bajo custodia, a los 46 años.
No sorprende que decenas de abogados, académicos y defensores de derechos humanos se hayan sumado a los periodistas que ya han abandonado el país.
Bukele se jacta de ser el “dictador más cool” del mundo y cuenta con la simpatía de Donald Trump (la nueva megacárcel salvadoreña alberga incluso migrantes procedentes de EE. UU.). Sus redes sociales —que siguen millones de personas— combinan anuncios de política pública, bravuconadas y amenazas. En su perfil de X esta semana republicó un ranking de aprobación mundial que lo coloca en el primer puesto. ¿Goza realmente de tanta popularidad? Es difícil saberlo. La criminalidad ha disminuido durante su gobierno, aunque se discute si ello es mérito suyo. Lo cierto es que El Salvador solo es seguro para quien muerde la lengua, lo que significa que, en realidad, no es seguro en absoluto.
Index on Censorship: https://www.indexoncensorship.org/2025/06/worlds-coolest-dictator-ruthlessly-opposed-free-speech-nayib-bukele-el-salvador/