Nayib Bukele’s administration is finding it difficult to impose its narrative on national affairs, a stark contrast to earlier times when a single social media post was all it took, according to specialists.
This difficulty is attributed to a series of recent events: incidents on the Los Chorros highway; the arrest of bus company owners and drivers, which led to one death in state custody; the use of military police against a community pleading not to be evicted from their land; and the detentions of a pastor and human rights lawyers. These are just a few of the circumstances experts say are making it harder to win over the public on social media.
Marisela Ramírez, of the Bloque de Rebeldía y Resistencia Popular (BRP), notes a visible shift in how people are reacting to the government’s media posts.
“Previously, we’d see a tidal wave of fake and real accounts applauding the government’s measures. Now, we’re seeing a drop in interactions and a shift in sentiment, with more ‘laughing’ and ‘angry’ reactions,” she indicates.
The rights advocate adds that a network of pro-government trolls continues to incite hatred, even spreading fake National Civil Police (Policía Nacional Civil, PNC) files against government opponents and tagging a number of pro-government content creators.
Likewise, a member of the Vice Rector’s Office for Social Outreach at the Central American University José Simeón Cañas (UCA), speaking on the condition of anonymity, explains that the government is finding it very difficult to impose its narrative on social media.
“It’s clear they have to work harder to push certain topics. I wouldn’t say he has lost control these past few days, but it’s certainly taking more effort for him to set the agenda,” she states.
For the academic, the arrests of critical voices are also causing quite a stir, allowing the voices of sectors and organizations that are calling out these actions to gain more traction.
“It’s been harder for the government to plant its narrative in recent weeks. It’s also struggling more to discredit the calling out by social sectors,” she notes.
A Brewing Storm
Sociologist Rafael Paz Narváez argues that this June marks the second year of Bukele’s “de facto” presidency, one defined by “growing discredit.”
The sociologist attributes this to measures Bukele has used to try and “curry favor with the population,” such as offering “free” transportation for a week or proposing an increase to the minimum wage.
“But these moves no longer convince the public that the current administration has the ability to turn around a national economy in steep decline,” he explains.
“The damage to its reputation from turning El Salvador into a concentration camp for Venezuelan and Latino migrants expelled by the United States also weighs heavily. Add to that the campaign of arrests against dissenting and critical voices, and you can see that the Bukele administration is steering the nation into a difficult storm,” Paz Narváez points out.
Nuevas Ideas Reappears
Lawmakers from Nuevas Ideas are gradually returning to social media after maintaining total silence since February about their legislative work and any potential community outreach. This week, however, some have started to break their silence.
Similarly, the leaders of the ruling party had also maintained a media silence.
For five months, party officials limited themselves to simply retweeting President Bukele’s posts without offering any commentary of their own.
The academic from the UCA’s Vice Rector’s Office for Social Outreach explains that the government’s communications are notoriously centralized and that a strategy controlled from the Presidential Palace likely imposed this silence on them.
“Perhaps they realized that the lawmakers’ statements and work tarnish, or could tarnish, the image of the president and the government’s work. They certainly don’t enjoy the same popularity as President Bukele, so to prevent them from saying anything that could generate noise and more criticism, their strategy at the time was probably to silence them,” she ventures.
Narrativa del GOES no logra resonar en la población, dicen especialistas
El gobierno de Nayib Bukele se encuentra en la dificultad de imponer su narrativa sobre los asuntos del país, a diferencia de otras etapas en las que con una publicación en redes sociales lo conseguía, según especialistas.
A partir de circunstancias como los incidentes en la carretera de Los Chorros, la captura de empresarios de buses y conductores, la muerte de uno de ellos a mano del Estado; el uso de la Policía Militar contra una comunidad que suplicaba no ser desalojada de sus tierras; detenciones de un pastor y abogados defensores de derechos son solo algunas de las circunstancias a las que atribuyen la dificultad para agraciar a la población desde las redes sociales.
Marisela Ramírez, del Bloque de Rebeldía y Resistencia Popular (BRP), señala que evidencian un cambio en cómo la gente reacciona a las publicaciones mediáticas del gobierno.
“Antes podíamos ver un avasallado de cuentas falsas y cuentas de verdad aplaudiendo las medidas de gobierno y ahora cuando vemos publicaciones que están en favor de hacerle propaganda a Bukele, ha habido una disminución de las interacciones y un giro en estas, con ‘me divierte’ y los ‘me enoja’”, indica.
La defensora de derechos añade que hay una red de troles a favor del gobierno que se mantiene incitando al odio, incluso difundiendo fichas falsas de la Policía Nacional en contra de opositores del gobierno, las cuales etiquetan a una serie de creadores de contenidos alineados también con el gobierno.
A su vez, una integrante de la Vicerrectoría de Proyección Social de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), en condición de anonimato, explica que le está resultando muy difícil al gobierno imponer su narrativa en redes sociales.
“Eso es evidente, que tiene que hacer más trabajo para imponer algunas temáticas. No quisiera decir en este momento que él en estos días ha perdido el control, pero sí que le está tomando más trabajo imponer sus temas”, manifiesta.
Para la académica, las capturas de personas que han sido críticas también dan mucho de qué hablar, por lo que comienzan a posicionarse más las voces de sectores y organizaciones que están haciendo sus denuncias.
“Está más difícil para el gobierno en estas semanas colocar su narrativa. Le está costando más desacreditar también las denuncias que hacen sectores sociales”, señala.
“Una tormenta difícil”
El sociólogo Rafael Paz Narváez sostiene que la particularidad de junio de este año es que marca el segundo año de presidencia “de facto” del Bukele, “con un desprestigio creciente”.
El sociólogo lo atribuye a medidas que con las que Bukele buscaría “congraciarse con la población”, como con el transporte “gratuito” por una semana o la propuesta que lanzó del aumento al salario mínimo.
“Pero ya no logran convencer a la población que la actual gestión de gobierno tendrá la capacidad de remontar una economía nacional en grave declive”, exponde.
“El desprestigio de convertir a El Salvador en campo de concentración para inmigrantes venezolanos y latinos expulsados por Estados Unidos también pesa. Si a todo eso se suma la campaña de capturas de voces disidentes y críticas, se percibe que la administración Bukele lleva a la nación hacia una tormenta difícil”, apunta Paz Narváez.
Nuevas Ideas reaparece
Poco a poco los diputados de Nuevas Ideas van retomando el uso de sus redes sociales, luego que desde febrero guardaron total silencio sobre su quehacer legislativo y algún posible trabajo en territorio, pero esta semana algunos han ido rompiendo el silencio.
De igual manera, los dirigentes del partido oficialista habían venido guardando silencio mediático.
Los oficialistas se dedicaron en cinco meses a replicar únicamente lo que colocaba el presidente Bukele, sin emitir ningún tipo de valoración.
La académica de la Vicerrectoría de Proyección Social explica que es sabido que la comunicación del gobierno está centralizada y que hay una estrategia controlada desde Casa Presidencial que probablemente les impuso ese silencio.
“Quizás han visto que las declaraciones y trabajo de los diputados ensucia o puede ensuciar la imagen del trabajo del presidente y del gobierno. Ciertamente, ellos no tienen la misma popularidad que tiene el presidente Bukele, entonces, para que no dijeran nada que pudiera generar ruido y más críticas, quizás por eso su estrategia fue en su momento silenciarlos”, considera.