San Salvador’s 12th Peace Court on Thursday ordered prominent lawyer and human rights defender Ruth López, arrested just over two weeks ago, to be remanded to pre-trial detention. Her trial has been ordered sealed at the request of the Attorney General’s Office, controlled by President Nayib Bukele, which accuses her of money laundering. For her part, in the few seconds she could be seen, López shouted that she declares herself innocent and demands a public trial. “I am a political prisoner. All charges against me are due to my legal work, for my denunciation of corruption in this government,” she said as she left the courthouse, transported under a heavy police operation.
The hearing was held behind closed doors, with no press access, and lasted nearly four hours. At 5 p.m., López was escorted by police to a penitentiary center while investigations against her continue. Pedro Cruz, one of the lawyer’s defenders, called the ruling “a legal aberration.” “What the judge said about the case were illogical things with no evidentiary basis,” he said.
After leaving the hearing, López was transported in a gray private vehicle with Guatemalan license plates, prompting complaints from several human rights defenders. The vehicle, license plate P0514JNW, is registered to Edgar Manolo Ruano Pineda, a basic grains supplier with no public ties to Salvadoran authorities, as EL PAÍS was able to confirm. This newspaper attempted to contact Ruano via phone numbers registered online, but there was no response. The President’s Office was also consulted, but there was no response either.
López was arrested last Sunday, May 18, near midnight at her home, after a group of agents tricked her into coming out. Her arrest occurred amid Bukele’s latest offensive against human rights organizations and dissenting voices.
Following her arrest, the Prosecutor’s Office announced on its official X account that López was accused of embezzlement, which involves the misappropriation of public assets by a public official. The institution also stated that López “collaborated in the theft of funds from state coffers” while she was a public employee during the administration of former President Salvador Sánchez Cerén (2014-2019).
Subsequently, this Tuesday, the Prosecutor’s Office appeared in court accusing her of a different crime, this time money laundering. It also requested the case be completely sealed, meaning her defenders cannot provide any details about it.
In the case against López, Bukele’s Prosecutor’s Office has used the procedural deadlines of the state of exception, Bukele’s legal superpower implemented exclusively—at least in theory—to combat gangs. This legal tool modifies the detention period, extending it from 72 hours to 15 days before a person must be brought before a judge, and the maximum of two years in prison pending investigation is extended indefinitely. This means López could be detained for years without going to trial.
Following her arrest, Cristosal, El Salvador’s leading human rights organization where López is a board member, reported her as forcibly disappeared. This Wednesday, the Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Office of the UN High Commissioner for Human Rights, OHCHR) called on the Salvadoran state to remember that “every accused person can be prosecuted while free if they do not represent a flight risk.”
Bukele, for his part, has avoided directly addressing López’s case, but in his address to the nation on June 1, he again attacked human rights organizations, journalists, and critical voices. “You know what? I couldn’t care less if they call me a dictator. I prefer that to Salvadorans being killed in the streets,” he said, defending his authoritarian escalation, which has made headlines worldwide.
The Origin of the Trial
The accusation against López stems, according to authorities, from the investigation into Eugenio Chicas, former magistrate of the Supreme Electoral Tribunal and former Communications Secretary in the Sánchez Cerén administration. Chicas was arrested on Thursday, February 13, 2025, while taking his son to school, accused of illicit enrichment.
There is a personal feud between Chicas and Bukele. In 2017, while mayor of San Salvador, Bukele publicly accused Chicas of abusing a minor. Chicas sued him and won a judgment for $50,000 plus a public apology. On that occasion, Bukele delivered the payment in cash and threw it on a desk during the reading of the sentence.
Once in power, Bukele’s Prosecutor’s Office went after Chicas. Starting in 2022, it initiated civil proceedings for illicit enrichment against Chicas until he was finally ordered to pay nearly $200,000. Subsequently, in February 2025, authorities opened another case for the same crime, this time a criminal one, seeking prison time. Chicas has also declared himself a political prisoner of Bukele.
A report by the digital newspaper El Faro, released on Sunday, documents for the first time since the end of the civil war the existence of political prisoners in El Salvador. According to the report, by March 2025, there were at least 28 people detained for political reasons and 92 more under persecution.
La abogada salvadoreña Ruth López pide un juicio público ante la pretensión de la Fiscalía de Bukele de procesarla en secreto
El juzgado de paz número 12 de San Salvador ordenó este jueves enviar a prisión provisional a la destacada abogada y defensora de los derechos humanos Ruth López, detenida hace poco más de dos semanas. El juicio en su contra ha sido decretado como secreto a petición de la fiscalía general controlada por el presidente Nayib Bukele, quien la acusa de lavado de dinero. Por su parte, en los pocos segundos que se pudo ver, López dijo a gritos que se declara inocente y que exige un juicio público. “Soy una presa política. Todas mis imputaciones son por mi actividad jurídica, por mi denuncia contra la corrupción en este Gobierno”, dijo al salir del tribunal trasladada bajo un fuerte operativo policial.
La audiencia se desarrolló a puerta cerrada, sin acceso a la prensa y duró cerca de cuatro horas. A las cinco de la tarde, López fue escoltada por policías a un centro penitenciario mientras continúan las investigaciones en su contra. Pedro Cruz, uno de los defensores de la abogada, consideró la resolución como “una aberración jurídica. “Lo que la jueza habló sobre el caso fueron cosas ilógicas y sin asidero probatorio”, dijo.
Tras salir de la audiencia, López fue trasladada en un vehículo particular color gris con placas de Guatemala, lo que generó denuncias de varios defensores de derechos humanos. El vehículo, con placas P0514JNW, está registrado a nombre de Edgar Manolo Ruano Pineda, un proveedor de granos básicos sin ningún vínculo público con las autoridades salvadoreñas, según pudo corroborar EL PAÍS. Este medio intentó contactar a Ruano a través de sus números de teléfono registrados en internet, pero no hubo respuesta. También se consultó a la Presidencia pero tampoco hubo respuesta.
López fue capturada el pasado domingo 18 de mayo cerca de la medianoche en su vivienda, luego de que un grupo de agentes la hiciera salir con engaños. Su captura se dio en el marco de la más reciente embestida de Bukele en contra de organizaciones de derechos humanos y voces disidentes.
Tras su captura, la Fiscalía informó a través de su cuenta oficial en X de que López era acusada del delito de peculado, que consiste en la apropiación indebida de bienes públicos por parte de un funcionario público. La institución también señaló que López “colaboró en la sustracción de fondos de las arcas del Estado”, mientras fue empleada pública durante el gobierno del expresidente Salvador Sánchez Cerén (2014-2019).
Posteriormente, este martes, la Fiscalía llegó al juzgado acusándola por un delito diferente, esta vez lavado de dinero. Además solicitó la reserva total del caso por lo que los defensores no pueden brindar ningún detalle al respecto.
En el proceso contra López, la Fiscalía de Bukele ha usado los plazos procesales del régimen de excepción, el súper poder legal de Bukele implementado exclusivamente -al menos en teoría- para combatir a las pandillas. Esta herramienta legal modifica el plazo de detención y lo extiende de 72 horas a 15 días para que una persona sea presentada ante un juez y el máximo de dos años en prisión bajo investigación se amplía de forma indefinida. Es decir que López podría pasar detenida durante años sin llegar a un juicio.
Tras su captura, Cristosal, la principal organización de derechos humanos en El Salvador y de la cual López es directiva, denunció su desaparición forzada. Este miércoles, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos hizo un llamado al Estado salvadoreño a recordar que “toda persona imputada puede ser procesada en libertad si no representa un riesgo de evasión para la justicia”.
Por su parte, Bukele ha evitado referirse directamente al caso de López, pero en su discurso a la nación el pasado 1 de junio volvió a embestir contra las organizaciones de derechos humanos, periodistas y voces críticas. “¿Saben qué? Me tiene sin cuidado que me llamen dictador. Prefiero eso a que maten salvadoreños en la calle”, dijo en defensa de su escalada autoritaria que ha sido portada en periódicos a nivel mundial.
El origen del juicio
La acusación contra López surge, según las autoridades, en el marco de la investigación contra Eugenio Chicas, exmagistrado del Tribunal Supremo Electoral y ex secretario de Comunicaciones de la administración de Sánchez Cerén. Chicas fue detenido el jueves 13 de febrero de 2025, mientras llevaba a su hijo a la escuela, acusado de enriquecimiento ilícito.
Entre Chicas y Bukele existe una riña de carácter personal. En 2017, mientras era alcalde de San Salvador, Bukele acusó públicamente a Chicas de haber abusado de una menor de edad. Chicas lo demandó ante un tribunal y le ganó un juicio por 50.000 dólares más una disculpa pública. En esa ocasión, Bukele entregó el pago en efectivo y se los tiró sobre un escritorio durante la lectura de la sentencia.
Una vez en el poder, la Fiscalía de Bukele arremetió contra Chicas. Desde el 2022 inició un proceso civil por enriquecimiento ilícito contra Chicas hasta que finalmente fue condenado a pagar cerca de 200,000 dólares. Posteriormente, en febrero de 2025, las autoridades abrieron otro proceso por el mismo delito, esta vez penal para que pague con cárcel. Chicas también se ha declarado preso político de Bukele.
Una publicación del periódico digital El Faro, difundida el domingo, documenta por primera vez desde el fin de la guerra civil la existencia de presos políticos en El Salvador. Según el informe, para marzo de 2025 había al menos 28 personas detenidas por razones políticas y 92 más bajo persecución.