As El Salvador’s President Nayib Bukele marks his sixth anniversary in office, the country’s Catholic bishops have published a pastoral letter warning of the risk of turning the Central American nation into a “large international prison” and demanding an end to the state of emergency.
In a May 29 letter, the Salvadoran Bishops’ Conference stated that their intention is not “to contradict the national authorities, as we are well aware of the efforts they are making to govern the country for the benefit of the people.”
They also make it clear that their observations are not in support of “any partisan ideological interest, nor to the interests of powerful groups. What truly moves us is the good of the people.”
“With our voice, we want to make audible the cries of the poor people and the vast majority whose rights are violated, perhaps not with malicious intent; but violated, because in the midst of such an intense reality, it can happen that their barely perceptible voice may not be audible,” the letter reads.
‘Mega-prison’ criticized
Specifically, the prelates asked Salvadoran authorities “not to use our country’s prisons for victims of the anti-immigrant policies of foreign powers.”
In their letter, they pointedly criticize the stance taken following the visit of U.S. Secretary of State Marco Rubio in February, when Bukele offered to receive “dangerous American criminals, including U.S. citizens,” as well as “illegal immigrants from any other country” at the Terrorism Confinement Center (CECOT, by its Spanish acronym) instead of deporting them to their home country.
The CECOT, popularly known as the “mega-prison,” is a maximum-security prison inaugurated in January 2023 and capable of holding up to 40,000 inmates.
“We ask our leaders not to promote this country as if it were a large international prison. We implore them to think carefully about what they’re doing. Bringing in major criminals could become a danger to our population as well as earn this nation a bad international reputation,” the bishops warned.
As an alternative, they called for “promoting a pro-migrant policy, with the borders open to migrants and integration into the economy as a labor force. Furthermore, a portion of the Salvadoran population is also migrants, and we would not like our fellow citizens to be imprisoned in other nations.”
Another of the demands put forward by the bishops is “to repeal the state of emergency,” a measure in force since March 2022 in the country as part of the government’s strategy to combat criminal gangs.
The state of emergency allows for the constitutional suspension of rights such as freedom of assembly, the inviolability of communications, the right to be informed of the reasons for one’s arrest, and access to legal representation, among others. According to Human Rights Watch, this measure has opened “the door to human rights violations.”
Although the bishops acknowledge that “at one time it was necessary to curb the violence and it was considered successful due to its results. But time has passed, and we believe it is no longer necessary.”
“It’s a matter of allowing the people to exercise their freedom without any pressure. The people cannot continue doing good, behaving properly, and obeying the laws for fear of the consequences of the state of emergency. … Doing good out of fear is coercion, and doing it out of obligation is repression,” the bishops stated.
Human rights defenders ‘persecuted’
In another part of the letter, the bishops condemned the “persecution of human rights defenders simply for carrying out their duties.” This comes after the arrest of lawyer Ruth Eleonora López. According to Human Rights Watch, this case “is part of a series of repressive actions pushed by the government, which has shown increasing hostility toward journalists, union leaders, and human rights defenders.”
In this regard, the bishops requested that “if applicable there are any prisoners held for no other reason than defending human rights, their cases should be studied and they should be immediately released.” They also urged a “very objective” review of all cases of those imprisoned “to ensure that those who are innocent are released as soon as possible.”
Obispos de El Salvador se oponen a que se use el país como una “gran cárcel internacional”
A puertas del sexto aniversario del gobierno del presidente Nayib Bukele, que se cumple en junio, los obispos católicos de El Salvador publicaron una carta pastoral en la que advierten sobre el riesgo de convertir al país en una “gran cárcel internacional” y demandan el fin del régimen de excepción.
En su carta pastoral, publicada este 29 de mayo, la Conferencia Episcopal de El Salvador señaló que su intención no es “contradecir a las autoridades nacionales, pues bien sabemos los esfuerzos que realizan por gobernar el país en beneficio del pueblo”.
Asimismo, dejaron en claro que sus observaciones no responden a “algún interés ideológico partidista, ni por intereses de grupos de poder. Lo que nos mueve verdaderamente es el bien del pueblo”.
“Con nuestra voz, queremos hacer audible el clamor del pueblo pobre y de las grandes mayorías cuyos derechos son vulnerados, tal vez, no con mala intención; pero vulnerados, pues en medio de una realidad tan intensa puede ocurrir que, su voz poco perceptible no sea audible”, se lee en la carta.
Críticas al uso de la “megacárcel”
Los prelados pidieron a las autoridades salvadoreñas “no promover las cárceles de nuestro país para las víctimas de las políticas antiinmigrantes de potencias extranjeras”.
En particular, criticaron la postura asumida tras la visita del Secretario de Estado de Estados Unidos Marco Rubio en febrero de este año, cuando el presidente Bukele ofreció recibir en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) a “peligrosos criminales americanos incluyendo ciudadanos de Estados Unidos” así como a “migrantes ilegales de cualquier otro país” en vez de deportarlos a su país de residencia.
El CECOT, popularmente conocida como la “megacárcel” es una prisión de máxima seguridad inaugurada en enero de 2023, que puede albergar hasta 40.000 reclusos.
“Pedimos a nuestros gobernantes que no promocionen este país como si fuera una gran cárcel internacional. Les rogamos que piensen bien lo que hacen. Traer grandes criminales puede convertirse en un peligro para nuestra población; tanto como granjearle a esta nación una mala fama internacional”, advierten los obispos.
Como alternativa, llamaron a “promover una política en favor de los migrantes, con fronteras abiertas e inserción en la economía como mano de obra. Además, una parte del pueblo salvadoreño también es migrante y no nos gustaría que nuestros compatriotas fueran encarcelados en otras naciones”.
Hacer el bien por obligación “es represión”
Otra de las demandas planteadas por los obispos es “la derogación del estado de excepción”, una medida vigente desde marzo de 2022 en el país como parte de la estrategia gubernamental para combatir a las pandillas delictivas.
Este régimen permite suspender, de manera constitucional, derechos como la libertad de reunión, la inviolabilidad de las comunicaciones, el derecho a ser informado sobre los motivos de una detención, y el acceso a representación legal, entre otros. De acuerdo con Human Rights Watch, esta medida ha abierto “la puerta a que se cometan violaciones de derechos humanos”.
Aunque los obispos reconocen que “en otro momento fue necesario para frenar la violencia y se consideró exitoso por sus resultados. Pero ha pasado el tiempo, y, consideramos que ya no es necesario”.
“Se trata de permitir al pueblo ejercer su libertad sin presión alguna. Pues el pueblo no puede continuar haciendo el bien, actuando el bien, y obedeciendo las leyes, por temor a las consecuencias del régimen de excepción. (…). Hacer el bien por miedo es coerción y hacerlo por obligación es represión”, indicaron los obispos.
Critican que “se persiga” a defensores de derechos humanos
En otro punto de la carta, los obispos condenaron que “se persiga a los defensores de derechos humanos por el simple hecho de ejercer esta función”. Esto, tras la detención de la abogada Ruth Eleonora López. Según Human Rights Watch, este caso “se suma a una serie de acciones represivas impulsadas por el gobierno, que ha mostrado una creciente hostilidad hacia periodistas, líderes sindicales y defensores de derechos humanos”.
En este sentido, los obispos solicitaron que “si en dado caso hay algunos presos sin más motivo que la defensa de derechos humanos, deben ser estudiados sus casos y de inmediato puestos en libertad”. También instaron a revisar “con gran objetividad” todos los casos de las personas privadas de su libertad “para lograr que, los que son inocentes salgan de ahí lo más pronto posible”.