El Salvador’s Legislative Assembly has approved a far-reaching “Foreign Agents” law that grants the government of President Nayib Bukele broad powers to monitor, sanction, and dissolve organizations labeled as foreign agents, Human Rights Watch said today.
On May 20, 2025, the Legislative Assembly, controlled by Bukele’s New Ideas party, passed the law with little debate and no public consultation. The law requires people and organizations that receive funding from abroad to register as “foreign agents” with a newly established Foreign Agents Registry under the Interior Ministry. The law claims to promote “transparency,” but in practice provides the government expansive authority to control, stigmatize, and sanction human rights groups and independent media outlets that receive international support.
“There’s no question that the Foreign Agents law is about silencing those who expose corruption, human rights violations, and secretive negotiations with gang leaders by the Bukele government,” said Juanita Goebertus, Americas director at Human Rights Watch. “Labeling critical organizations as foreign agents, slapping them with crushing taxes, and handing unchecked power to a government registry does not improve transparency, but stifles dissent.”
The law defines a foreign agent as any person or entity that “responds to the interests of, or is controlled or financed, directly or indirectly, by a foreign principal.” It defines a “foreign principal” broadly as any person or entity based abroad, including foreign governments, political parties, or organizations, as well as “people determined by the Foreign Agents Registry to fall under this category.”
Those who fail to register face sanctions, including fines and the “suspension or cancellation” of their legal status. The law also imposes a 30 percent tax on all foreign funding, including donations, goods, and services.
The law bars registered foreign agents from engaging in vaguely defined “activities with political or other purposes” that have the “objective” of “affecting the public order” or “threatening the social and political stability of the country.” It prohibits anonymous donations and requires prior approval to modify how funds are used.
Organizations receiving foreign funds would be required to use a “label” indicating that the information they shared is “transmitted on behalf of” foreigners or “financed” by foreigners.
The law also grants the executive branch broad authority to pass regulations to enforce the law and allows the Interior Ministry to exempt specific organizations.
The Foreign Agents law violates El Salvador’s obligations under international human rights law, including the International Covenant on Civil and Political Rights and the American Convention on Human Rights, both of which protect freedom of expression and association. Any restrictions on these rights must be necessary, proportionate, and clearly defined.
Human Rights Watch has documented that other countries, such as Russia and Nicaragua, have used “foreign agent” laws as a tool to control, silence, and stigmatize independent civil society and media.
In 2024, the European Court of Human Rights found that Russia’s foreign agents law violated the right to freedoms of expression and association. The court found that “the requirement to use the stigmatizing and misleading ‘foreign agent’ label in public communications” created an “environment of forced self-stigmatization.” It said that the Russian legislation “bears the hallmarks of a totalitarian regime.”
The European Parliament has condemned Russia’s law as a tool to stifle dissent, and the Council of Europe Commissioner for Human Rights has made clear that it violates international norms.
In 2023, then-Senator Marco Rubio, now US Secretary of State, co-sponsored bipartisan legislation on Nicaragua, citing findings that the Nicaraguan foreign agents law was “problematic” and should be repealed.
“Foreign governments should condemn this atrocious legislation,” Goebertus said. “There’s no reason for those who have criticized similar legislation in Nicaragua and Russia to stay quiet now.”
HRW: https://www.hrw.org/news/2025/05/23/el-salvador-foreign-agents-law-targets-civil-society-media
El Salvador: La Ley de Agentes Extranjeros amenaza a la sociedad civil y medios de comunicación
La Asamblea Legislativa de El Salvador aprobó una Ley de Agentes Extranjeros que otorga al gobierno del presidente Nayib Bukele amplias facultades para vigilar, sancionar y clausurar organizaciones estigmatizadas como “agentes extranjeros”, señaló hoy Human Rights Watch.
El 20 de mayo de 2025, la Asamblea Legislativa, controlada por el partido Nuevas Ideas de Bukele, aprobó la ley prácticamente sin debate ni consulta pública. La ley exige que las personas naturales o jurídicas que reciben fondos del exterior se registren como “agentes extranjeros” en un Registro de Agentes Extranjeros, a cargo del Ministerio de Gobernación y Desarrollo Territorial. La ley, que pretende promover la “transparencia”, en la práctica otorga al gobierno una amplia autoridad para controlar, estigmatizar y sancionar a las organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación independientes que reciben apoyo internacional.
“No cabe duda de que la Ley de Agentes Extranjeros busca silenciar a quienes denuncian la corrupción, las violaciones de derechos humanos y las negociaciones secretas entre los líderes de las pandillas y el gobierno de Bukele”, afirmó Juanita Goebertus, directora de la División de las Américas de Human Rights Watch. “Estigmatizar a las organizaciones de la sociedad civil como agentes extranjeros, aplicarles impuestos asfixiantes y otorgar enormes poderes a un registro gubernamental no ayuda a mejorar la transparencia; solo reprime el disenso”.
La ley define como un agente extranjero a cualquier persona natural o jurídica que “responda a intereses, sea controlada o financiada, directa o indirectamente por un mandante extranjero”. Asimismo, define a un “mandante extranjero” en términos amplios como cualquier persona u organización de un país extranjero, incluyendo gobiernos, partidos políticos y organizaciones, así como “personas que el Registro de Agentes Extranjeros determine que están incluidas en la calidad de mandante extranjero”.
Aquellas personas naturales o jurídicas que no se registren se enfrentan a sanciones, incluyendo multas y la “suspensión o cancelación de su personería jurídica”. La ley también crea a un impuesto del 30 % sobre toda financiación extranjera, incluyendo donaciones, pagos u otros conceptos.
La ley prohíbe a los agentes extranjeros registrados participar en “actividades para fines políticos u otros” que tengan el “objetivo” de “alterar al orden público” o “amenacen la estabilidad social y política del país”. También prohíbe las donaciones anónimas y exige una aprobación previa para modificar el uso de los recursos.
Las organizaciones que reciban fondos extranjeros estarían obligadas a utilizar una “etiqueta” en sus materiales que indique que la información que difunden es “transmitida en nombre de un mandante extranjero” o “financiada” por extranjeros.
La ley también concede al poder ejecutivo una amplia autoridad para aprobar disposiciones legales para regular la ley y permite al Ministerio de Gobierno eximir de estos requerimientos a organizaciones específicas.
La Ley de Agentes Extranjeros viola las obligaciones de El Salvador conforme al derecho internacional de los derechos humanos, incluyendo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP) y la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CADH), que protegen la libertad de expresión y asociación. Cualquier restricción de estos derechos debe ser necesaria y proporcionada para logar un fin légitimo y estar claramente definida.
Human Rights Watch ha documentado que otros países, como Rusia y Nicaragua, han utilizado leyes de “agentes extranjeros” como herramienta para controlar, silenciar y estigmatizar a la sociedad civil y los medios de comunicación independientes.
En 2024, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró que la ley rusa sobre agentes extranjeros violaba el derecho a las libertades de expresión y asociación. El Tribunal consideró que “el requisito de utilizar la etiqueta estigmatizadora y engañosa de ‘agente extranjero’ en las comunicaciones públicas” creaba un “ambiente de autoestigmatización forzada”. También sostuvo que la legislación rusa “lleva una impronta propia de regímenes totalitarios”.
El Parlamento Europeo ha condenado la ley rusa por considerarla una herramienta para reprimir la disidencia, y el Comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa ha señalado que la ley contradice estándares internacionales.
En 2023, el entonces senador y ahora secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, fue coautor de una legislación bipartidista sobre Nicaragua. El proyecto de ley describía a la ley nicaragüense de agentes extranjeros como “problemática” y aseguraba que debía ser derogada.
“La comunidad internacional debería repudiar esta legislación atroz”, dijo Goebertus. “No hay ninguna razón para que quienes han criticado una legislación similar en Nicaragua y Rusia se queden callados ahora”.