The Regime Is Taking on Water — El régimen hace agua

May 9, 2025

The enemies of the people are not the bus operators, whom Bukele demanded provide free service without guarantees, but the incompetent and the shameless. Trapped in lies, negligence, and corruption, the regime is rapidly exhausting its options. — Los enemigos del pueblo no son los buseros, a quienes Bukele exigió prestar servicio gratuito sin garantías, sino los incompetentes y los desvergonzados. Atrapado en la mentira, la negligencia y la corrupción, el régimen agota rápidamente sus posibilidades.

Things took a wrong turn for Bukele after his visit to Trump. The prison business aroused detrimental curiosity for his reputation. Several U.S. members of Congress visited the country to verify the “penitentiary lodging service.” The harsh criticism from the visitors resonated in the streets, courts, and press of the United States. Then, the National Civil Police (PNC) unexpectedly intervened in a press conference by a representative of the Kennedy clan who was visiting the country to verify respect for human rights. More than sixty organizations, mostly American, asked the UN to investigate the immigration agreement between Trump and Bukele, and the detention conditions of deported Venezuelans. The focus is not on Bukele’s security, but on potential crimes against humanity.

In the United States, the press reported on negotiations by one of his brothers with the Department of State. In his capacity as the presidential brother, not as an official, he agreed to the return of gang leaders prosecuted in that country in exchange for a substantial reduction in the “penitentiary lodging service” fee. It was also revealed that Trump deceived Bukele by sending him not only convicted criminals but also innocent people. Bukele’s complaint forced Trump to look for incriminating evidence, which he did not find. Despite this, Bukele yielded to the stronger party.

Internally, things are not going well either. The national press delved into the filth of the regime. Two gang leaders exposed their complicity with Bukele in a detailed account. They decisively helped him win municipal and presidential elections; in his name, they controlled the population in their territories during the pandemic; and they reduced homicides in exchange for money, tolerance of extortion and targeted killings, the release of several criminals, and other privileges. The territorial control plan didn’t reduce homicides; the gangs did.

These revelations, which corroborate from another source what was already known, strengthen the accusation by the U.S. Departments of the Treasury and Justice that Bukele made a pact with the gangs. That is why the return of their leaders is a priority for Bukele, who fears they might air his dealings in U.S. courts. Even if this does not happen, it is increasingly unquestionable that he is as much a terrorist as those he keeps locked up.

The landslide in Los Chorros, where one of his flagship infrastructure projects is being built, has cut off the western part of the country, generating considerable losses in an already battered economy. The series of on-site press conferences by the minister in charge has failed to convince anyone that the debacle is “normal,” given the soil instability and rains, nor that passage will be safe—a statement made shortly before the fiasco. The ministerial efforts cannot hide the serious negligence of his department and the construction and supervising companies. They ignored technical specifications to release money that ended up in an unknown pocket.

The setbacks do not end there. Panama discovered a multi-million dollar drug stash in a container of Salvadoran coffee destined for Belgium. Mysteriously, the admiral of the non-existent national navy also stepped forward, unfortunately, because Panama discredited his main argument. He has not captured anyone linked to the shipment. Like his public works colleague, the clarifications say little but reveal much. It is clear that very powerful interests are behind the container.

The increase in the minimum wage and the income tax-exempt threshold went unnoticed. The large May 1st demonstration did not take note of these measures, but rather of unemployment, the high cost of living, and human rights violations. Bukele offers little to few. The income of the majority is so low that it is not taxable. Universal free public transportation, another improvisation to cover up the Los Chorros fiasco, produced more chaos than relief.

It is difficult to understand how such a centralized and authoritarian government allowed itself to be caught off guard by malpractice in a project as complex and critical as Los Chorros. Nor is it understandable how drug traffickers dispatch drugs abroad. The Panama container is not the first. Or perhaps these operations enjoy protection in the same way the gangs did in their time.

The enemies of the people are not the bus operators, whom Bukele demanded provide free service without guarantees, but the incompetent and the shameless. Trapped in lies, negligence, and corruption, the regime is rapidly exhausting its options.

*Rodolfo Cardenal, director of the Monsignor Romero Center.

UCA: https://noticias.uca.edu.sv/articulos/el-regimen-hace-agua

El régimen hace agua

El rumbo se le torció a Bukele después de visitar a Trump. El negocio de las cárceles despertó una curiosidad perjudicial para su buen nombre. Varios congresistas visitaron el país para verificar el “servicio de alojamiento penitenciario”. La dura crítica de los visitantes tuvo eco en las calles, los tribunales y la prensa de Estados Unidos. Luego la PNC intervino intempestivamente en la conferencia de prensa de una representante del clan Kennedy que estaba de visita en el país para verificar el respeto a los derechos humanos. Más de sesenta organizaciones, la mayoría estadounidense, solicitaron a la ONU investigar el acuerdo migratorio de Trump y Bukele, y las condiciones de detención de los venezolanos deportados. Los focos no se centran en la seguridad de Bukele, sino en potenciales crímenes de lesa humanidad.

En Estados Unidos, la prensa informó de la negociación de uno de sus hermanos con el Departamento de Estado. En su calidad de hermano presidencial, que no de funcionario, acordó el retorno de los líderes de las pandillas procesados en aquel país a cambio de una rebaja sustancial en la tarifa del “servicio de alojamiento penitenciario”. Asimismo, reveló que Trump engañó a Bukele, al enviarle no solo criminales convictos, sino también inocentes. El reclamo de Bukele obligó a Trump a buscar pruebas incriminatorias, que no encontró. Pese a ello, Bukele cedió ante el más fuerte.

Internamente, las cosas tampoco van bien. La prensa nacional se adentró en las inmundicias del régimen. Dos líderes pandilleros expusieron en un detallado relato su complicidad con Bukele. Lo ayudaron de forma decisiva a ganar las elecciones municipales y presidenciales; en su nombre controlaron a la población de sus territorios durante la pandemia; y redujeron los homicidios a cambio de dinero, de tolerar la extorsión y el asesinato selectivo, de liberar a varios criminales y de otros privilegios. El plan de control territorial no recortó los homicidios, sino las pandillas.

Estas revelaciones que, desde otra fuente, corroboran lo ya sabido, robustecen la acusación de los departamentos del Tesoro y de Justicia de Estados Unidos que imputan a Bukele haber pactado con las pandillas. Por eso el retorno de sus líderes es una prioridad para un Bukele temeroso de que ventilen sus tratos en los tribunales estadounidenses. Aunque esto no llegue a darse, cada vez es más incuestionable que es tan terrorista como aquellos a quienes mantiene encerrados.

El deslizamiento de tierra en Los Chorros, donde construye una de sus infraestructuras emblemáticas, mantiene incomunicado al occidente del país, generando pérdidas considerables en una ya maltrecha economía. La serie de conferencias in situ del ministro a cargo no ha conseguido convencer de que el descalabro es “normal”, dada la inestabilidad del suelo y las lluvias, ni de que el paso será seguro. Una afirmación lanzada poco antes del fiasco. Los esfuerzos ministeriales no logran ocultar la grave negligencia de su dependencia y de las empresas constructora y supervisora. Hicieron caso omiso de las especificaciones técnicas para liberar un dinero que fue a parar a un bolsillo desconocido.

Las contrariedades no terminan ahí. Panamá descubrió un millonario alijo de droga en un contenedor de café salvadoreño, destinado a Bélgica. Misteriosamente, el almirante de la inexistente armada nacional puso la cara también con mala fortuna, porque Panamá desautorizó su argumento principal. No ha capturado a nadie vinculado con el cargamento. Igual que su colega de obras públicas, las aclaraciones dicen poco, pero aclaran mucho. Es claro que detrás del contenedor hay intereses muy poderosos.

El aumento del salario mínimo y del umbral de los ingresos libres del impuesto sobre la renta pasaron desapercibidos. La nutrida manifestación del 1 de mayo no tomó nota de esas medidas como sí del desempleo, del alto costo de la vida y de la violación a los derechos humanos. Bukele ofrece poco a pocos. El ingreso de la mayoría es tan escaso que no es imponible. El transporte público universal gratuito, otra improvisación para disimular el fiasco de Los Chorros, produjo más caos que alivio.

Es difícil comprender cómo un Gobierno tan centralizado y autoritario se dejó sorprender por la mala praxis en una obra tan compleja y crítica como Los Chorros. Tampoco es entendible cómo el narcotráfico despacha droga al exterior. El contenedor de Panamá no es el primero. O será que esas operaciones gozan de protección de la misma manera que las pandillas en su momento.

Los enemigos del pueblo no son los buseros, a quienes Bukele exigió prestar servicio gratuito sin garantías, sino los incompetentes y los desvergonzados. Atrapado en la mentira, la negligencia y la corrupción, el régimen agota rápidamente sus posibilidades.

 * Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero.

UCA: https://noticias.uca.edu.sv/articulos/el-regimen-hace-agua