Bukele plays with a stacked deck — Bukele juega con cartas marcadas

Apr 26, 2025

If Maduro had been a bit shrewder and reacted cool-headedly, he would have put Bukele in a tight spot. — Si Maduro hubiera sido un poco más astuto y hubiera reaccionado con la cabeza fría, hubiera puesto a Bukele en serios aprietos.

On the night of Sunday the 20th, in an unexpected and completely unusual communication, Salvadoran President Nayib Bukele, via social media, proposed a prisoner exchange of 252 individuals to his Venezuelan counterpart Nicolás Maduro. Bukele pledged to release all Venezuelans deported by the United States and held in his high-security mega-prison, the Center for the Confinement of Terrorism (CECOT), in exchange for an equivalent number of political prisoners held in Chavista prisons. With this proposal, Bukele aims at several objectives, some domestic, but mostly related to foreign policy, primarily with an eye on Washington.

In his proposal, Bukele insists on the existence of political prisoners in Venezuela versus the murderers and rapists incarcerated in his prisons, including Venezuelans belonging to Tren de Aragua. However, he goes a step further, stating that the only reason there are political prisoners in Venezuela “is because they opposed you [Maduro] and your electoral fraud.” Framed this way, the proposal was quickly and hastily rejected by the Bolivarian leader, who accused his Salvadoran counterpart of being a “serial human rights violator” and acting with “Nazi schemes.”

As can be seen, this game is played solely on the narrative field, a contest to see who spins the better story and achieves more success and presence on social media. Everything else is secondary. For Bukele, there are no political prisoners in El Salvador, but there are in Venezuela; human rights are not violated in El Salvador, but they are in Venezuela; Maduro is a dictator, Bukele is not (even though he proclaimed himself the “world’s coolest dictator”); Bukele is reasonable, but Maduro is not. The reverse is true from the other side. Maduro loves legality and proposes legal solutions, Bukele does not; Bukele is a fascist, Maduro is not; Maduro is devout and democratic, Bukele is not.

The proposal includes some important names to be released from among the 890 political prisoners held in the dungeons of the Chavista regime, according to Foro Penal, such as lawyer and military affairs specialist Rocío San Miguel, María Corina Machado’s mother, Edmundo González’s son-in-law, and journalist Roland Carreño. It also requests the release of the four opposition members seeking asylum in the Argentine embassy and the more than 50 foreigners held by the regime, including Spaniards and Americans. Hence, Bukele’s demand can be seen as an attempt to whitewash his international image, especially in the United States.

It should be remembered that the request comes as judicial pressure mounts for Bukele to allow the return to the United States of Salvadoran citizen Kilmar Ábrego García, accompanied by the visit of several Democratic lawmakers to inquire personally about the case. Ábrego, apparently deported to his home country due to an administrative error, faces a Kafkaesque situation, as neither El Salvador nor the United States is willing to comply with the law or restore the original situation.

Under normal circumstances, this prisoner exchange would be negotiated in secret, but in reality, neither party wants to engage in any kind of talks; these are all gestures for the gallery. If Maduro had been a bit shrewder and reacted with a cool head, he would have put Bukele in a tight spot. But that was not the case. He quickly took the bait and missed an excellent opportunity to confront Trump with better arguments.

No matter how you look at it, Bukele plays with a stacked deck, and his hand is a winning one. If his proposal succeeds, if Maduro agrees to the exchange, we would be facing a masterstroke that would allow him to emerge as the great liberator of Venezuelan political prisoners. But if Maduro rejects it, as seems likely, he also wins, as the Venezuelan would be the sole villain in the story. Not only that, whatever the outcome, for a day or perhaps two, Bukele would become the international champion of human rights.

But let’s make no mistake. In this story, in this showdown between tricksters, there are no good guys or bad guys, however laudable the intentions of one or the other may be (more one than the other). Both are authoritarians, Maduro even a dictator, for whom respect for human rights and the well-being of their people concerns them very little.

El Periódico de España: https://www.epe.es/es/opinion/20250423/bukele-juega-cartas-marcadas-opinion-carlos-malamud-116607429

Bukele juega con cartas marcadas

El domingo 20 por la noche, en una comunicación inesperada y totalmente insólita, el presidente salvadoreño Nayib Bukele, a través de las redes sociales, le propuso a su homólogo venezolano Nicolás Maduro el canje de 252 presos. Bukele se comprometió a liberar a todos los venezolanos deportados por Estados Unidos y encerrados en su mega cárcel de alta peligrosidad del Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) a cambio de un número equivalente de presos políticos retenidos en las prisiones chavistas. Con esta propuesta, Bukele apunta a varios objetivos, algunos internos, pero la mayoría de política exterior, básicamente mirando a Washington.

En su propuesta Bukele insiste en la existencia de presos políticos en Venezuela frente a los asesinos y violadores encerrados en sus cárceles, incluidos los venezolanos pertenecientes al Tren de Aragua. Sin embargo, da un paso más y dice que la única razón por la que en Venezuela hay presos políticos “es por haberse opuesto a usted [a Maduro] y a sus fraudes electorales”. Así planteada, la propuesta fue rápidamente rechazada, y de forma extemporánea, por el líder bolivariano, quien acusó a su contraparte salvadoreña de “violador serial de los derechos humanos” y de actuar con “esquemas nazis”.

Como se ve, este partido se juega únicamente en el campo del relato, por ver quien vende mejor y tiene más éxito y más presencia en las redes sociales. Todo lo demás es secundario. Para Bukele, en El Salvador no hay presos políticos, pero en Venezuela sí; en el Salvador no se violan los derechos humanos, pero en Venezuela sí; Maduro es un dictador, Bukele, no (aunque se haya proclamado el “dictador más genial del mundo”); Bukele es razonable, pero Maduro, no. Del otro lado ocurre lo inverso. Maduro es amante de la legalidad y propone salidas legales, Bukele, no; Bukele es fascista, Maduro, no; Maduro es creyente y democrático, Bukele, no.

La propuesta incluye algunos nombres importantes para liberar de entre los 890 presos políticos alojados en las mazmorras del régimen chavista, según Foro Penal, como la abogada y especialista en temas militares Rocío San Miguel, la madre de María Corina Machado, el yerno de Edmundo González y el periodista Roland Carreño. También se solicita puesta en libertad de los cuatro opositores asilados en la embajada de Argentina y los más de 50 extranjeros en poder del régimen, incluidos españoles y estadounidenses. De ahí que la demanda de Bukele pueda ser vista como un intento de lavado de cara de su imagen internacional, especialmente en Estados Unidos.

Hay que recordar que el pedido surge cuando arrecien las presiones judiciales para que Bukele permita el retorno a Estados Unidos del salvadoreño Kilmar Ábrego García, acompañadas de la visita de varios parlamentarios demócratas para interesarse personalmente por el caso. Ábrego, aparentemente deportado por un error administrativo a su país de origen, se encuentra ante una situación kafkiana, ya que ni El Salvador ni Estados Unidos están dispuestos a cumplir con la legalidad ni a volver a la situación originaria.

En condiciones normales este intercambio de prisioneros se estaría negociando en secreto, pero, en realidad, ninguna de las partes quiere entablar ningún tipo de tratativas y todos son gestos de cara a la galería. Si Maduro hubiera sido un poco más astuto y hubiera reaccionado con la cabeza fría, hubiera puesto a Bukele en serios aprietos. Pero no ha sido así. Rápidamente, entró al trapo, mordió el anzuelo y desaprovechó una excelente oportunidad para enfrentarse a Trump con mejores argumentos.

Se mire por donde se mire, Bukele juega con cartas marcadas y su mano es ganadora. Si su propuesta tiene éxito, si Maduro accede al canje, estaríamos frente a una jugada maestra que le permitiría emerger como el gran liberador de presos políticos venezolanos. Pero si Maduro la rechaza, como todo indica, también gana, ya que el único malo de la película sería el venezolano. No solo eso, cualquiera sea el resultado, por un día o quizá dos, Bukele se convertiría en el campeón internacional de los derechos humanos.

Pero, no hay que llamarse a engaños. En esta historia, en este enfrentamiento entre tahúres, no hay buenos ni malos, por más laudables que sean los propósitos de uno u otro (más uno que otro). Ambos son autoritarios, Maduro incluso un dictador, a los cuales el respeto por los derechos humanos y el bienestar de sus pueblos les preocupa más bien poco.

El Periódico de España: https://www.epe.es/es/opinion/20250423/bukele-juega-cartas-marcadas-opinion-carlos-malamud-116607429