El Salvador is a convenient vehicle for Trump to ignore the Supreme Court — El Salvador es un vehículo conveniente para que Trump ignore a la Corte Suprema

Apr 17, 2025

Salvadoran President Nayib Bukele is a wannabe tyrant, and Americans are painfully aware that President Donald Trump looks up to this type. That makes me nervous. — El presidente salvadoreño Nayib Bukele es un aspirante a tirano, y los estadounidenses saben muy bien que el presidente Donald Trump admira a personajes así. Eso me pone nervioso.

President Donald Trump spent April 14 praising the character of Nayib Bukele, El Salvador’s president who has made news for helping Trump flaunt a court order demanding the return of a man mistakenly deported.

Trump and Bukele met at the White House, and in the portion open to the news media, the pair had nothing but praise for each other. 

Bukele is a wannabe tyrant, and Americans are painfully aware that Trump looks up to this type. Trump looks to authoritarians for inspiration, and that makes me nervous. But the budding bromance between Trump and Bukele should worry Americans, given how much our president seems willing to ignore laws.

Trump envies the power Bukele has over El Salvador

Under Bukele, El Salvador has been under a state of emergency since 2022, which grants him extraordinary powers to combat the country’s gang violence. The result has been the mass imprisonment of Salvadorans – often with minimal evidence against them.

Part of the drop in gang violence is often attributed to secret deals between the Salvadoran government and MS-13, as well as undercounting murders by the government.

Bukele and his allies will claim it is due to the mass detentions. Based on Trump’s conversation with Bukele at the White House, it seems Trump is inclined to agree with this view.

“Sometimes they say that we imprisoned thousands. I like to say that we actually liberated millions,” Bukele said in the Oval Office.

Trump followed up by asking, “Who gave him that line? Do you think I can use that?”

One thing that Bukele and Trump share is their contempt for due process. For both men, rather than a guardrail that prevents the innocent from being wrongly imprisoned or otherwise penalized, due process exists only as a barrier from them imposing their tough concept of justice on their respective nations. 

In El Salvador, Bukele’s government has released more than 8,000 people who were revealed to be innocent, nearly 10% of the 84,000 people imprisoned under their state of emergency.

Bukele insists that “no police anywhere in the world are perfect.” But when you are throwing due process to the wind and treating those detained with the minimal humanity possible, such a high false imprisonment rate is unacceptable, and these numbers are only based on the numbers that have been released due to a complete lack of evidence.

Advocacy groups estimate the U.S. rate to be between 4 and 6%, a much lower percentage thanks to our rigorous due process standards.

Nor are these cases to be taken lightly. The conditions of El Salvador’s prisons are vile. Any innocent person sent there is being housed with some of the worst criminals and is given minimal support from the justice system. 

Trump clearly envies the ability to flaunt the principles of due process. Bukele’s actions in El Salvador are similar to what Trump is trying to do with illegal immigrants here. He’s even suggested deporting “homegrown” criminals to El Salvador, exploring the possibility of sending U.S. citizens to Bukele’s hellish prisons.

Trump is working with Bukele to defy wishes of US courts

On April 10, the Supreme Court upheld a lower court ruling ordering the Trump administration to “facilitate” the return of Kilmar Abrego Garcia − a suspected MS-13 member who was under a court order not to be deported to El Salvador − who was sent to prison in El Salvador in March due to an “administrative error.”

Rather than comply with the courts’ ruling, the Trump administration is pretending as if Bukele, a man Trump apparently has a wonderful relationship with, would refuse to return Abrego Garcia if Trump actually wanted him to.

Bukele has already returned at least nine people at the administration’s request since these deportations began a month ago. The administration is lying with Bukele’s help to flaunt the Supreme Court’s order.

Trump is hiding behind the fact that he has no authority to compel El Salvador to return Abrego Garcia to explain why he is flaunting the order for him to be returned. While technically true, it’s obvious that if Trump actually sought the return of Abrego Garcia, El Salvador would comply.

The most frustrating part of it all is that it may actually work. There is no enforcement mechanism in the law for the Supreme Court or Trump to compel Bukele to return a man deported from America into his custody. And don’t expect Congress to do anything to control Trump.

These events are just another step in Trump’s disdain for the courts’ authority. Trump dreams of America being a nation like the one Bukele occupies, in which no court can hinder his will.

USA Today: https://www.usatoday.com/story/opinion/columnist/2025/04/17/trump-president-el-salvador-deportation-prison/83102151007/

El Salvador es un vehículo conveniente para que Trump ignore a la Corte Suprema

El 14 de abril, Trump se pasó el día elogiando el carácter de Bukele, el mandatario salvadoreño que ha sido noticia por ayudarlo a ignorar una orden judicial que exige el regreso de un hombre deportado por error.

Trump y Bukele se reunieron en la Casa Blanca y, en la parte abierta a la prensa, ambos se prodigaron elogios mutuos.

Bukele es un aspirante a tirano, y los estadounidenses son dolorosamente conscientes de que Trump admira a este tipo de figuras. Trump busca inspiración en los autoritarios, y eso me inquieta. Pero el incipiente bromance entre Trump y Bukele debería preocupar a los estadounidenses, dado lo dispuesto que parece nuestro presidente a pasar por alto las leyes.

Trump envidia el poder que Bukele ejerce sobre El Salvador

Bajo el mandato de Bukele, El Salvador vive en régimen de excepción desde 2022, lo que le otorga poderes extraordinarios para combatir la violencia de las pandillas. El resultado ha sido el encarcelamiento masivo de salvadoreños, a menudo con pruebas mínimas en su contra.

Parte de la disminución de la violencia pandilleril suele atribuirse a acuerdos secretos entre el gobierno salvadoreño y la MS‑13, así como al subregistro de homicidios por parte del gobierno.

Bukele y sus aliados sostienen que se debe a las detenciones masivas. A juzgar por la conversación entre Trump y Bukele en la Casa Blanca, parece que Trump se inclina a compartir esa visión.

«A veces dicen que encarcelamos a miles; a mí me gusta decir que en realidad liberamos a millones», dijo Bukele en el Despacho Oval.

Trump replicó preguntando: «¿Quién le dio esa frase? ¿Crees que puedo usarla?»

Una característica que comparten Bukele y Trump es su desprecio por el debido proceso. Para ambos, en lugar de ser una salvaguarda que impide que inocentes sean encarcelados o sancionados injustamente, el debido proceso existe únicamente como un obstáculo que les impide imponer su propia y dura concepción de justicia en sus países.

En El Salvador, el gobierno de Bukele ha liberado a más de 8 000 personas que resultaron inocentes, casi el 10 % de los 84 000 encarcelados bajo el régimen de excepción.

Bukele insiste en que «ninguna policía en el mundo es perfecta». Pero cuando se echa por la borda el debido proceso y se trata a los detenidos con la mínima humanidad posible, un índice tan alto de encarcelamientos injustos resulta inaceptable, y estas cifras solo reflejan a los que han sido puestos en libertad por falta total de pruebas.

Grupos de defensa estiman que en Estados Unidos la tasa oscila entre el 4 y el 6 %, un porcentaje mucho menor gracias a nuestros rigurosos estándares de debido proceso.

Tampoco son casos menores. Las condiciones en las cárceles salvadoreñas son deplorables. Cualquier inocente enviado allí comparte espacio con algunos de los peores criminales y recibe un apoyo mínimo del sistema judicial.

Trump evidentemente envidia la capacidad de despreciar los principios del debido proceso. Las acciones de Bukele en El Salvador son similares a lo que Trump intenta hacer aquí con los inmigrantes indocumentados. Incluso ha sugerido deportar a delincuentes «nativos» a El Salvador, explorando la posibilidad de enviar ciudadanos estadounidenses a las infernales prisiones de Bukele.

Trump trabaja con Bukele para desafiar la voluntad de los tribunales de EE. UU.

El 10 de abril, la Corte Suprema confirmó la resolución de un tribunal inferior que ordenaba al gobierno de Trump «facilitar» el regreso de Kilmar Abrego García —presunto miembro de la MS‑13 que tenía prohibido judicialmente ser deportado a El Salvador—, quien fue enviado a una prisión salvadoreña en marzo por un «error administrativo».

En lugar de acatar el fallo, la administración Trump finge que Bukele —con quien aparentemente mantiene una relación excelente— se negaría a devolver a Abrego García si Trump realmente lo solicitara.

Bukele ya ha repatriado al menos a nueve personas a petición del gobierno desde que comenzaron estas deportaciones hace un mes. La administración está mintiendo, con la ayuda de Bukele, para desobedecer la orden de la Corte Suprema.

Trump se escuda en que no tiene autoridad para obligar a El Salvador a devolver a Abrego García y así justificar su desobediencia a la orden. Aunque técnicamente sea cierto, es evidente que, si Trump realmente solicitara la repatriación de Abrego García, El Salvador accedería.

Lo más frustrante es que puede que le funcione. No existe en la ley un mecanismo que permita a la Corte Suprema —ni a Trump— obligar a Bukele a devolver a un hombre deportado desde Estados Unidos bajo su custodia. Y no esperen que el Congreso mueva un dedo para controlar a Trump.

Estos hechos son un paso más en el desprecio de Trump por la autoridad de los tribunales. Trump sueña con que Estados Unidos sea un país como el que gobierna Bukele, en el que ningún tribunal pueda obstaculizar su voluntad.

USA Today: https://www.usatoday.com/story/opinion/columnist/2025/04/17/trump-president-el-salvador-deportation-prison/83102151007/