Meeting Between Trump and Bukele “Exposes Complicity in Human Rights Violations,” Denounces Organization — Reunión entre Trump y Bukele “expone la complicidad en violaciones a derechos humanos”, denuncia organización

Apr 15, 2025

The meeting between U.S. President Donald Trump and his Salvadoran counterpart, Nayib Bukele, suggested that the defense of migrant rights was not among the points to be discussed in the meeting, and the official visit could even be analyzed as an act of “complicity in human rights violations,” stated Alianza Americas. — La reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo salvadoreño, Nayib Bukele, dejó entrever que la defensa de los derechos migrantes no se encontraba entre los puntos a tratar en el encuentro, e inclusive la visita oficial podría ser analizada como un acto de “complicidad en violaciones a derechos humanos”, señaló la Alianza Américas.

In a statement, the organization highlighted: “We are especially alarmed by the growing collaboration between both administrations to detain and transfer migrants to El Salvador, without a clear legal basis and without minimum human rights guarantees,” because in March, the deportation of at least 238 Venezuelans was carried out, a high percentage of whom had no connection to criminal structures and should have been deported to their places of origin.

Added to this is the case of Kilmar Abrego García, a Salvadoran immigrant protected by the U.S. justice system who was deported along with a group of Venezuelans currently detained at the Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT) (Terrorism Confinement Center).

“These types of practices are not only illegal and inhumane, but they also constitute a dangerous commodification of migrants’ lives,” the statement emphasized, arguing that “despite official statements, the responsibility for Kilmar Ábrego’s release lies with both the Salvadoran regime and the U.S. government, which has the means to guarantee his safe return to the United States.”

For organizations working directly with the Salvadoran migrant community, such as the Asociación Salvadoreña en Los Ángeles (ASOSAL) (Salvadoran Association in Los Angeles), the meeting between the two leaders represents a message of indifference towards the more than two million Salvadorans residing in the United States.

For Salvador Sanabria, executive director of the Fundación El Rescate en Los Ángeles (El Rescate Foundation in Los Angeles), the meeting at the White House ignored the true concerns of the diaspora. “A journalist asked three times about the future of TPS and was completely ignored. That silence, in such a symbolic setting, hurts. We are talking about more than 150,000 Salvadorans who depend on that status,” said Sanabria.

He added that the political climate in the United States is not favorable for migrants. “This case is not isolated. If we add the more than 200 Venezuelans who were also deported and sent to the CECOT, we are clearly facing a pattern,” he warned.

Sanabria also pointed out that “the detention industry is a multi-billion dollar business” and that it could be influencing these decisions. “There is even talk of converting a part of the CECOT into a kind of Guantanamo under U.S. jurisdiction. That is extremely serious,” he added.

From ASOSAL, Teresa Galván also expressed her disappointment: “We expected them to talk about the migration situation, about TPS, about possible legalization. But nothing was said. It seemed like a meeting where Bukele didn’t even have space to speak.”

Galván also questioned the silence regarding the Ábrego case. “We are talking about a Salvadoran with legal residency, with family in the United States, without a criminal record. How is it possible that they deport him without investigating? Who guarantees that there aren’t more mistakes like this?” she questioned.

Both organizations have documented an increase in the demand for legal counsel. El Rescate alone handles more than 250 active cases, offering free clinics every week. According to Sanabria, fear among migrants has grown noticeably: “Many fear that what happened to Kilmar Ábrego will be repeated. People are seeking help so they don’t end up in the legal limbo he faces.”

Meanwhile, Alianza Americas stressed, “Citizens in El Salvador and the United States, including migrant communities and their families, deserve governments that act with justice, respect for human rights, and adherence to the law. No agreement that violates these principles should be tolerated or celebrated.”

Galván also explained how the employment situation worsens for those without proper documentation: “New laws and controls make it almost impossible to work without documents. Discrimination is growing, not only due to legal issues but also because of xenophobic rhetoric that has become normalized.”

ASOSAL also expressed concern about the perception that El Salvador is “renting space” to imprison deported individuals. “It’s being seen as a business. But at what cost? Who investigates who is being received? They could be violating rights without knowing it,” warned Galván.

The diaspora, however, has not stood idly by. Galván detailed that church movements and protests in front of the White House are already underway in support of Kilmar Ábrego.

“Large movements are being organized. This isn’t just about him. It’s about everyone who could fall victim to a system that criminalizes without proof,” Galván added.

Both voices agreed in calling on the Salvadoran government: “If there is a true friendship between Bukele and Trump, let it translate into something concrete: defending the Salvadorans who live and work honestly in the United States,” requested Sanabria.

EDH: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/reunion-trump-bukele-complicidad-violacion-derechos/1212688/2025/

Reunión entre Trump y Bukele “expone la complicidad en violaciones a derechos humanos”, denuncia organización

A través de un comunicado, la organización destacó: “Nos alarma especialmente la creciente colaboración entre ambas administraciones, para detener y trasladar personas migrantes a El Salvador, sin fundamento legal claro y sin garantías mínimas de derechos humanos”, debido a que en marzo se concretó la deportación de al menos 238 venezolanos, de los cuales un alto porcentaje no tenían ninguna vinculación a estructuras criminales y debían ser deportados a sus lugares de origen. 

Sumado a esto se encuentra el caso de Kilmar Abrego García, un inmigrante salvadoreño protegido por la justicia estadounidense que fue deportado junto a un grupo de venezolanos actualmente detenidos en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT).  

“Este tipo de prácticas no solo son ilegales e inhumanas, sino que configuran una peligrosa mercantilización de la vida de las personas migrantes”, recalcó el comunicado argumentando que “pese a las declaraciones oficiales, la responsabilidad de la liberación de Kilmar Ábrego recae tanto en el régimen salvadoreño como en el gobierno estadounidense, que tiene los medios para garantizar su retorno seguro a Estados Unidos”.

Para organizaciones que trabajan directamente con la comunidad salvadoreña migrante, como Asociación Salvadoreña en Los Ángeles (ASOSAL), la reunión entre ambos mandatarios representa un mensaje de desinterés hacia los más de dos millones de salvadoreños que residen en los Estados Unidos.

Para Salvador Sanabria, director ejecutivo de la Fundación El Rescate en Los Ángeles, la reunión en la Casa Blanca ignoró las verdaderas preocupaciones de la diáspora. “Un periodista preguntó tres veces sobre el futuro del TPS y fue completamente ignorado. Ese silencio, en un escenario tan simbólico, duele. Estamos hablando de más de 150,000 salvadoreños que dependen de ese estatus”, expresó Sanabria.

Añadió que el clima político en Estados Unidos no es favorable para los migrantes. “Este caso no es aislado. Si sumamos a los más de 200 venezolanos que también fueron deportados y enviados al CECOT, claramente estamos ante un patrón”, alertó.

Sanabria también señaló que “la industria de detención es un negocio multimillonario” y que podría estar influyendo en estas decisiones. “Se habla incluso de convertir una parte del CECOT en una especie de Guantánamo bajo jurisdicción estadounidense. Eso es gravísimo”, agregó.

Desde ASOSAL, Teresa Galván también manifestó su decepción: “Esperábamos que se hablara de la situación migratoria, del TPS, de una posible legalización. Pero no se dijo nada. Nos pareció un encuentro donde Bukele no tuvo ni espacio para hablar”.

Galván también cuestionó el silencio ante el caso Ábrego. “Estamos hablando de un salvadoreño con residencia legal, con familia en Estados Unidos, sin antecedentes criminales. ¿Cómo es posible que lo deporten sin investigar? ¿Quién garantiza que no haya más errores así?”, se cuestionó.

Ambas organizaciones han documentado un aumento en la demanda de asesoría legal. Solo El Rescate atiende más de 250 casos activos, ofreciendo clínicas gratuitas cada semana. Según Sanabria, el miedo entre los migrantes ha crecido notablemente: “Muchos temen que lo de Kilman Ábrego se repita. La gente busca ayuda para no terminar en el limbo legal que él enfrenta”.

Mientras que Alianza Américas recalcó “la ciudadanía en El Salvador y en Estados Unidos, incluyendo a las comunidades migrantes y sus familias, merecen gobiernos que actúen con justicia, respeto a los derechos humanos y apego a la legalidad. Ningún acuerdo que viole estos principios debería ser tolerado ni celebrado”. 

Galván también explicó cómo la situación laboral se agrava para quienes no tienen la documentación adecuada “las nuevas leyes y controles hacen casi imposible trabajar sin documentos. La discriminación crece, y no solo por temas legales, también por discursos xenofóbicos que se han normalizado”.

ASOSAL también expresó preocupación por la percepción de que El Salvador esté “rentando espacio” para encarcelar personas deportadas. “Se está viendo como un negocio. Pero, ¿a qué costo? ¿Quién investiga a quién se está recibiendo? Pueden estar violando derechos sin saberlo”, advirtió Galván.

La diáspora, sin embargo, no se ha quedado de brazos cruzados. Galván detalló que ya hay movimientos de iglesias y protestas frente a la Casa Blanca en apoyo a Kilmar Ábrego. 

“Grandes movimientos se están organizando. Esto no es solo por él. Es por todos los que podrían ser víctimas de un sistema que criminaliza sin pruebas”, agregó Galván. 

Ambas voces coincidieron en hacer un llamado al gobierno salvadoreño “si hay una verdadera amistad entre Bukele y Trump, que se traduzca en algo concreto, defender a los salvadoreños que viven y trabajan honradamente en Estados Unidos”, pidió Sanabria.

EDH: https://www.elsalvador.com/noticias/nacional/reunion-trump-bukele-complicidad-violacion-derechos/1212688/2025/