The Government of El Salvador has partially complied with the International Monetary Fund (IMF) requirements regarding transparency in public procurement, which were supposed to be met by the end of March.
The country must fulfill these requirements to receive a second disbursement scheduled for May 5th.
The first requirement involves issuing regulations that limit exceptions allowing the purchase of goods and services without competitive processes, including a precise definition of the “strategic project” exemption and the reporting requirements when this exemption is used.
Since Nuevas Ideas gained an overwhelming majority in the Legislative Assembly (May 2021), more than twenty different laws for public acquisitions have been approved, most of which aim to exempt specific institutions or processes from the requirements of the already lax Public Procurement Law. None of these have been modified so far.
According to Ruth López, head of Anti-Corruption and Justice at Cristosal, the only action taken in this regard is the issuance of the “Guideline for the Management of Strategic Projects of Public Utility” by the Public Procurement Directorate (DINAC) (Dirección de Compras Públicas).
This document provides the following definition of a “strategic project of public utility”: “Those plans, single-investment projects, large-impact or scope works, of a temporary nature, with determined resources, whose purpose is to implement programs to obtain improvements in the productivity of the subject matter or branch to which the institution responsible for the project belongs; in order to achieve short, medium, or long-term benefits in the social, educational, economic, or environmental interests of a specific social group.”
This definition is quite vague, she notes. The DINAC document indicates that the institution proposing a project for this category must prepare a detailed file, which must then be presented to the Council of Ministers, who will make the final decision on the matter.
For López, this is insufficient because it does not have the force of law; rather, it is a guideline issued by an entity under the Executive Branch. Furthermore, these processes will lack sufficient transparency, as it only states that the resolution determining the existence of a strategic process will be public, but not the file itself.
“What we are seeing is compliance in formality, but not in real transparency, accountability, and the fight against corruption that ensures the resources we Salvadorans will pay are used cleanly and efficiently,” López opines.
Neither have the special laws exempting specific institutions or processes from complying with the Public Procurement Law been modified. Examples include contracts signed by the Autonomous Executive Port Commission (CEPA) (Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma) or the government’s contract with Google, both of which are secret.
The Fund’s other requirement was that the Nayib Bukele administration must publish on a website the names and nationalities of the ultimate beneficial owners of all companies awarded public contracts, along with the respective contract information.
The COMPRASAL site, accessible after registering with an email address and DUI (national ID card), does now include information on one ultimate beneficial owner. However, the information regarding nationality is limited, only listing whether the person is Salvadoran or foreign.
Additionally, it is not possible to download any files. Only information related to seven columns can be viewed: process code, process name, contracting institution, award date, winning company, ultimate beneficial owner, and awarded amount.
“Transparency in public procurement is one of the areas with the highest risk of non-compliance… it’s not credible that this government will roll back all those changes with which it dismantled the institutional framework for public procurement just for an agreement with the Fund,” comments economist Rafael Lemus.
Gobierno cumple a medias exigencias del FMI relacionadas con compras públicas
El Gobierno de El Salvador ha cumplido a medias las exigencias del Fondo Monetario Internacional (FMI) respecto a la transparencia en las compras públicas que debían estar listas al finalizar marzo.
El país debe cumplirlas para poder recibir un segundo desembolso programado para el 5 de mayo.
La primera exigencia es la referida a emitir una normativa que limite las excepciones que permiten las compras de bienes y servicios sin procesos competitivos, con una definición precisa de la exención de “proyecto estratégico” y los requisitos de información cuando se utilice la exención.
Desde que Nuevas Ideas cuenta con una abrumadora mayoría en la Asamblea Legislativa (mayo de 2021) se han aprobado más de una veintena de leyes distintas para adquisiciones públicas, la mayoría de las cuales están dirigidas a eximir de las exigencias de la laxa Ley de Compras Públicas a instituciones o a procesos específicos. Ninguna de estas ha sido modificada hasta ahora.
Según Ruth López, jefa jurídica de Anticorrupción y Justicia de Cristosal, lo único que se ha hecho en este sentido es la emisión del “Lineamiento para la Gestión de Proyectos Estratégicos de Utilidad Pública” por parte de la Dirección de Compras Públicas (DINAC).
Dicho documento aporta la siguiente definición de “proyecto estratégico de utilidad pública”: “Aquellos planes, proyecto de única inversión, obras de gran impacto o alcance, de carácter temporal, con recursos determinados, que tienen por finalidad implementar programas para obtener mejoras en la productividad de la materia o ramo al cual pertenece la institución responsable del proyecto; a fin de lograr beneficios a corto, mediano o largo plazo, en los intereses sociales, educativos, económicos o ambientales de un grupo social en específico”.
Se trata de una definición bastante vaga, apunta. Ese documento de la DINAC indica que la institución que proponga un proyecto para darle esta categoría debe elaborar un expediente detallado que luego debe ser presentado al Consejo de Ministros, que tomará la decisión final sobre el asunto.
Para López, lo anterior es insuficiente, porque no tiene rango de ley, sino que es un lineamiento emitido por una entidad dependiente del Ejecutivo. Además, estos procesos no contarán con la transparencia suficiente, pues únicamente se establece que la resolución que determine la existencia de un proceso estratégico será pública, no así el expediente.
“Lo que estamos viendo es el cumplimiento en la formalidad, pero no en la real trasparencia, rendición de cuentas y lucha contra la corrupción que asegure que los recursos que vamos a pagar los salvadoreños se usen de manera limpia y eficiente”, opina López.
Tampoco han sido modificadas las leyes especiales que eximen a una institución o a un proceso específico de cumplir con la Ley de Compras Públicas. Allí está el caso de los contratos suscritos por la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) o el del Gobierno con Google, los cuales son secretos.
La otra exigencia del Fondo es que la administración de Nayib Bukele debía publicar en un sitio web los nombres y nacionalidades de los beneficiarios finales de todas las empresas a las que se adjudiquen contratos públicos, junto con la información de los contratos respectivos.
El sitio de COMPRASAL, al que se accede previo registro de un correo electrónico y el DUI, sí incluye ahora la información de un beneficiario final. Sin embargo, lo referido a la nacionalidad está limitado, pues solo se enlista si la persona es salvadoreña o extranjera.
Además de eso, no es posible descargar ningún expediente. Solo se puede ver la información relativa a siete columnas: código del proceso, el nombre de este, la institución contratante, la fecha de adjudicación, la empresa ganadora, el beneficiario final y el mondo adjudicado.
“El de la transparencia en las compras públicas es uno de los aspectos en los que hay más riesgo de incumplimiento… no es creíble que este gobierno vaya a meterle reversa a todos esos cambios con los que desmontó la institucionalidad de las compras públicas por un acuerdo con el Fondo”, comenta el economista Rafael Lemus.