The mega prison Centro de Confinamiento del Terrorismo (Terrorism Confinement Center, CECOT), promoted by Salvadoran President Nayib Bukele as the emblem of his security strategy, has captured global attention. Yet behind the cinematic images and the rhetoric of fighting gangs lie serious concerns over human rights violations and political manipulation.
The Narrative of Power
Bukele has used CECOT as a propaganda tool to bolster his international and domestic image. Videos showing thousands of inmates with shaved heads, dressed in white, and subjected to strict controls have been widely disseminated, projecting an image of a “tough on crime” approach. This visual spectacle aims to consolidate his popularity and present El Salvador as a safe country, but observers question whether this security is sustainable or merely a façade.
Violations of Due Process
The state of exception accompanying this policy has allowed for mass, arbitrary detentions, often without concrete evidence or access to legal defense. More than 90% of those detained in Salvadoran prisons have not received a final conviction, raising serious doubts about adherence to due process. In addition, organizations such as Cristosal have documented cases of torture and more than 150 deaths in state custody during this state of exception.
Inhumane Conditions
CECOT is touted as a maximum-security prison designed for “the worst of the worst,” yet conditions inside have been criticized for their extreme harshness. Prisoners have no access to recreational activities or time outdoors; they consume their basic meals inside their cells. These conditions have been described as degrading and contrary to international standards for prison settings.
Human Rights Violations
The prison is presented as an impenetrable space where inmates have no contact with the outside world, no visits, no recreation, and no education. This extreme punitive approach has been condemned by international organizations, including International and Cristosal, which have documented arbitrary detentions, torture, and abuses within the prison system. Moreover, over 90% of detainees remain without a final conviction, an indication of severe due process violations.
Impact on Society
While Bukele has drastically reduced homicides in El Salvador, experts warn that these punitive policies fail to address the structural issues behind the violence. Repression alone does not guarantee lasting peace; without investment in education, employment, and social programs, the country risks perpetuating cycles of violence. Although Bukele claims to have turned El Salvador into “the safest country in the Americas,” this model of mass incarceration offers no solution to deep-rooted problems like poverty and lack of opportunities. Rather than investing in prevention or rehabilitation, the government focuses on repressive measures that sustain the cycle of violence.
Conclusion
By showcasing his prison project to the world, Bukele not only employs a propaganda tool but also raises troubling questions about the use of power to cement his political image. Security is certainly a legitimate priority, yet policies that violate fundamental rights and neglect the root causes of crime are neither sustainable nor fair. While the spectacle may captivate public attention now, the consequences for the country’s future could be devastating.
Hojas Volantes: https://hojasvolantes.com/2025/03/29/la-mega-carcel-de-bukele-simbolo-de-seguridad-o-espectaculo-de-represion/
La Mega Cárcel de Bukele, ¿Símbolo de Seguridad o Espectáculo de Represión?
La megacárcel Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECOT), promovida por el presidente salvadoreño Nayib Bukele como el emblema de su estrategia de seguridad, ha captado la atención mundial. Sin embargo, detrás de las imágenes cinematográficas y los discursos sobre la lucha contra las pandillas, se ocultan serias preocupaciones sobre violaciones a los derechos humanos y la manipulación política.
La Narrativa del Poder.
Bukele ha utilizado el CECOT como una herramienta propagandística para reforzar su imagen internacional y nacional. Los videos que muestran a miles de prisioneros rapados, vestidos de blanco y sometidos a estrictos controles han sido difundidos ampliamente, proyectando una imagen de “mano dura” contra el crimen. Este espectáculo visual busca consolidar su popularidad y presentar a El Salvador como un país seguro, pero se cuestiona si esta seguridad es sostenible o simplemente una fachada.
Violaciones al Debido Proceso.
El estado de excepción que acompaña esta política ha permitido detenciones masivas y arbitrarias, muchas veces sin pruebas concretas ni acceso a defensa legal. Más del 90% de los detenidos en las cárceles salvadoreñas no tienen sentencia firme, lo que plantea serias dudas sobre el respeto al debido proceso.Además, organizaciones como Cristosal han documentado casos de tortura y más de 150 muertes bajo custodia estatal durante este régimen.
Condiciones Inhumanas.
El CECOT es presentado como una cárcel de máxima seguridad diseñada para “lo peor de lo peor”, pero las condiciones dentro del recinto han sido criticadas por su dureza extrema. Los presos no tienen acceso a actividades recreativas ni tiempo al aire libre; su alimentación es básica y consumida dentro de las celdas.Estas condiciones han sido calificadas como degradantes y contrarias a los estándares internacionales en materia penitenciaria.
Violaciones a los Derechos Humanos.
La cárcel se presenta como un espacio impenetrable donde los prisioneros están incomunicados, sin acceso a visitas, recreación ni educación. Este enfoque punitivo extremo ha sido criticado por organizaciones internacionales como Amnistía Internacional y Cristosal, quienes han documentado detenciones arbitrarias, torturas y abusos dentro del sistema penitenciario. Además, más del 90% de los detenidos permanecen sin sentencia firme, lo que evidencia violaciones al debido proceso
Impacto en la Sociedad.
Si bien Bukele ha logrado reducir drásticamente los homicidios en El Salvador, expertos advierten que estas políticas punitivas no abordan los problemas estructurales que alimentan la violencia. La represión por sí sola no garantiza una paz duradera; sin inversión en educación, empleo y programas sociales, el país corre el riesgo de perpetuar ciclos de violencia.
Aunque Bukele afirma haber transformado a El Salvador en “el país más seguro de América”, este modelo basado en el encarcelamiento masivo no ofrece soluciones a problemas estructurales como la pobreza y la falta de oportunidades. En lugar de invertir en programas de prevención o rehabilitación, el gobierno se enfoca en medidas represivas que perpetúan el ciclo de violencia
Conclusión
La forma en que Bukele exhibe su cárcel al mundo no solo es una herramienta propagandística sino también una muestra preocupante del uso del poder para consolidar su imagen política. Si bien la seguridad es una prioridad legítima, las políticas que violan derechos fundamentales y descuidan las raíces del problema no son sostenibles ni justas. El espectáculo puede impresionar hoy, pero las consecuencias podrían ser devastadoras para el futuro del país.
Hojas Volantes: https://hojasvolantes.com/2025/03/29/la-mega-carcel-de-bukele-simbolo-de-seguridad-o-espectaculo-de-represion/