Around thirty people gathered on Friday at the Office of the UN Resident Coordinator in Caracas to denounce the Maduro regime’s lack of response to their requests regarding the legal status of their loved ones, arbitrarily detained.
A month ago, relatives of political prisoners submitted a document to the authorities at the Palace of Justice, the Public Defense Office (Defensa Pública), the Ombudsman’s Office (Defensoría del Pueblo), the Ministry of Penitentiary Services (Ministerio de Servicio Penitenciario), and the Attorney General’s Office (Fiscalía). In it, they called for case reviews, the creation of a dialogue mechanism, timely and specialized medical care, permission to retain private counsel, and, ultimately, the full and immediate release of everyone detained.
The note also called for an end to arbitrary transfers carried out without notifying the prisoners, as well as unfettered family visits—rights that are seldom respected in Venezuelan prisons.
However, “even after the 15 business days they themselves said we would have to wait, we have not received any response, nor have they contacted any of the families,” said the partner of former Caracas councilor Jesús Armas, Sairam Rivas, who has been advocating on behalf of the politician detained over three months ago.
“On the contrary,” she noted, “the regime’s response has been to reinforce and increase persecution against the families,” including threats that she personally experienced from Interior Minister Diosdado Cabello.
For this reason, the group decided to resubmit to the UN the document they had drafted a month ago, issuing an “urgent” appeal to “intercede with the State to end persecution and harassment (…) to put a stop to prolonged isolation” and to secure “humanitarian measures for all political prisoners who are currently suffering from serious health conditions and illnesses.”
Their demands, Rivas added, coincide with the stance recently expressed by Nicolás Maduro regarding migrants deported by the United States, for whom he demanded full respect of their rights.
“They talk about due process, but in many cases, the families of our political prisoners do not even know the charges filed against them or who their assigned public defender is,” she denounced. “They have even been presented in clandestine hearings, sometimes in the very places where they were tortured.” Rivas thus demanded “consistency” from the Chavista government.
According to the Foro Penal (Penal Forum NGO), the count of political prisoners as of this Monday stood at 901. This figure reveals that seven new individuals have been deprived of their liberty in the past week, without any valid justification other than having expressed their opposition to the regime.
Of that total, 813 are men and 88 are women, while five are adolescents between 14 and 17 years old, and 167 are members of various branches of the Bolivarian National Armed Forces (FANB).
Most of them were arrested after last July’s presidential elections, when the regime ordered intense raids to track down and detain dissidents who challenged its fraudulent hold on power.
One of those detainees is political leader Freddy Superlano, who is about to complete “eight months in prolonged isolation” at the Helicoide, where “all his fundamental rights have been violated,” according to his wife, Aurora Silva.
Familiares de los presos políticos venezolanos denunciaron ante la ONU la falta de respuesta del régimen a sus pedidos
Una treintena de personas se acercó este viernes a la sede de la Oficina del Coordinador Residente de la ONU en Caracas para denunciar la falta de respuesta del régimen de Nicolás Maduro a sus pedidos relativos a la situación procesal de sus seres queridos, detenidos arbitrariamente.
Familiares de los presos políticos acercaron hace un mes un documento a las autoridades del Palacio de Justicia, la Defensa Pública, la Defensoría del Pueblo, el Ministerio de Servicio Penitenciario y la Fiscalía, con solicitudes de revisión de casos, la creación de una mesa de diálogo, el acceso a atención médica oportuna y especializada, el permiso para la defensa privada y, en última instancia, la libertad plena e inmediata para todos ellos.
Asimismo, la nota pedía por el fin de los traslados arbitrarios sin notificación de los presos y garantías para las visitas de familiares, sin restricciones, que raramente se cumplen en las cárceles venezolanas.
Sin embargo, a un mes de la entrega de estos documentos e “incluso luego de haber pasado los 15 días hábiles que ellos mismos dijeron que debíamos esperar, no hemos obtenido ningún tipo de respuesta ni se han comunicado con ninguno de los familiares”, apuntó la pareja del ex concejal de Caracas Jesús Armas, Sairam Rivas, quien lucha en nombre del político detenido hace más de tres meses.
Por el contrario, señaló, “la respuesta del régimen ha sido afianzar y aumentar la persecución contra los familiares”, incluidas amenazas que ella misma sufrió por parte del ministro del Interior, Diosdado Cabello.
Es por ello que el grupo acordó acercar a la ONU el documento elaborado un mes atrás y hacer un llamado “urgente” para que “interceda ante el Estado para que cese la persecución y el hostigamiento (…), acabe con el aislamiento prolongado” y gestione “medidas humanitarias para todos los presos políticos que, en este momento, se encuentran atravesando graves patologías y estados de salud”.
Sus reclamos, sumó Rivas, se alinean con la postura expuesta recientemente por Nicolás Maduro sobre los migrantes deportados por Estados Unidos, para quienes exigió el pleno respeto de sus derechos.
“Hablan del debido proceso pero, en muchos casos, los familiares de nuestros presos políticos no saben ni siquiera cuáles son los cargos que les imputan ni cuál es el defensor público que les fue asignado” y hasta “han sido presentados en audiencias clandestinas, incluso en los mismos lugares donde fueron torturados”, denunció Rivas que pidió, así, “coherencia” al chavismo.
Según la ONG Foro Penal, el balance de presos políticos hasta este lunes era de 901 personas, lo que expuso que siete nuevos individuos fueron privados de su libertad en la última semana, sin justificación válida más que la de haber manifestado su oposición al régimen.
Del total, 813 son hombres y 88 son mujeres, mientras que cinco son adolescentes de entre 14 y 17 años y 167 son militares de diversos cuerpos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
La mayoría de ellos fueron arrestados luego de las elecciones presidenciales del pasado julio, cuando el régimen ordenó intensos operativos de persecución y detención de disidentes que desafiaban su permanencia fraudulenta en el poder.
Uno de ellos fue el dirigente político Freddy Superlano, quien va a cumplir “ocho meses en aislamiento prolongado” en el Helicoide, donde le han “violado todos los derechos fundamentales”, denunció su esposa, Aurora Silva.