Amnesty International voiced its worries about President Nayib Bukele’s “security” model and the measures adopted by the United States regarding migrants recently sent to the Centro de Confinamiento del Terrorismo de El Salvador (CECOT) (Terrorism Confinement Center of El Salvador), accused of belonging to the Tren de Aragua.
“There is a clear and troubling connection (…) Both are based on the absence of due process and the criminalization of people based on discriminatory criteria. These policies are profoundly unfair and violate international human rights standards,” stated Ana Piquer, Amnesty International’s director for the Americas.
The organization deplores the normalization—both nationally and internationally—of due process violations occurring in El Salvador and points out that they should be condemned rather than imitated by other governments, such as the United States.
“It is the dangerous outcome of authoritarian practices becoming systematic and recurring: they cease to be isolated abuses and turn into official State policy,” the international organization said, calling on the Salvadoran government and others in the Americas to refrain from “unjust” deportation and transfer programs.
It also urged U.S. authorities to immediately return those who were illegally transferred to El Salvador, as well as to put a total stop to all expulsions implemented under the same executive order and to immediately suspend any programs involving mass detention and deportation.
Another pressing concern for Amnesty International is that the expulsion of the 238 Venezuelans was carried out despite a court order prohibiting the transfer.
“This amounts not only to a clear disdain for the United States’ obligations regarding human rights, but also a dangerous step toward authoritarian practices by the Trump administration, such as disregarding a U.S. federal judge and now seeking his removal,” it emphasized.
Similar concern over these measures has been voiced by other organizations such as Human Rights Watch (HRW) and by James Boasberg, the U.S. federal judge in the District of Columbia, who is examining the risk that the deported Venezuelans could be subjected to torture and ill-treatment, according to an opinion issued by the District of Columbia Court in the United States.
The Deportations
Some 238 Venezuelans were deported last weekend to El Salvador and ended up detained in CECOT, accused of being part of the Tren de Aragua.
Their removal from the United States took place because President Donald Trump ordered their expulsion and prompt transfer to the Salvadoran prison under an eighteenth-century wartime law that allows the deportation of noncitizens without due process. Trump’s proclamation argued that this wartime law could be invoked because the gang was “carrying out an invasion” in the United States.
This newspaper obtained access to the sworn statements of certain attorneys representing the Venezuelans in the District Court of Columbia, which is hearing the case against President Donald Trump’s administration for having transferred them without respecting due process.
Arguments by the Attorneys
Attorneys defending the Venezuelans deported to El Salvador have submitted over the past three days sworn statements from Venezuelan nationals in which both their family members and attorneys, under oath and supported by evidence, attest to the innocence of the deportees.
The documents submitted identify as their main proof that the tattoos the Venezuelans bear have nothing to do with the Tren de Aragua.
Amnistía advierte peligro para la vida de venezolanos que fueron expulsados de forma ilegal a El Salvador
Preocupación por el modelo de “seguridad” del presidente Nayib Bukele y las medidas adoptadas por los Estados Unidos relacionadas a los migrantes recién enviados al Centro de Confinamiento del Terrorismo de El Salvador (CECOT), acusados de pertenecer al Tren de Aragua, advirtió este día Amnistía Internacional.
“Existe una conexión clara y preocupante (…) Ambos se basan en la ausencia del debido proceso y la criminalización de personas basada en criterios discriminatorios. Estas políticas son profundamente injustas y vulneran las normas internacionales de derechos humanos”, sentenció la directora para las Américas de Amnistía Internacional, Ana Piquer.
Amnistía expone preocupante que se normalice a nivel nacional como internacional las vulneraciones al debido proceso que ocurren en El Salvador y señala que estas deberían estar siendo condenadas y no imitadas por otros gobiernos como el de los Estados Unidos.
“Es la peligrosa consecuencia de que unas prácticas autoritarias se vuelvan sistemáticas y recurrentes: dejan de ser abusos aislados para convertirse en política oficial del Estado”, condenó el ente internacional, pidiendo, a la vez, al gobierno salvadoreño y otros de las Américas de abstenerse a la práctica de programas “injustos” de deportaciones y traslados.
Pidió, además, a las autoridades estadounidenses el retorno inmediato de los trasladados ilegalmente a El Salvador, así como el cese total de todas las expulsiones en aplicación de la misma orden ejecutiva y la suspensión inmediata de todos los programas de detención y deportación masiva.
Otra de las alarmas emitidas por Amnistía Internacional es que la expulsión de los 238 venezolanos se haya ejecutado a pesar de una orden judicial que prohibía el traslado.
“Esta representa no solo un desprecio manifiesto de las obligaciones de los Estados Unidos en materia de derechos humanos, sino también un avance peligroso hacia prácticas autoritarias por parte del gobierno de Trump, como ignorar a un juez federal de Estados Unidos y ahora pedir su destitución”, enfatizó.
La preocupación por estas medidas también ha sido manifestada por otras entidades como Human Rights Watch (HRW) y el juez federal del Distrito de Columbia, James Boasberg, quien analiza el riesgo de que los venezolanos deportados sufran torturas y malos tratos, según consigna una opinión de la Corte del Distrito de Columbia, Estados Unidos.
Las deportaciones
Unos 238 venezolanos fueron deportados el fin de semana pasado a El Salvador y terminaron resguardados en el CECOT, bajo la acusación de ser parte del Tren de Aragua.
La deportación de los ciudadanos venezolanos desde los Estados Unidos ocurrió porque el presidente Donald Trump ordenó expulsarlos y enviados a la cárcel salvadoreña bajo una ley de tiempos de guerra del siglo XVIII que permite deportar a no ciudadanos sin el debido proceso. La proclamación emitida por Trump argumentó que la ley de tiempos de guerra podía implementarse porque la pandilla está “llevando a cabo una invasión” en Estados Unidos.
Este periódico tuvo acceso a las declaraciones juradas de algunos abogados que representan a los venezolanos en la Corte del Distrito de Columbia, donde se ventila la causa contra el Gobierno de Donald Trump, por haber permitido el traslado sin haber cumplido el debido proceso.
Tesis de los abogados
Abogados defensores de venezolanos deportados a El Salvador han presentado en los últimos tres días, declaraciones juradas de venezolanos donde la familia y sus abogados declaran bajo juramento y con pruebas sobre ello, de la inocencia de estas personas.
Los documentos presentados argumentan como principal prueba que los tatuajes que llevan los venezolanos no tienen nada que ver con el Tren de Aragua.