Salvadoran journalist Alba Miriam Amaya, who worked for the German media outlet Deutsche Welle (DW) from El Salvador for more than five years, has announced that she and her family left the Central American country at the end of 2024, driven by fears for her safety stemming from her journalistic work, according to a statement released today by the reporter.
“What my family and I experienced, which escalated over the last four years and has been documented by the Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) (Association of Journalists of El Salvador), is proof of all the concerns that journalists’ groups have been voicing in the country,” stated Amaya, as quoted in the text.
“Of all my experiences, what struck me the most is that a group of soldiers entered my home several times in a short period—claiming to be doing dengue fumigation—and during their last visit, I saw them taking pictures of the interior of our home, my car, and the license plates. I don’t know why the Salvadoran Army would need photos of the interiors of journalists’ homes, their license plates or the faces of those covering protests in the streets. This last incident also happened to me in San Salvador, and I have evidence that I’ve already submitted to several international organizations,” Amaya asserted.
“I know, because I lived it, that press freedom is violently attacked every day in El Salvador by people who should be promoting and protecting it. This is unfortunate, particularly for such a young democracy as El Salvador’s,” Amaya added. “I also know that any journalist working in El Salvador—whether publishing their work in community, national, or international media—can suffer various types of aggression from multiple actors seeking to silence them, ensuring that only government propaganda prevails,” she emphasized.
Between 2019 and 2024, Amaya authored more than 50 written investigative pieces and audiovisual reports for DW that were distributed worldwide. These reports included interviews with victims of forced displacement due to gang violence, alleged human rights violations in Salvadoran prisons, disappearances, crimes imputed by the Attorney General’s Office against police and military officers, femicides, alleged religious persecution, and actions against Salvadoran judges, among other topics.
Between 2020 and 2024, Amaya reported—in communications with DW and APES—increasing attacks related to her journalistic writings and audiovisual content. These attacks reportedly included digital harassment, intimidation, surveillance, stalking, defamatory statements, stigmatizing declarations, and censorship. According to the journalist’s statement, those allegedly responsible for these incidents involved anonymous users on social media, pro-government lawmakers, police officers, and military personnel.
“At the conclusion of the first interview I conducted with the presidential commissioner for human rights and freedom of expression, Andrés Guzmán, I mentioned to him that my security was at risk due to my journalism in the country, and I provided examples of what happened to me after publishing my work. But, although we had subsequent meetings for further interviews, I saw no real interest from Andrés Guzmán in following up on the issues I presented,” the reporter recounted. “At the same time, I asked APES to document my complaints, which they did, and I thank them because their records have been helpful to me. I also want to thank the local and international human rights organizations for supporting me and my family in strengthening our physical, digital, and legal security, as well as the diplomatic representatives who assisted us in our departure from the country to ensure our personal safety,” Amaya concluded.
Voces: https://voces.org.sv/periodista-de-dw-deja-el-salvador-aduciendo-temor-por-su-seguridad/
Periodista de DW deja El Salvador aduciendo temor por su seguridad
La periodista salvadoreña Alba Miriam Amaya, que laboró para el medio alemán Deutsche Welle (DW) por más de cinco años desde El Salvador, informó que dejó el país centroamericano junto a su familia a finales de 2024, impulsada por el temor que dijo sentir por su seguridad producto del trabajo que desempeñó, según un comunicado difundido hoy por la reportera.
“Lo que hemos vivido con mi familia, que ha ido in crescendo en los últimos cuatro años y que ha sido documentado por la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), es prueba de todo lo que dicho gremio ha venido denunciando en el país”, afirmó Amaya, citada en el texto.
“De todo lo experimentado, lo que más me llamó la atención es que un grupo de militares ingresó, varias veces y en un corto periodo de tiempo, a mi casa -con la excusa de andar fumigando contra el dengue- y, la última vez que lo hicieron, vi cómo tomaron fotos del interior de nuestra vivienda, de mi carro y de las placas. No sé para qué el Ejército de El Salvador va a necesitar fotos del interior de la casa de periodistas, de sus placas o de la cara de quienes brindan cobertura periodística a una protesta en las calles. Esto último también me pasó en San Salvador y tengo pruebas que ya envié a varias entidades internacionales”, aseguró Amaya.
“Sé, porque lo viví, que la libertad de prensa es atacada violentamente a diario en El Salvador por personas que deberían potenciarla y protegerla. Esto es lamentable, especialmente para una democracia tan joven como la salvadoreña”, agregó Amaya. “Y sé también que cualquier persona que ejerce el periodismo en El Salvador -ya sea que publique su trabajo en un medio comunitario, nacional o internacional- puede sufrir diferentes tipos de agresiones de varios actores para silenciarles a fin de que sólo impere la propaganda oficialista”, sostuvo Amaya.
Entre 2019 y 20241, Amaya elaboró más de 50 reportajes escritos y notas audiovisuales -que difundió mundialmente la DW- donde entrevistó a víctimas de desplazamiento forzado por la violencia de las pandillas, de supuestas violaciones a derechos humanos en las cárceles salvadoreñas, de desapariciones, de delitos imputados por la Fiscalía contra militares y policías, de feminicidios, de denuncias de persecución religiosa y de acciones contra jueces salvadoreños, entre otros temas.
Entre 2020 y 2024, Amaya denunció -a la DW y a la APES- crecientes ataques por su trabajo escrito y audiovisual lo que incluyó acoso digital, intimidación, vigilancia, seguimientos, declaraciones estigmatizantes, difamación y censura. Entre los protagonistas de tales vulneraciones figurarían usuarios anónimos en redes sociales, diputados oficialistas, policías y militares, según el comunicado de la periodista.
“Al finalizar la primera entrevista que le hice al comisionado presidencial para derechos humanos y libertad de expresión, le comenté que yo sentía temor por mi seguridad por ejercer el periodismo en el país y le di ejemplos de lo que viví tras la publicación de mi trabajo, pero pese a que tuvimos otros encuentros para entrevistas posteriores- no vi interés de Andrés Guzmán en darle seguimiento a lo que le expuse”, recordó la reportera. “Paralelamente, yo le pedí a la APES que documentara mis denuncias, lo que hicieron y les agradezco porque su archivo me ha servido. Agradezco además a las organizaciones locales e internacionales de derechos humanos que nos han apoyado, a mi familia y a mí, para fortalecer nuestra seguridad física, digital y jurídica, así como al equipo diplomático que nos acompañó en nuestra salida del país para garantizar nuestra seguridad personal”, concluyó Amaya.
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