The government of the United States has sent over 250 criminals from the Tren de Aragua (Aragua Train) and the Mara Salvatrucha (MS-13) (Salvatrucha Gang) to El Salvador, where they will be incarcerated at the Centro de Reclusión para Terroristas (CECOT) (Terrorist Confinement Center) for one year, with the possibility of renewal. Salvadoran President Nayib Bukele celebrated the arrival of the inmates, while Secretary of State Marco Rubio expressed his gratitude for Bukele’s cooperation.
The transfer follows President Donald Trump’s decision to invoke the Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 (Alien Enemies Act of 1798), allowing the expedited deportation of individuals deemed threats to national security, despite the fact that Chief Judge James E. Boasberg of the U.S. District Court for the District of Columbia temporarily blocked the order. Under this justification, the United States has labeled the Aragua Train as a transnational terrorist group linked to Nicolás Maduro’s regime and responsible for crimes such as murder, kidnapping, extortion, and drug and human trafficking.
Bukele, who has turned his hard-line approach against crime into his main political banner, has used this operation to reinforce his image as a U.S. ally in the fight against organized crime. In return, he has secured funding for his prison system and explicit recognition from Trump, who lauded him as “the strongest security leader in the region.”
At what cost? Cooperation with Trump and the consolidation of Bukele’s power.
Although Bukele presents this collaboration as an achievement, his willingness to accept foreign prisoners solidifies his role as “Trump’s jailer” and bolsters his own authoritarian control in El Salvador. His model of mass incarceration, criticized by human rights organizations, now becomes a diplomatic tool through which he gains influence in Washington.
Global Fellow, Wilson Center
@zovatto55
EDH: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/donald-trump-nayib-bukele-/1206738/2025/
El carcelero de Trump
El Gobierno de Estados Unidos ha enviado a más de 250 criminales del Tren de Aragua y la Mara Salvatrucha (MS-13) a El Salvador, donde serán encarcelados en el Centro de Reclusión para Terroristas (CECOT) por un año, con posibilidad de renovación. El presidente salvadoreño Nayib Bukele celebró la llegada de los reclusos, mientras que el secretario de Estado Marco Rubio agradeció su cooperación.
El traslado se produce tras la decisión del presidente Donald Trump de invocar la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798, permitiendo la deportación acelerada de individuos considerados amenazas a la seguridad nacional, pese a que el juez principal de la corte federal de Distrito para el Distrito de Columbia, James E. Boasberg, bloqueó temporalmente la orden. Bajo esta justificación, EE.UU. ha señalado al Tren de Aragua como un grupo terrorista transnacional vinculado al régimen de Nicolás Maduro y responsable de crímenes como asesinatos, secuestros, extorsión y tráfico de drogas y personas.
Bukele, que ha convertido su “mano dura” contra el crimen en su principal bandera política, ha utilizado esta operación para reforzar su imagen de aliado de EE.UU. en la lucha contra el crimen organizado. A cambio, ha conseguido financiamiento para su sistema penitenciario y un reconocimiento explícito de Trump, quien lo calificó como “el líder de seguridad más fuerte de la región”.
¿A qué costo? La cooperación con Trump y la consolidación del poder de Bukele.
Aunque Bukele presenta esta colaboración como un logro, su disposición a aceptar prisioneros extranjeros consolida su papel como el “carcelero” de Trump y refuerza su propio proyecto de control autoritario en El Salvador. Su modelo de encarcelamiento masivo, criticado por organismos de derechos humanos, ahora se convierte en una herramienta diplomática con la que gana influencia en Washington.
Global Fellow, Wilson Center
@zovatto55
EDH: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/donald-trump-nayib-bukele-/1206738/2025/