Do you need to be an expert to have an opinion? — ¿Se necesita ser experto para opinar?

Mar 9, 2025

Fallacies about the benefits of mining will increasingly appear in debates, advertising, and propaganda. Their intention will be to influence public opinion, making people believe there are benefits to exploiting natural resources, though without presenting real evidence that can be verified. Identifying these fallacies is extremely important because it helps people make more informed decisions and strengthens critical thinking, above all because this is an issue that cannot be reversed. Damage to ecosystems can be irreversible. If there were any chance of recovery at all, our generation would not see it, nor would our children, and most likely, neither would our grandchildren. — Las falacias en torno a los beneficios de la minería serán cada vez más frecuentes en debates, publicidad y propaganda. La intención será la de influir en la opinión pública para hacer creer que existen beneficios en la explotación de los recursos, pero sin presentar pruebas reales que puedan ser validadas. Identificar las falacias es muy importante ya que ayuda a tomar decisiones más informadas y a fortalecer el pensamiento crítico. Principalmente porque se trata de un asunto para el cual no habrá marcha atrás. Las pérdidas en los ecosistemas pueden ser definitivas. Si acaso hubiera una recuperación, nuestra generación ya no la verá, ni la de nuestros hijos y, dudosamente, la de nuestros nietos.

The damage metallic mining causes to the environment and to communities is so severe that mining companies encounter resistance everywhere they go. For this reason, they use multiple fallacies to persuade communities to accept the exploitation of their resources. Fallacies are misleading arguments that appear valid but actually contain logical errors or manipulation. Given that our country has recently opened the door to mining, we will increasingly hear these deceptive arguments.

One of these fallacies is the appeal to authority, which can be combined with cognitive elitism. This fallacy argues that, to have an opinion on metallic mining, one must be an expert, either a geologist or a mining engineer. It is employed to silence voices of protest or to dismiss, without genuine counterarguments, the valid opinions of common individuals. But why is this a fallacy?

Because expressing an opinion does not require one to be an expert on the subject. If expertise were a condition, people would have very few opinions to give. Anybody can have a say on matters that affect them. Mining’s impacts are not solely geological; they also affect environmental, social, economic, and public health issues. Therefore, opinions should never be limited exclusively to mining engineers. Affected communities have every right to express their concerns, disagreements, and perspectives. In today’s age of abundant information, it’s not difficult to become informed and verify sources.

The fallacy that one must be an expert to express an opinion is used to invalidate citizens’ participation without having to respond with evidence or factual data to opposing arguments. Of course, it is essential that discussions rely upon verifiable facts and well-founded arguments. Consulting experts is valuable in this regard, but we should not assume that only experts have the right to make decisions about concerns with nationwide consequences. Their expertise is not absolute, nor does it exclude other ways of knowing and understanding.

Another common fallacy used by mining companies is the false dichotomy. This fallacy reduces a complex situation to only two options, as if no other alternatives existed. It claims that mining is the path to economic progress and development, and that rejecting mining means remaining backward and stagnant. Deliberately, this fallacy ignores the availability of alternative, sustainable development models. Countries pursuing economic diversification, such as Costa Rica, demonstrate it is perfectly possible to boost ecotourism, sustainable agriculture, and social economies, generating growth without depending on resource extraction.

Additionally, analyses conducted by international organizations such as the Economic Commission for Latin America and the Caribbean (CEPAL) and the World Bank show that, although mining can generate some income, those benefits end up concentrated in a few hands and rarely translate into tangible improvements for local communities. This consistently illustrates the falsity of claims that mining is the key to economic development.

Independent studies by universities and other research institutions agree in pointing out that betting on mining hinders economic and human development. Numerous studies from Latin America and Africa confirm this reality. Communities near mines tend to be the poorest and suffer most directly from environmental devastation. The jobs created by mining operations are temporary and usually taken by foreign personnel, failing to substantially improve local employment opportunities.

Fallacies about the benefits of mining will increasingly appear in debates, advertising, and propaganda. Their intention will be to influence public opinion, making people believe there are benefits to exploiting natural resources, though without presenting real evidence that can be verified. Identifying these fallacies is extremely important because it helps people make more informed decisions and strengthens critical thinking, above all because this is an issue that cannot be reversed. Damage to ecosystems can be irreversible. If there were any chance of recovery at all, our generation would not see it, nor would our children, and most likely, neither would our grandchildren.

Senior Pastor of Misión Cristiana Elim

EDH: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/mineria-/1205066/2025/

¿Se necesita ser experto para opinar?

Los daños que la minería metálica provoca en el medio ambiente y en las comunidades son tan grandes que las empresas mineras encuentran resistencia dondequiera que van. Es por esa razón que utilizan varias falacias para lograr que las comunidades acepten la explotación de sus recursos. Las falacias son razonamientos engañosos que aparentan ser válidos, pero en realidad contienen errores lógicos o manipulaciones. Dado que en nuestro país se han abierto las puertas para la minería, escucharemos cada vez más esos engaños.

Una de esas falacias es la de la apelación a la autoridad, que también puede combinarse con la del elitismo cognitivo. Estas establecen que para poder opinar sobre el tema de la minería metálica se necesita ser un experto, ya sea un geólogo o un ingeniero minero. Esta falacia se utiliza para callar las voces de protesta o para descalificar, sin argumentos, las opiniones válidas de la población. Pero ¿por qué es una falacia?

Porque para expresar opiniones no se necesita ser un experto en el tema del que se habla, de otra manera las personas tendrían muy pocas opiniones que emitir. Todos pueden opinar sobre los temas que los afectan. Los impactos de la minería no solo son geológicos, sino también ambientales, sociales, económicos y de salud pública. De manera que las opiniones no deben reducirse solo a la de los ingenieros mineros. Las comunidades afectadas tienen todo el derecho a expresar sus preocupaciones, desacuerdos y puntos de vista. En esta época de sobreinformación, no es complicado informarse y contrastar fuentes.

La falacia de que para opinar hay que ser un experto se usa para tratar de invalidar la participación ciudadana sin tener que responder con datos y evidencias a los argumentos adversos. Claro que es importante que la discusión se base en información verificable y argumentos bien fundamentados. Dentro de ello, es válido consultar a los expertos, pero sin asumir que solo ellos pueden decidir sobre un tema que tiene consecuencias para todo el país. Su conocimiento no es absoluto ni excluye otras formas del saber.

Otra falacia que usan las empresas mineras es la de la falsa dicotomía. Esta consiste en reducir la situación a solo dos opciones, como si no hubiese otras. Ella dice que la explotación minera es la vía para alcanzar el progreso y el desarrollo económico, pero rechazarla supone quedarse rezagado. Esta falacia ignora premeditadamente la existencia de modelos alternativos de desarrollo sostenible. El ejemplo de países que han apostado por la diversificación económica, como Costa Rica, demuestra que es posible impulsar sectores como el ecoturismo, la agricultura sostenible y la economía social, generando crecimiento sin depender de la explotación de recursos.

Amén de eso, análisis realizados por organismos internacionales, como la CEPAL y el Banco Mundial, evidencian que, aunque la minería puede generar ciertos ingresos, esos beneficios terminan concentrándose en unos pocos y no se traducen en mejoras para las comunidades locales. Esta es una demostración consistente de que es falsa la afirmación de que la minería es el camino para el desarrollo económico.

Estudios independientes de universidades y otras entidades concuerdan en señalar que las apuestas mineras limitan el desarrollo económico y humano. Esto está evidenciado por múltiples estudios realizados en Latinoamérica y África. Las comunidades cercanas a las minas son las más empobrecidas y las que sufren de manera más directa la devastación ambiental. Los empleos que puede generar la explotación minera son temporales y normalmente son acaparados por personal extranjero sin que haya una mejora sustancial en el empleo local.

Las falacias en torno a los beneficios de la minería serán cada vez más frecuentes en debates, publicidad y propaganda. La intención será la de influir en la opinión pública para hacer creer que existen beneficios en la explotación de los recursos, pero sin presentar pruebas reales que puedan ser validadas. Identificar las falacias es muy importante ya que ayuda a tomar decisiones más informadas y a fortalecer el pensamiento crítico. Principalmente porque se trata de un asunto para el cual no habrá marcha atrás. Las pérdidas en los ecosistemas pueden ser definitivas. Si acaso hubiera una recuperación, nuestra generación ya no la verá, ni la de nuestros hijos y, dudosamente, la de nuestros nietos.

Pastor General de la Misión Cristiana Elim

EDH: https://www.elsalvador.com/opinion/editoriales/mineria-/1205066/2025/