Environmentalists have been on the main streets of the city of San Miguel since Sunday to speak out against mining in El Salvador. They have put up posters with messages reading: “No to Mining! Yes to Life!”
A group of activists gathered in front of the cathedral to collect signatures and present them to the central government as evidence of the people of San Miguel rejecting the Ley General de la Minería Metálica (General Law on Metallic Mining), which was swiftly approved by the ruling party bloc on December 23, 2024.
From February 2 until this past Tuesday, the protest posters have also appeared throughout the department of Morazán, one of the areas where mining had previously taken place. Local residents say that mining at the time polluted the region’s water sources.
Environmentalists have denounced that San Miguel is one of the most deforested territories nationwide, with most of its waterways contaminated. In addition, many rural areas still rely on wells for drinking water due to the lack of potable water systems, which raises serious concerns about the contamination risk posed by mining.
The outlook regarding pollution of water resources is grim, as cases of kidney failure have gradually increased, and studies indicate that they stem from consuming contaminated water.
Ambientalistas protestan contra la minería en San Miguel y Morazán
Ambientalistas salieron desde el domingo por las principales calles de la ciudad de San Miguel a pronunciarse contra la minería en El Salvador. Han colocado afiches con mensajes de ¡NO A LA MINERÍA! Sí a la vida!
Un grupo de activistas se concentró frente a la catedral para recolectar firmas y presentarlas al gobierno central como muestra del rechazo de los migueleños a la Ley General de la Minería Metálica aprobada de manera exprés por la bancada oficialista el 23 de diciembre de 2024.
Desde el pasado 2 de febrero hasta ayer martes, los afiches de protesta se han extendido al departamento de Morazán, una de las zonas donde en años anteriores hubo explotación minera. Lugareños han dicho que la minería en ese entonces contaminó los afluentes de la zona.
Ambientalistas han denunciado que San Miguel es uno de los territorios más deforestados a nivel nacional, y tiene la mayoría de los caudales contaminados. Además, hay todavía muchas zonas rurales y sus habitantes aún hacen uso de esos recursos a través de pozos para consumo, por la falta de potabilización. Por lo tanto, ven con preocupación el riesgo de contaminación que supondría la actividad minera.
El panorama con la contaminación de los recursos hídricos es desalentador, ya que los casos de insuficiencia renal han ido en aumento gradualmente, y los estudios indican que son debido al consumo de agua contaminada.