Starting last year, CAMPO noted that national production had already been in steep decline since 2022 and that the deficit in basic grains will hover around 9.9 million quintals.
However, this year beans will face the toughest situation. The national harvest will be sufficient only until June, and the country’s main red bean supplier, Nicaragua, will produce less because it was hit by storms last year, said CAMPO President Luis Treminio in an interview on Frente a Frente.
“Right now there is no shortage of beans; the (postrera) harvest is coming in. In our estimate, with this production, we’ll make it to June in a situation similar to last year, but with the added problem that we’ll need more beans than we did last year,” he said. The postrera harvest provides about 75% of El Salvador’s total bean production.
According to CAMPO, in the case of corn, consumption stands at 10.9 million quintals, leaving a deficit of 7.8 million; in the case of beans, national consumption is about 2.4 million quintals while production is 1.3 million, so the deficit will exceed 1 million quintals.
Meanwhile, sorghum consumption is 2.9 million quintals, with a deficit of around 800,000. As for rice, consumption stands at 900,000 quintals, and production reached 600,000.
In Treminio’s view, “in the case of corn, the shortage can be handled through multiple suppliers such as the United States and Mexico, and ultimately Argentina and Brazil,” but “only Nicaragua provides beans to the country,” he added.
El Salvador has tried beans from other countries before. In 2008, it looked as far as Ethiopia, but the flavor did not win over Salvadorans. Despite a similar color, the taste was different, and those beans ended up being used for livestock feed.
Honduras provided beans to the country some years ago, but according to Treminio, it has been in a state of emergency in its cultivation areas for the past three years. Guatemala and Costa Rica, on the other hand, grow black beans, which are not part of the Salvadoran diet.
Data from the Banco Central de Reserva (BCR) (Central Reserve Bank) show that from 2019 to 2024, imports of beans from Nicaragua have doubled (increasing 102%), going from US$21.4 million to US$43.4 million. From 2023 to 2024 alone, they rose by 5.1%.
A study by Rethinking Food Markets titled “Perspectivas del frijol común de Nicaragua” (“Perspectives on the Nicaraguan Common Bean”), published last December, indicates that between 2012 and 2022, El Salvador received 26.7% of Nicaragua’s total bean exports. The same study points out that per capita bean consumption in El Salvador is 16.9 kg, while in Nicaragua it is 19.9 kg. Only Rwanda and Burundi exceed these Central American countries.
No food sovereignty
“The outlook for this year is not encouraging; the 2024-2025 agricultural cycle became the lowest in the past eight years. At first, we projected 17.6 million quintals of production, but in the end, we only reached 15.04 million quintals,” he explained.
During the 2022-2023 harvest, output was 19.9 million quintals; in the 2023-2024 harvest, it was 17.6 million; and in 2024-2025, it was 15.04 million quintals, according to CAMPO data.
National production of basic grains has been decreasing by an average of 2 million quintals per year, largely due to climate change.
According to Treminio, last year was an irregular agricultural cycle because it started with the El Niño phenomenon.
“Throughout May, there was no rainfall at all. In fact, for three or four years we’ve been advising producers not to plant in May, since May has become a dry month over the past four years. Instead, planting in July ensures the seeds germinate strongly and better withstand climate change,” he said.
Treminio stressed on television that “we are at a worrisome level because we do not have food sovereignty.” According to him, the lack of sovereignty in basic grains has not always been an issue; in 2021, there had been enough corn and beans.
However, “in 2022, all the conditions turned against local producers. First was the rise in agricultural input costs due to the Russia-Ukraine war. Overall prices jumped 70%, but some inputs saw increases of up to 120%. Then came the El Niño phenomenon, farmland rental prices increased, and after the pandemic, labor grew scarce, to the point that the situation in the countryside is now quite complicated,” he said.
“El panorama para este año no es alentador”: Frijol en El Salvador alcanzará hasta junio
Desde el año pasado, la Cámara Salvadoreña de Pequeños Productores Agropecuarios (CAMPO) detalló que la producción nacional venía en descenso con fuerza desde 2022 y que el déficit de granos básicos va a rondar los 9.9 millones de quintales.
Pero para este año la situación más difícil la va enfrentar el frijol, la cosecha nacional alcanzará hasta junio y el mayor proveedor del frijol rojo para el país, que es Nicaragua, producirá menos porque fue afectado por las tormentas el año pasado, dijo Luis Treminio, presidente de CAMPO en la entrevista Frente a Frente.
“Ahorita no hay escasez de frijol, está saliendo la cosecha (postrera). Nosotros calculamos que con la producción llegamos al mes de junio con una situación similar al año pasado, pero con el agravante que vamos a necesitar más frijol que el año pasado”, dijo. La cosecha postrera provee un 75% de la producción de frijol nacional.
Según CAMPO, en el caso del maíz, el consumo es de 10.9 millones de quintales, por lo que habrá un déficit de 7.8 millones de quintales; en el caso del frijol el consumo nacional es de 2.4 millones de quintales y la producción es de 1.3 millones, por lo que el déficit superará el 1 millón de quintales.
Mientras que, el consumo de sorgo es de 2.9 millones y el déficit rondará los 800,000; para el arroz, el consumo es de 900,000 quintales y la producción fue de 600,000.
Para Treminio “en el caso del maíz se resuelve con diferentes proveedores como Estados Unidos, México por último Argentina y Brasil”, “pero en frijol sólo Nicaragua provee al país”, agregó.
El Salvador ha intentado comer frijoles de otros países, por ejemplo en 2008 se fue a buscar frijoles a naciones tan lejanas como Etiopía, pero el sabor no logró convencer a los nacionales. El color era igual, pero el sabor era diferente y esos granos quedaron para el ganado.
Honduras proveía hace algunos años frijol al país, pero según Treminio tiene tres años de estar en emergencia en las zonas de cultivo, mientras que Guatemala y Costa Rica siembran frijol negro que no está en la dieta de los salvadoreños.
Datos del Banco Central de Reserva (BCR) detallan que de 2019 a 2024 las importaciones de frijoles desde Nicaragua se han duplicado (creciendo 102%) pasando de $21.4 a $43.4 millones. De 2023 a 2024 estas crecieron 5.1%.
Un estudio elaborado por Rethinking Food Markets “Perspectivas del frijol común de Nicaragua” publicado en diciembre pasado, detalla que El Salvador recibió de 2012 a 2022 el 26.7% del total de exportaciones de frijoles nicaragüenses. Ese mismo estudio asegura que en El Salvador el consumo per cápita de frijol es de 16.9 kg en Nicaragua es 19.9 kg y arriba de estos países centroamericanos solo están Ruanda y Burundi.
Sin soberanía alimentaria
“El panorama para este año no es alentador, el ciclo agrícola 2024-2025 se convirtió en el ciclo más bajo de los últimos ocho años. Al inicio la proyección de producción era de 17.6 millones de quintales y al final tuvimos una producción de 15.04 millones de quintales”, explicó.
En la cosecha 2022-2023 la cosecha fue de 19.9 millones de quintales (qq), en la de 2023-2024 fue de 17.6 millones y en la de 2024-2025 fue de 15.04 millones de quintales, de acuerdo con datos de CAMPO.
La producción nacional de granos básicos ha venido bajando en un promedio de 2 millones de quintales al año, principalmente afectada por el cambio climático.
Según Treminio, el año pasado fue un ciclo agrícola irregular porque se inició con el fenómeno de El Niño.
“Todo el mes de mayo no llovió para nada, inclusive nosotros tenemos 3 a 4 años de venir recomendando a los productores de no sembrar en mayo porque en mayo se ha convertido en los últimos cuatro años en un mes seco, entonces aprovechamos decir que hay sembrar en julio para garantizar que la semilla germine con la suficiente fuerza y aguante un poco más el problema del cambio climático”, dijo.
Treminio aseguró en televisión que “estamos en nivel preocupante porque no tenemos soberanía alimentaria”. Según el productor la falta de soberanía en granos básicos no ha sido histórica ya que en 2021 si se contaba con maíz y frijol.
Pero “en 2022 se unieron todas las condiciones en contra del productor nacional. En primer lugar, la elevación de los costos de los insumos agrícolas por la guerra Rusia y Ucrania. El precio subió en 70% de manera general pero hubo productos que tuvieron incrementos hasta de un 120%; además, se dio el fenómeno El Niño, el alquiler de la tierra subió y después de la pandemia empezó a escasear la mano de obra a tal punto que ahorita es complicada la situación en el campo”, dijo.