Misión Cristiana Elim (Elim Christian Mission) has joined the signature-gathering campaign against metal mining, under the slogan “Embajadores de la Creación” (“Ambassadors of Creation”), according to church spokesperson Josué Gómez.
Gómez highlighted the importance of people understanding their responsibility as stewards of creation, stating, “We human beings have been called to be stewards of what God has created, and by that divine mandate we must protect and care for it.”
The 2017 ban on metal mining was the result of a broad social mobilization, initially led by the Catholic Church, which gathered 100,000 signatures opposing the activity. Evangelical churches such as Misión Cristiana Elim joined this effort. According to the congregation’s senior pastor, Mario Vega, the law banning metal mining was one of the most widely agreed upon and supported in El Salvador’s recent history.
Vega warned about the risks posed by this activity in the context of a water crisis. He pointed out that prioritizing water for mining companies could deprive numerous communities of access to this resource. He also mentioned existing pollution problems in the Lempa River, caused by the Cerro Blanco mine in Guatemala, and criticized the Salvadoran government’s silence on the issue.
Finally, the pastor emphasized the long-term dangers associated with metal mining, citing studies showing how waste from this activity can cause pollution for thousands of years. He noted that this impact would affect land, livestock, water sources, and entire communities, especially in vulnerable areas such as Cabañas and Chalatenango.
Iglesias evangélicas reafirman su compromiso con la protección ambiental
La Misión Cristiana Elim se ha sumado a la campaña de recolección de firmas contra la minería metálica, bajo el lema “Embajadores de la Creación”, según informó el vocero de la iglesia, Josué Gómez.
Gómez destacó la importancia de que las personas comprendan su responsabilidad como administradores de la creación, afirmando que: “Los seres humanos hemos sido llamados a ser mayordomos de lo que Dios ha creado, y por ese mandato divino debemos protegerlo y cuidarlo”.
La prohibición de la minería metálica en 2017 fue el resultado de una amplia movilización social, liderada inicialmente por la Iglesia Católica, que logró recolectar 100,000 firmas en rechazo a esta actividad. A este esfuerzo se unieron iglesias evangélicas como la Misión Cristiana Elim. Según el pastor general de esta congregación, Mario Vega, la ley que prohíbe la minería metálica fue una de las más consensuadas y respaldadas en la historia reciente de El Salvador.
Vega alertó sobre los riesgos que representa esta actividad en un contexto de crisis hídrica. Señaló que priorizar el agua para las empresas mineras podría dejar sin acceso al recurso a numerosas comunidades. Además, mencionó los problemas de contaminación ya existentes en el río Lempa, causados por la mina Cerro Blanco en Guatemala, y criticó el silencio del gobierno salvadoreño ante esta situación.
Por último, el pastor subrayó los peligros a largo plazo asociados con la minería metálica, recordando estudios que evidencian cómo los residuos de esta actividad pueden generar contaminación durante miles de años. Este impacto afectaría tierras, ganado, fuentes de agua y a comunidades enteras, especialmente en zonas vulnerables como Cabañas y Chalatenango.