Afrodescendants arrived in the country during the colonial era, mainly as slaves brought from Africa through the port of Acajutla in 1523. Some historians, including Jorge Arias Gómez and Héctor Lindo Fuentes, have noted that this population contributed to the construction of the railway station and other forced labor projects. Later, they settled in communities such as the El Ángel neighborhood in Sonsonate, where parish records document the baptism of 20 slaves between 1748 and 1778.
Today, in Atiquizaya, another group of Afrodescendants has preserved their traditions through commemorative activities organized by the Fundación Afrodescendientes Organizados Salvadoreños (AFROOS) (Salvadoran Organized Afrodescendants Foundation).
“The previous census helped more people recognize themselves as Afrodescendants, but we still face discrimination in areas such as education and sports,” says Ana Yency Lemus, director of AFROOS.
The organization promotes cultural visibility through events like the Festival de Gastronomía de la Cochinita (Cochinita Gastronomy Festival), a baked stew dating back to colonial times that blends Spanish and African roots, featuring a variety of spices and marinades, with pig’s head, feet, ears, snout, and cheeks as its base ingredients. The dish was declared an Intangible Cultural Heritage by the municipality of Atiquizaya in 2023.
Meanwhile, Daniela Castillo, Queen of the Patronal Festivals of Atiquizaya, expressed pride in her identity: “Today, I love my hair and my skin tone. African roots do exist in El Salvador, and we matter.”
In 2017, AFROOS El Salvador presented a correspondence to the Asamblea Legislativa (Legislative Assembly) requesting a constitutional amendment to Article 63 so that Afrodescendant peoples would be recognized in the Constitution. However, the proposal was shelved by the ruling bloc in 2021.
Afrodescendientes en El Salvador: Reconocimiento, resistencia y cultura
Los afrodescendientes llegaron al país durante la época colonial, principalmente como esclavos traídos desde África a través del puerto de Acajutla en 1523. Algunos historiadores, como Jorge Arias Gómez y Héctor Lindo Fuentes, han señalado que esta población contribuyó a la construcción de la estación del ferrocarril y otros proyectos de mano de obra forzada. Posteriormente, se establecieron en comunidades como el Barrio El Ángel en Sonsonate, donde registros de la Parroquia documentan el bautizo de 20 esclavos entre 1748 y 1778.
En la actualidad, en Atiquizaya, otro grupo de afrodescendientes ha mantenido vivas sus tradiciones a través de actividades conmemorativas organizadas por la Fundación Afrodescendientes Organizados Salvadoreños (AFROOS) .
“El censo pasado ayudó a que más personas se reconocieran como afrodescendientes, pero aún enfrentamos discriminación en áreas como la educación y el deporte”. Comenta Ana Yency Lemus, directora de AFROOS.
La organización promueve la visibilización cultural a través de eventos como el Festival de Gastronomía de la Cochinita, que es un guiso horneado que tiene su origen en tiempos de la colonia, de raíces tanto españolas como africanas, en el que se mezclan una diversidad de especias y adobos que tiene como base la cabeza, patas, orejas, hocico y cachetes del cerdo. El platillo fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial por la municipalidad de Atiquizaya en 2023.
Por otro lado, Daniela Castillo, Reina de las Fiestas Patronales de Atiquizaya, expresó su orgullo por su identidad: “Hoy amo mi cabello y mi tono de piel. En El Salvador sí existen raíces africanas y somos importantes”.
En el año 2017, AFROOS El Salvador presentó una pieza de correspondencia a la Asamblea Legislativa solicitando una reforma constitucional del artículo 63, para que los pueblos afrodescendientes fueran reconocidos dentro de la Constitución sin embargo, la propuesta fue archivada por la bancada oficialista en 2021.