Employees of the Ministerio de Obras Públicas (MOP) (Ministry of Public Works) removed a large portion of posters against the approval of mining in El Salvador. These posters were put up by the Movimiento Político Rebelión Verde El Salvador (Reverdes) (Green Rebellion Political Movement El Salvador) on utility poles along Bulevar Constitución, stretching from the Monument to the Constitution to the intersection with Alameda Juan Pablo II.
These posters, which are distinctly bright yellow with black lettering, were put up on Tuesday, January 14, featuring the phrase: “Bukele, there is no Responsible Mining. No to mining, yes to life.” This slogan is frequently echoed by civil society organizations and the general public on social media, at rallies, and in marches due to the harmful impacts of mining in areas where it takes place. The posters were removed the following day by the MOP.
Reverdes is a social movement that emerged in December 2020, aiming to become a political entity focused on the ecological crisis in El Salvador and the region, along with developing critical thinking and alternative proposals from within communities. Currently, the group consists of approximately 200 active participants.
“Posters are a form of expression and demonstration of the general populace’s discontent with the reactivation of mining,” says Alejandro Henríquez, spokesperson for Reverdes. He laments that “the State invisibilizes or minimizes any expression of discontent that people have with mining.”
Despite these actions, Henríquez assures that these forms of protest will continue from Reverdes and other social organizations, despite fear or uncertainty regarding potential state responses.
“We are aware that today’s context is different, much more violent from the State’s side. But that won’t make us back down or stop our actions. The worst thing we can do is remain silent,” he asserts.
Henríquez highlights the irreversible damage caused by metallic mining to ecosystems, citing the San Sebastián River in Santa Rosa de Lima, La Unión, as an example. The river is stained red due to chemical waste used in the extraction of gold and other metals and minerals, which discharged for decades into the river.
“El Salvador has experienced firsthand the severe impacts caused by metallic mining, a result of the extraction method known as leaching,” he explains. Leaching is a process used to extract metals and minerals from solid materials by dissolving them in a liquid. This method is particularly relevant in extracting minerals like gold, silver, and copper.
The chemical elements used for gold include cyanide and sulfuric acid for silver. Mishandling these products can have a significant environmental impact.
Metallic mining in El Salvador was re-approved on Monday, December 23, by the Legislative Assembly with a majority from the ruling Nuevas Ideas party following President Nayib Bukele’s announcement of an alleged discovery of gold reserves in the country. He cited “studies conducted on only 4% of the potential area identified 50 million ounces of gold, valued today at $131.565 billion,” as stated on his X social media platform.
Before and after the repeal of the law prohibiting metallic mining in El Salvador, social movements, academics, the Catholic Church, higher education authorities, and a large sector of the population have spoken out against mining due to its harmful environmental impacts.
A survey by the Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (Iudop) (University Institute of Public Opinion of the Central American University) published on December 23, the same day mining was approved, revealed that nearly 60% of citizens believe El Salvador is not a country suitable for mining exploitation, and 61% think this practice “would have some kind of negative impact” on the environment.
Moreover, the survey indicates that approximately 95 out of 100 citizens warn that living near a mine “involves some level of danger,” while only 3 out of 100 Salvadorans believe that workers or the general population will “receive the majority of the wealth generated by mining.”
The spokesperson for Reverdes renews the call to the population opposing mining but who are not yet organized, to speak out in this social struggle.
EDH: https://www.elsalvador.com/noticias/mineria-el-salvador-/1194375/2025/
“El descontento social no desaparece”: Empleados del MOPT arrancaron afiches contra la minería, afirma organización
Empleados del Ministerio de Obras Públicas (MOP) retiraron gran parte de afiches en contra de la aprobación de la minería en El Salvador que fueron pegados por el Movimiento Político Rebelión Verde El Salvado, Reverdes, en postes del tendido eléctrico del Bulevar Constitución en el tramo desde el Monumento a la Constitución hasta la intersección con la Alameda Juan Pablo II.
Dichos afiches tienen un color amarillo llamativo con negro que fueron pegados el martes 14 de enero y se lee la frase: “Bukele, no hay minería Responsable. No a la minería, sí a la vida”. Una consigna muy repetida por organizaciones de la sociedad civil y población en general en redes sociales, concentraciones, marchas por los impactos nocivos que tiene la minería en el entorno donde se ejecuta. Estos carteles fueron retirados un día después por el MOP.
Reverdes es un movimiento social que nació en diciembre del año 2020 y que pretende constituirse como un sujeto político que pone énfasis en la crisis ecológica de El Salvador y la región, junto al desarrollo del pensamiento crítico y construcción de propuestas alternativas desde las comunidades. Actualmente, el grupo está conformado por un aproximado de 200 personas que participan activamente.
“Los afiches son forma de expresión y manifestación del descontento que la población en general tiene por la reactivación de la minería” asegura Alejandro Henríquez, vocero de Reverdes, quien también lamenta que “el Estado invisibilza o minimiza toda expresión del descontento que la gente tiene con la minería”.
Pese a estas acciones, Henríquez asegura que estas formas de manifestación continuarán por parte de Reverdes y demás organizaciones sociales con el miedo o incertidumbre de los movimientos del Estado como posible respuestas.
“Sabemos que el contexto de ahora en día es diferente, es mucho más violento por parte del Estado. Pero, eso no hará que retrocedamos y dejemos de hacer cosas. Lo peor que podemos hacer es quedarnos callados” asegura.
Henríquez resalta los daños irreparables que tiene la minería metálica a los ecosistemas, tomando como ejemplo el río San Sebastián, de Santa Rosa de Lima, en La Unión, el cual está teñido de rojo como producto de los desechos químicos que son utilizados para la extracción de oro y otros metales y minerales de la tierra y desembocaron durante décadas en ese río.
“El Salvador ha vivido en carne propia los graves impactos que genera la minería metálica, producto del método de extracción que es por lixiviación” explica. La lixiviación es un proceso utilizado para extraer metales y minerales de los materiales sólidos mediante la disolución de estos en un líquido. Este método es especialmente relevante en la extracción de minerales como el oro, la plata y el cobre.
Los elementos químicos utilizados para el oro son cianuro y ácido sulfúrico para la plata. El incorrecto manejo de estos productos puede tener un grave impacto ambiental.
La minería metálica en El Salvador fue aprobada nuevamente el lunes 23 de diciembre por la Asamblea Legislativa con mayoría del partido oficialista Nuevas Ideas luego que el presidente, Nayib Bukele, hiciera pública a finales de noviembre un supuesto hallazgo de reservas de oro en el país basado en “estudios realizados en solo el 4% del área potencial identificaron 50 millones de onzas de oro, valoradas hoy en US$131.565 millones” publicó en su red social de X.
Antes y posterior a la derogación de la ley que prohibía la minería metálica en El Salvador, movimientos sociales, académicos, la iglesia católica, autoridades de la educación superior y gran sector de la población se han pronunciado en contra de la minería por los impactos nocivos al medio ambiente que tiene este tipo de actividad.
Una encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública de la Universidad Centroamericana (Iudop) publicada el 23 de diciembre, mismo día que se aprobó la minería, reveló que casi el 60 % de los ciudadanos considera que El Salvador no es un país para la explotación minera y que el 61 % cree que esta práctica “tendría algún tipo de impacto negativo” sobre el medio ambiente.
Además, la encuesta indica que aproximadamente 95 de cada 100 ciudadanos advierten que vivir cerca de una mina “conlleva algún nivel de peligro” y que solamente 3 de cada 100 salvadoreños consideran que serán los trabajadores o la población en general quienes “recibirían la mayor parte de la riqueza generada por la minería”.
El vocero de Reverdes hace un nuevo llamado a la población que está en contra de la minería, pero aún no está organizada para pronunciarse ante esta lucha social.
EDH: https://www.elsalvador.com/noticias/mineria-el-salvador-/1194375/2025/