Pedro de Alvarado, bankrupt and indebted in Mexico, heard from the Mexicas that there was plenty of gold to the south. Thus, he decided to organize an expedition to conquer new territories. His aim was to return to Spain as a nobleman rather than remain a lieutenant of Hernán Cortés. Inferiority complexes aside, he arrived in Guatemala and then El Salvador, where rebellious and warlike indigenous people refused to show him the gold/silver mines, rumored by northern indigenous to exist. He spent 15 years warring, capturing, torturing, and killing in our lands in the name of God for the gold he would eventually realize was in Peru.
He then organized an expedition to South America, abandoning his conquests that would eventually become the nations of Guatemala and El Salvador. He never showed interest in founding a nation; he sought gold. Unknowingly, he established a governance style that endures to this day, with fewer barbaric undertones but an excessive interest in gold that seems unceasing even after 500 years. Pedro de Alvarado, a dark, ambitious, and criminal figure in our history, eventually met a fitting end to his turbulent life: he died crushed by a stampeding horse after being wounded in an indigenous uprising in Guadalajara. More like him would follow.
Since 1780, the Kingdom of Spain, through mining companies, and well into the republic’s era, retained mining exploitation rights of the province of San Salvador. In 1904, under a nationalist fervor during President Pedro José Escalón’s tenure, Americans Charles Butters and Harry Garthwaite gained control of Salvadoran mines, in partnership with the heirs of former President Santiago González, who during his presidency from 1871 to 1876, titled the lands in his name where what was supposed to be the most profitable gold deposit in our country was located: the San Sebastián canton in Santa Rosa de Lima, department of La Unión in eastern El Salvador. It was precisely during his presidency that El Salvador’s first Mining Code was approved. The heirs of former President González were his daughter, Concha González, and her husband, also a former President, Tomas Regalado, who served from 1899 to 1903. Regalado would go on to found the movement of the 44, which governed from 1894 to 1911. His time in power allowed him to establish the Salvadoran economic bloc known as ‘the 14 families’.
For 66 years, the Butters-Regalado González mining company (Garthwaite died in 1911) exploited the mines of San Sebastián and Divisadero, Jocoro, Morazán. (French mining companies deserve separate analysis) They inherited a confusing and weak legal framework that allowed ample room for dirty tactics by mining companies, harming residents near the mines and mine employees.
In 1969, Commerce Group Corporation, in partnership with San Sebastián Gold Mines Inc., continued mining in the east. After a pause due to the Salvadoran civil war, during the presidency of Christian Democrat Napoleón Duarte in 1987, El Salvador granted a new concession to the Americans to exploit San Sebastián, which was suspended in 2006 during Tony Saca’s presidency of ARENA. This permit cancellation arose due to contamination with cyanide, arsenic, and mercury in the river, polluting sources of drinking water and hindering agriculture. Cyanide levels nine times above the legal maximum and iron levels 1,000 times higher than the normal limit were found. Gold ruined lives.
Let’s look at two negative effects that to this day no government, including the current one, seems to want to rectify: based on the laws in force at the time of the San Sebastián mine’s closure, environmental costs should have been $50 million to attempt repair, compensation, and rehabilitation of the mine-affected area, including rivers and damaged land. However, Commerce Group Corporation’s bond was $14 million 428 thousand. Similarly, by law, Santa Rosa’s municipality should have received royalties from the gold/silver. There is no evidence if they were paid or not. All since 1904.
Corollary:
God has placed gold at our feet. But throughout our history, its extraction has brought more harm than good. What kind of God curses us with such resources, creating a paradox of abundance that has only benefited corrupt politicians and unscrupulous businessmen?
No one wants a poor El Salvador. But if wealth comes at the cost of destroying our small, exhausted territory and its water, it is more a test from God than a gift. By not thinking of the generations already here and those yet to come, we make it clear that we are unable to understand divine creation as God expects us to. Nayib Bukele has the right to plan his economic miracle, but he also has the responsibility to do it sustainably. Our rule of law demands it. Perhaps—if we read correctly—so does God.
LPG: https://www.laprensagrafica.com/opinion/Dios-en-vano-20250114-0059.html
Dios en vano
Pedro de Alvarado estando en bancarrota y endeudado en México escuchó de los mexicas que al sur había mucho oro. Así decide organizar una expedición de conquista de nuevos territorios. Lograría por fin regresar a España como hidalgo y no siendo un lugarteniente de Hernán Cortés.
Complejos de inferioridad aparte. Llegó a Guatemala y después a El Salvador, donde unos rebeldes y belicosos indígenas se negaban a mostrarle las minas de oro/plata que tanto afamaban existían los indígenas del norte. Pasó 15 años guerreando, capturando, torturando, asesinando por nuestras tierras en nombre de Dios debido al oro que finalmente se daría cuenta estaba en Perú.
Organizó entonces la expedición hacia Suramérica dejando tirada su conquista que a la postre serían los países de Guatemala y El Salvador. Nunca le interesó fundar una nación. Quería el oro. Y sin saberlo instauró el estilo de gobernanza que perdura a día de hoy con menos tintes barbaros, pero con un desmesurado interés en el oro que parece no tener fin en 500 años. Pedro de Alvarado personaje oscuro, ambicioso y criminal en nuestra historia finalmente tendría una muerte acorde a su azarosa vida: murió arrollado por un caballo en estampida luego de quedar herido en una revuelta indígena en Guadalajara. Vendrían más como él.
Desde 1780 el Reino de España por medio de empresas mineras hasta ya entrada la republica quedaría con la explotación minera de la provincia de San Salvador. En 1904 en un afán nacionalista siendo presidente Pedro José Escalón los estadounidenses Charles Butters y Harry Garthwaite se harán con el control de las minas salvadoreñas en sociedad con los herederos del expresidente Santiago González quien durante su presidencia 1871-1876 titulará a su nombre las tierras donde se encontraba lo que se suponía el yacimiento de oro más rentable de nuestro país por aquellos años: el cantón San Sebastián en Santa Rosa de Lima, departamento de La Unión al oriente de El Salvador. Fue precisamente durante su presidencia que se aprobará el primer Código Minero del Salvador. Los herederos del ex presidente González eran su hija Concha González y su esposo, el también ex presidente Tomas Regalado 1899-1903. Regalado fundará el movimiento de los 44 que gobernó desde 1894 hasta 1911. El paso por el poder le permitirá fundar el bloque económico salvadoreño conocido popularmente como las 14 familias.
Será por 66 años que la minera Butters-Regalado González (Garthwaite moriría en 1911) explotará las minas de San Sebastián y Divisadero, Jocoro, Morazán. (análisis aparte merece las mineras francesas) Ellos heredarían una legislación confusa y débil que dejaba un gran margen para maniobras sucias a las empresas mineras y perjudicaba a los habitantes de las zonas cercanas y empleados de las minas.
En 1969 Commerce Grupo Corporación en sociedad con San Sebastián Gold Mines Inc. Continuaran con la explotación minera en el oriente. Después de una pausa por la guerra civil salvadoreña será durante la presidencia del democratacristiano Napoleón Duarte en 1987 que El Salvador les otorgó una nueva concesión a los estadounidenses para explotar San Sebastián suspendida en 2006 durante la presidencia de Tony Saca de ARENA. Dicha cancelación de los permisos se dio por contaminación con cianuro, arsénico y mercurio en el río, contaminando fuentes de agua potable e impidiendo la agricultura. Se encontraron niveles de cianuro nueve veces superiores al máximo legal y niveles de hierro 1.000 veces superiores al límite normal. El oro arruinó la vida.
Veamos dos efectos negativos que a día ningún gobierno, ni el actual parecen querer resarcir: el cálculo basado en las leyes vigentes al cierre de la mina San Sebastián en costos ambientales debieron ser $50 millones para intentar reparar, resarcir y rehabilitar la zona de las minas referida a ríos y tierra dañada. Pero la fianza de Commerce Grupo Corporación fue de $14 millones 428 mil. Igualmente, por ley la municipalidad santarroseña debió recibir regalías del oro/plata. No hay pruebas si las pagaron o no. Todo desde 1904.
Corolario:
Dios ha puesto oro sobre nuestros pies. Pero a lo largo de nuestra historia donde se extrajo dejó más mal que bien. ¿Qué clase de Dios nos maldice con esos recursos creándonos una paradoja de la abundancia que solo ha beneficiado a políticos corruptos y malos empresarios?
Nadie desea un El Salvador pobre. Pero si la riqueza pasa por destruir nuestro reducido, extenuado territorio y su agua es más una prueba de Dios y no un regalo. Al no pensar en las generaciones que ya están aquí y las que están por venir dejamos claro que somos incapaces de ver la creación divina como espera Dios que la entendamos. Nayib Bukele tiene el derecho a planificar su milagro económico, pero también tiene la responsabilidad de hacerlo sustentable. Nuestro estado de derecho así lo demanda. Quizá -si leemos bien- Dios también.
LPG: https://www.laprensagrafica.com/opinion/Dios-en-vano-20250114-0059.html