Between 2009 and 2023, the basic grains sector in El Salvador suffered losses amounting to $590.57 million due to various extreme climate events, including droughts and excessive rainfall, according to the 2024 Socioeconomic Analysis of El Salvador (ASES) from the Department of Economics at the Central American University José Simeón Cañas (UCA). During this period, 14 climate events have impacted the country.
The document highlights that, over the past 15 years (2009-2023), climate change has caused total losses of $2.57 billion in El Salvador. Of this figure, more than a fifth (23%) corresponds specifically to maize, beans, and sorghum crops. The study identifies recurring and intensifying events such as the droughts of 2009 and 2018, as well as Tropical Storm Agatha in 2010, as significant contributors to these losses.
“For example, this year’s rainfall has caused flooding and infrastructure damage, but the agricultural sector is particularly vulnerable because it strictly depends on climatic conditions,” said economist Meraris López in her research titled Analysis of the Economic Impacts of Climate Change on Agricultural Food Production in El Salvador, 2009-2024, which is included in the report.
López emphasizes that El Salvador is among the most vulnerable countries to climate change worldwide. “It’s no surprise that climate patterns have shifted in the last decade. Over the past 20 years, El Salvador has ranked 28th out of 180 countries in climate vulnerability, surpassed only by Guatemala, which ranks 14th. The closer a country is to the top positions, the more vulnerable it is,” López explained.
“What makes the country even more vulnerable is the lack of access to credit for farmers, the fact that many do not own the land they work, and that 90% of those involved are subsistence farmers. Better conditions for producers are urgently needed—that is the foundation of everything,” added the expert.
According to the National Agricultural Multipurpose Survey (ENAPM), there are 363,400 producers dedicated to basic grain farming (maize, beans, and sorghum) in El Salvador, of which 90% are subsistence farmers. “These producers cultivate a total of 591,686 acres (manzanas), with 63% dedicated to maize, 22% to beans, and 15% to sorghum or maizegrass,” notes data from the Ministry of Agriculture and Livestock (MAG), cited by the UCA’s Department of Economics.
López further explained: “The vast majority of producers are small-scale farmers who work on plots of less than 2.87 acres (manzanas), representing 86% of all arable land. Additionally, most small-scale producers rent the land they farm (37%), while only 10% own their land.”
The ASES study highlights that “the economic losses not only stem from direct damage caused by climate events but also from farmers’ decisions to forgo planting due to climate-related uncertainty. This contributes to reduced national production to meet the demand for these crops.”
Furthermore, the report points out that this reduction in local supply results in decreased availability of domestically produced food, increases in prices, and greater dependence on imports, which negatively affect the population’s food security and heighten the vulnerability of those living in precarious conditions.
The expert stressed that this vulnerability extends beyond those involved in agriculture, particularly in rural areas. Ultimately, all agricultural products are essential for urban populations as well.
Más de $590 millones en granos básicos perdidos por el clima
Entre 2009 y 2023, el sector de granos básicos perdió $590.57 millones por diferentes eventos climáticos extremos, incluyendo sequías y esceso de lluvias, según el Análisis socioeconómico de El Salvador (ASES) 2024 del Departamento de Economía de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). En ese periodo 14 eventos climáticos han impactado a El Salvador.
Según el documento, en los últimos 15 años (2009-2023) se registra que el cambio climático generó pérdidas totales de $2,573.21 millones, de los cuales más de una quinta parte de las pérdidas (23%) corresponden únicamente a los cultivos de maíz, frijol y sorgo. Menciona que entre estos eventos climáticos (recurrentes y crecientes) se pueden mencionar las sequías de 2009 y 2018, así como la tormenta tropical Agatha del 2010.
“Si nos damos cuenta, por ejemplo, las lluvias de este año han generado inundaciones y pérdidas en infraestructura, pero el sector agrícola en concreto es mucho más vulnerable porque depende de la condición climática”, expresó la economista Meraris López, en su investigación “Análisis de los impactos económicos del cambio climático en la producción agrícola alimentaria para el caso salvadoreño, 2009-2024”, incluido en el reporte.
La economista plantea que El Salvador es uno de los países más vulnerables al cambio climático a nivel mundial. “Para nadie es sorpresa como los patrones climáticos han cambiado en la última década. En los últimos 20 años El Salvador ha ocupado la posición 28 de 180 países con vulnerabilidad climática, solo es superado por Guatemala que está por 14. Entre más cerca de las primeras posiciones es más vulnerable”, explicó López.
“El punto que vuelve más vulnerable al país es que los agricultores tienen poco acceso al crédito, que no son dueños de la tierra que trabajan y que el 90% de las personas involucradas trabajan para subsistir. Se necesitan mejores condiciones para quienes producen, esa es la base de todo”, agregó la experta.
De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria de Propósitos Múltiples (ENAPM), en El Salvador, los productores dedicados al cultivo de granos básicos (maíz, frijol y sorgo) ascienden a 363,400, de los cuales, el 90% pertenece a la categoría de subsistencia. “Estos productores cultivan en una superficie de 591,686 manzanas (mz) de las cuales el 63% corresponde a maíz, el 22% a frijol y el 15% a sorgo o maicillo”, reportan datos del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), retomados por el Departamento de Economía de la UCA.
López detalló que “la inmensa mayoría de los productores son pequeños agricultores que trabajan parcelas de menos de 2.87 manzanas, representando el 86% del total de la tierra cultivable. Además, estos pequeños productores, en su mayoría, alquilan las tierras que cultivan (37%), mientras que solo el 10% son propietarios.
El ASES resalta en su estudio que “las pérdidas económicas no solo se derivan de los daños directos causados por los fenómenos climáticos, sino también de la decisión de los agricultores de abstenerse de sembrar debido a la incertidumbre climática, lo que conduce a una menor producción nacional para satisfacer la demanda de estos alimentos”.
Asimismo, subraya que esto implica, menos abastecimiento del mercado con producción nacional, aumento de precios y mayor dependencia de las importaciones, afectando de forma negativa la seguridad alimentaria de la población y aumentando la vulnerabilidad de las personas en condiciones de precariedad.
La experta enfatizó en que la vulnerabilidad no es solo para las personas que dependen del rubro de la agricultura (en la zona rural) porque al final porque todos los cultivos llegan a las zonas urbanas.