“The alleged reasons for attempting to modify the Constitution are several: fighting corruption, defeating criminal groups, modernizing the country, but the truth is that these attempts have had a single purpose: to remain in power. These intended reforms are leaving El Salvador without checks and balances and putting democracy at risk,” stated Leonor Arteaga, Program Director at the Due Process of Law Foundation (DPLF).
Constitutional lawyers, together with the DPLF and other organizations, warned the Inter-American Commission on Human Rights (IACHR) about the imminent dangers to democratic institutions that the proposed reforms to the Salvadoran Constitution, by the current government, could entail.
This was discussed during a hearing held on November 12, in which representatives from El Salvador did not participate, an omission lamented by the constitutional experts and three members of the IACHR, including Commissioner José Luis Caballero and Executive Secretary Tania Panszi.
Since Nayib Armando Bukele assumed the presidency in 2019, his government has promoted reforms to the Constitution, and since 2020 under a directive by the president, Vice President Félix Ulloa carried out a “Study and Proposal of Reforms to the Constitution of the Republic,” with an Ad Hoc team of legal professionals. The study was presented in September 2021 to Nayib Bukele and, according to the document itself, consisted of 216 modifications to the 274 articles of the current Constitution.
This process, asserted Rodolfo Gonzales, a constitutional law expert and former magistrate of the Supreme Court of Justice, was supposedly conducted with public discussions, but there was no evidence of broad participation, nor representation of diverse social sectors.
Among the issues of most concern to the expert, which undermine Salvadoran democratic institutions, Gonzales referred to the elimination of the “entrenched clause” (an article that cannot be reformed) that establishes the mechanisms of presidential alternation, as well as other reforms addressing the regulation of the Armed Forces, and a proposed reform that would allow a single legislative configuration to approve and ratify any constitutional reform.
“This (last) modification opens the door for the Constitution to be relaxed in such a way that its function is denatured, and it is degraded to the level of ordinary or secondary law. We are not talking about a hypothetical risk, but a real one,” Gonzales stated.
According to the experts, this could mean that in a matter of minutes the Constitution could be reformed, since a practice of the current government, they noted, has been to present initiatives or reforms to other laws to the Legislative Assembly, and they have been approved without deliberation, and without any discussion. They also told the IACHR that the current context of the country is characterized by the co-option of Salvadoran institutions and serious setbacks in democratic matters.
“El Salvador is currently in a situation of constitutional abnormality,” stated Enrique Anaya, one of the experts participating in the hearing. Anaya referred to the controversial re-election of the current Salvadoran president: Nayib Armando Bukele.
For Anaya, this re-election entailed the violation of various articles of the Constitution and a “basic principle” of it. He pointed out that, despite the prohibition being explicit, the changes in this matter favored the current ruler. This scenario, Anaya said, has been questioned by the Inter-American system as it undermines constitutional democratic principles such as the “temporal limitation of presidential command.”
“We believe that this illegitimate constitutional mutation is the first step in El Salvador for the construction of a new constitutional system, through substitution it will be a post-constitutional Constitution, which will actually be an unconstitutionalism: the denial of the basic rules of constitutionalism with division of powers and fundamental rights,” added Anaya.
The experts and civil society organizations requested that the IACHR urge the Salvadoran State to dismiss the proposal that would allow a single legislative configuration to have the authority to approve and ratify constitutional reforms; to comply with the recommendations that the Commission itself has made in previous reports, and to include El Salvador in Chapter 4 of its annual report, which is dedicated to countries with a serious situation of human rights and democratic institutions.
Additionally, the Executive Secretary of the IACHR, Tania Panszi, reminded that each State must provide the necessary guarantees to all persons attending hearings with the Commission. “Said State cannot prosecute witnesses, or experts, nor take reprisals against them or their families because of their statements or opinions rendered before the Commission,” said Panszi, citing the IACHR’s regulations at the end of the hearing.
“Democracia en riesgo”: expertos advierten los peligros de propuestas de reformas a la Constitución salvadoreña ante la CIDH
“Las razones alegadas para tratar de modificar la Constitución son varias: luchar contra la corrupción, derrotar a los grupos criminales, modernizar el país, pero lo cierto es que estos intentos han tenido un único fin: perpetuarse en el poder. Estas pretendidas reformas están dejando a El Salvador sin presos ni contrapesos y poniendo en riesgo la democracia”, sostuvo Leonor Arteaga, directora de Programa de la Fundación por el Debido Proceso (DPLF, por sus siglas en inglés).
Abogados y abogadas constitucionalistas, junto a DPLF y otras organizaciones, advirtieron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) los inminentes peligros a la institucionalidad democrática que las propuestas de reformas a la Constitución salvadoreña, por parte del actual gobierno de turno, podrían significar.
Lo anterior, durante una audiencia llevada a cabo el pasado 12 de noviembre, en la que funcionarios en representación de El Salvador no participaron, un hecho que los expertos constitucionalistas y tres integrantes de la CIDH, entre estos el comisionado José Luis Caballero y la secretaria ejecutiva Tania Panszi, lamentaron.
Desde la llegada a la presidencia de Nayib Armando Bukele en 2019, su gobierno ha promovido reformas a la Constitución, y desde 2020 bajo acuerdo dictado por el presidente, el vicepresidente Félix Ulloa llevó a cabo un “Estudio y Propuesta de Reformas a la Constitución de la República”, con un Equipo Ad Hoc de profesionales en Derecho. El estudio fue presentado en septiembre de 2021 ante Nayib Bukele y este, según el mismo documento, constó de 216 modificaciones a los 274 artículos de la Constitución vigente.
Este proceso, aseveró Rodolfo Gonzales, profesional en derecho constitucional y exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia, se llevó a cabo con supuestas discusiones públicas, pero no hubo evidencia de una participación amplia, ni estuvo presente la representación de los diversos sectores sociales.
Entre los temas que más preocupan al experto en detrimento de la institucionalidad democrática salvadoreña, Gonzales se refirió a la eliminación de la cláusula pétrea (artículo que no puede ser reformada) que establece los mecanismos de la alternabilidad de la presidencia, así como otras reformas que abordarían la regulación de la Fuerza Armada, y la reforma presentada que permitiría que una misma configuración legislativa podría aprobar y ratificar cualquier reforma a la Constitución.
“Esta (última) modificación deja abierta la puerta a que la Constitución se flexibilice, de tal manera que se desnaturalice su función y se le degrada al nivel de una ley ordinaria o secundaria. No estamos hablando de un riesgo hipotético, sino real”, dijo Gonzales.
De acuerdo con los expertos, lo anterior significaría que en cuestión de minutos la Constitución podría ser reformada, puesto que una práctica del actual gobierno, señalaron, ha sido presentar iniciativas o reformas a otras leyes ante la Asamblea Legislativa, y se han aprobado con dispensa de trámite, sin existir alguna discusión. Además, manifestaron ante la CIDH que el contexto actual del país se caracteriza por la cooptación de la institucionalidad salvadoreña y por graves retrocesos en materia democrática.
“El Salvador está actualmente en una situación de anormalidad constitucional”, expuso Enrique Anaya, uno de los expertos participantes en la audiencia. Anaya se refirió a la controversial reelección del actual presidente salvadoreño: Nayib Armando Bukele.
Para Anaya, dicha reelección supuso la violación de diversos artículos de la Constitución y un “principio básico” de la misma. Él se refirió que, pese a que la prohibición era explícita, los cambios en la materia favorecieron al gobernante en turno. Este escenario, dijo Anaya, ha sido cuestionado por el sistema interamericano pues vulnera principios democráticos constitucionales como la “limitación temporal del mando presidencial”.
“Creemos que esta mutación constitucional ilegítima es el primer paso para la construcción en El Salvador de un nuevo sistema constitucional, por vía de sustitución será una Constitución al modo post constitucional, que en realidad será un aconstitucionalismo: la negación de las reglas básicas del constitucionalismo con división de poderes y derecho fundamental”, agregó Anaya.
Los expertos y organizaciones de sociedad civil solicitaron a la CIDH instar al Estado salvadoreño desechar la propuesta que permitiría que una sola configuración legislativa tenga la autoridad de aprobar y ratificar reformas a la Constitución; que cumpla con las recomendaciones que la misma Comisión ha hecho en informes anteriores, e incorporar a El Salvador en el Capitulo 4 de su informe anual, el cual se dedica a los países con una grave situación de derechos humanos e institucionalidad democrática.
Asimismo, la secretaria ejecutiva de la CIDH, Tania Panszi, recordó que cada Estado debe otorgar garantías necesarias pertinentes a toda persona que asiste a audiencias con la Comisión. “Dicho Estado no podrá enjuiciar a los testigos, ni peritos, ni ejercer represalias contra ellos o sus familiares a causa de sus declaraciones o dictámenes rendidos ante la Comisión”, dijo Panszi, citando el reglamento de la CIDH al final de la audiencia.