He who owes much… — Porque todo deben…

Oct 17, 2024

Of course, the Plan ended up as a dead letter; El Salvador now has the most opaque Government in the entire post-war period. Neither Arena nor the FMLN dared to go this far. — Por supuesto, el Plan quedó en papel mojado; El Salvador tiene hoy el Gobierno más opaco de toda la posguerra. Ni Arena, ni el FMLN se atrevieron a tanto.

While the world is living in an era where people make public what was once part of the private sphere, El Salvador and its Government adhere to the principle of utmost secrecy regarding information that, by law, is public. According to the Real Academia Española (Royal Spanish Academy), “transparent” means “something clear, evident, that is understood without doubt or ambiguity.” On the contrary, opacity is something dark, unclear. Transparency is the opposite of corruption, which relies on opacity to thrive. In fact, the transparency that accompanies accountability arises as a mechanism to control corruption; that’s why, today, transparency is considered the primary antidote to corruption and a requirement for cultivating public trust. Therefore, it is a right that allows citizens to know about the processes, budgets, contracts, and all actions related to the use of public resources.

In democratic matters, it is essential that the decision-making process is exposed to scrutiny by control mechanisms and the public, so that people are aware of what measures are taken and who is responsible for them. What has happened in the country is that the boundary between public and private has disappeared. Currently, Nayib Bukele and his associates govern with a patrimonialist logic; that is, seeing the State as one of their properties. It used to be said that the country and its resources were used like an estate, now they are rather managed like the private enterprise of the ruling family. And the social support for the Government is interpreted as a license to be unaccountable to anyone.

Prosecuting presidents for corruption was possible due to the transparency conditions of that time. When Bukele’s administration arrived, the Secretary of Transparency was eliminated, and the Instituto de Acceso a la Información Pública (Institute of Access to Public Information) was reduced to mere decoration. Thus, opacity became a state policy. Information has been concealed regarding the purchase of medicines and health supplies during the pandemic, about bitcoin, about large constructions, and a very long etcetera. Previously, leaders had to present their asset declarations at the start and end of their term; now that is part of reserved information. Why hide the use of public money if everything is truly done well? Why attack those who question the lack of transparency if one has clean hands?

In the Plan Cuscatlán, in the section on state modernization, in axis 2, which addresses open government, it states that “there is an aspiration to lead the State towards social oversight and permanent auditing through the opening and availability of data in open data formats.” And further, that “accountability is visualized as an everyday and institutionalized practice that should be carried out not only by obligation but by the conviction of public service.” Of course, the Plan ended up as a dead letter; El Salvador now has the most opaque Government in the entire post-war period. Neither Arena nor the FMLN dared to go this far. Thus, Nayib Bukele’s and his associates’ aversion to transparency is logical and necessary: as the saying goes, he who owes much, fears much.

UCA: https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/porque-todo-deben

Porque todo deben…

Mientras el mundo vive una era en la que las personas hacen público lo que antes era parte de la esfera privada, El Salvador y su Gobierno se rigen por el principio de la máxima reserva de la información que, por ley, es pública. Según la Real Academia de la Lengua Española, “transparente” significa “algo claro, evidente, que se comprende sin duda ni ambigüedad”. Por el contrario, lo opaco es algo oscuro, poco claro. La transparencia es contraria a la corrupción, que depende de la opacidad para medrar. De hecho, la transparencia que conlleva la rendición de cuentas nace como un mecanismo de control de la corrupción; por eso, en la actualidad, la transparencia es considerada como el principal antídoto contra la corrupción y un requisito para cultivar la confianza ciudadana. Por tanto, es un derecho que le permite a la ciudadanía conocer sobre los procesos, los presupuestos, los contratos y todas las acciones relacionadas con el uso de los recursos públicos.

Es de rigor en materia democrática que el proceso de toma de decisiones esté expuesto al examen de los mecanismos de control y de la ciudadanía, de modo que la gente conozca qué medidas se toman y quiénes son sus responsables.  Lo que ha pasado en el país es que la frontera entre lo público y lo privado ha desaparecido. En la actualidad, Nayib Bukele y los suyos gobiernan desde una lógica patrimonialista; es decir, entendiendo al Estado como una de sus propiedades. Antes se decía que el país y sus recursos eran usados como una finca, ahora más bien se dispone de ellos como la empresa privada de la familia gobernante. Y el respaldo social al Gobierno se interpreta como licencia para no rendir cuentas de nada ni a nadie.

Procesar presidentes por corrupción fue posible por las condiciones de transparencia de ese momento. Al llegar la administración de Bukele, la Secretaría de Transparencia fue eliminada y al Instituto de Acceso a la Información Pública se le convirtió en simple adorno. Y así la opacidad pasó a ser política de Estado. Se ha ocultado información sobre la compra de medicamentos e insumos sanitarios durante la pandemia, sobre el bitcoin, sobre las grandes construcciones y sobre un muy largo etcétera. Antes los mandatarios debían presentar su declaración patrimonial al comenzar su gestión y al terminarla, ahora eso es parte de la información reservada. ¿Para qué esconder el uso del dinero público si todo de verdad se hace bien? ¿Por qué atacar a quienes cuestionan la falta de transparencia si se tiene las manos limpias?

En el Plan Cuscatlán, en el apartado de modernización del Estado, en el eje 2, que trata sobre gobierno abierto, se afirma que “se aspira a conducir el Estado hacia la fiscalización social y la auditoría permanente por medio de la apertura y disposición de datos en formatos de datos abiertos”. Y más adelante, que “la rendición de cuentas se visualiza como una práctica cotidiana e institucionalizada que debe realizarse no solo por obligación, sino por convicción de parte del servicio público”. Por supuesto, el Plan quedó en papel mojado; El Salvador tiene hoy el Gobierno más opaco de toda la posguerra. Ni Arena, ni el FMLN se atrevieron a tanto. Y por ello la fobia de Nayib Bukele y los suyos a la transparencia es lógica y necesaria: como al parecer todo deben, todo temen.

UCA: https://noticias.uca.edu.sv/editoriales/porque-todo-deben