El Salvador’s Debt Payment to Exceed Education and Health Budgets in 2025 — En 2025, el pago del servicio de la deuda superará al gasto en educación y en salud en El Salvador

Oct 8, 2024

El Salvador will need to allocate $2.785 billion for debt service in 2025, according to the budget proposal, which economists say represents a high cost for society. — El Salvador tendrá que desembolsar $2,785 millones para el servicio de la deuda en 2025, según el proyecto de presupuesto, lo que representa un alto costo para la sociedad, afirman economistas.

El Salvador will allocate $2.785 billion for debt service next year, an amount that will exceed the combined budgets of Education and Health, which is $2.7062 billion, according to the General State Budget 2025 proposal, which was presented to the Legislative Assembly this week.

Public debt service includes the payment of interest and amortization, that is, capital repayments. According to the spending plan for 2025, interest payments – amounting to $1.523 billion – will be similar to the Education budget, which will receive $1.5357 billion.

The amortization of the debt ($1.262 billion) will be slightly higher than the Health budget, to which the Ministry of Finance has allocated $1.1703 billion, according to the presented figures.

This marks the third consecutive year that debt service exceeds $2 billion. Allocations to Education and Health in approved budgets have been increasing over the last decade.

In 2020, the pandemic year, the Education budget surpassed $1 billion; a year later it was Health’s turn.

This trend continues until 2024. However, there is a reduction in amounts assigned to Education and Health for the coming year, by $33.1 million and $90.9 million, respectively.

This, along with the increase in debt service, which will rise by $640.1 million between 2024 and 2025, has led to Education and Health spending being surpassed by debt service payments.

Impact

A recent study by the Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) highlights the significant burden that debt service represents for El Salvador.

“This situation means that Salvadoran society has had to allocate a significant portion of its resources to meet interest payments, which has impacted national finances and the ability to invest in other priority sectors, such as education, health, or social protection,” states a segment of the book “Fiscal Sustainability and the Evolution of Public Debt in El Salvador,” which was presented a few days ago.

“When debt service is high, it carries a substantial opportunity cost for society, as these are resources that cannot be allocated to other areas,” adds the study.

The document notes, for instance, that debt service “came to represent more than 50% of social development spending in the non-financial public sector (SPNF) in 2011 and 2019 due to bond principal payments maturing in those years.”

It explains that in 2020 and 2021, it represented a third of the resources allocated to the social development area, “which can be largely explained by the extraordinary increases in public spending, particularly in health and social protection, that had to be carried out amid the COVID-19 pandemic.”

The study indicates that the country’s borrowing under unfavorable conditions, such as high-interest rates and unfavorable terms, “can generate a significant financial burden for the country,” leading to “a greater need to allocate resources to debt service rather than investing in policies and programs that benefit the most in need.”

“As a result, cuts in social spending could occur, directly affecting the most vulnerable sectors of the population and increasing poverty and inequality levels,” warns the document.

Carlos Argueta, an economist and professor at UCA, explains that debt itself “is neither good nor bad” as it can be used for investments in roads, improving the quality of children’s education, among other priorities.

However, he adds that in the case of El Salvador, interest payments are becoming an increasingly significant burden.

“Debt should be used to finance spending that helps mitigate poverty and inequality levels,” Argueta said this week during an interview on Radio YSUCA.

Data from the Household Survey for Multiple Purposes (EHPM) show that in 2019, 22.8% of households in the country lived in poverty; by 2023, household poverty rose to 27.2%, an increase of nearly five percentage points, according to the economist.

Argueta further details that the Gini index shows that income in the country has been distributed more unequally. “Inequality has increased in recent years,” he states.

Calculations by LPG Datos, based on government statistics, indicate that the Gini reached 0.39 last year, up from 0.35 in 2019. The closer to 0, the more equal the distribution, and values closer to 1 indicate the opposite.

“The debt is impacting because its payment is based on tax revenues and debt paid by the most disadvantaged households,” Argueta notes, emphasizing one of the conclusions of the UCA study.

Economist Otto Rodríguez, former vice president of the Central Reserve Bank (BCR), expressed that the $2.7 billion debt service payment represents a “pretty big challenge because it cannot be directed to the economy, a rather significant cost.”

“Hopefully, the fiscal adjustment will work out because it’s a requirement to stabilize the economy and lay the groundwork for economic growth,” Rodríguez said, referring to the reduction in payment of remunerations and other measures included in the 2023 budget, which also reflects a reduction of more than 11,000 public sector positions.

El Economista: https://www.eleconomista.net/actualidad/En-2025-el-pago-del-servicio-de-la-deuda-superara-al-gasto-en-educacion-y-en-salud-en-El-Salvador-20241005-0001.html

En 2025, el pago del servicio de la deuda superará al gasto en educación y en salud en El Salvador

El Salvador destinará $2,785 millones al pago del servicio de la deuda el próximo año, una cifra que superará a la suma de los presupuestos de Educación y de Salud, que es de $2,706.2 millones, de acuerdo con el proyecto del Presupuesto General del Estado 2025, que fue presentado esta semana a la Asamblea Legislativa.

El servicio de la deuda pública incluye el pago de los intereses y la amortización, es decir, los abonos a capital. Según el plan de gastos para 2025, el pago de intereses -que asciende a $1,523 millones- será similar al presupuesto de Educación, que recibirá $1,535.7 millones.

La amortización de la deuda ($1,262 millones) será levemente mayor que el presupuesto de Salud, al que el Ministerio de Hacienda le ha asignado $1,170.3 millones, de acuerdo con las cifras presentadas.  

Este es el tercer año consecutivo que el servicio de la deuda supera los $2,000 millones. Las asignaciones a Educación y Salud en los presupuestos aprobados han ido en ascenso durante la última década.

En 2020, año de la pandemia, el presupuesto de Educación superó los $1,000 millones; un año después fue el turno de Salud.

Esa tendencia se mantiene hasta 2024. Sin embargo, para el próximo año hay una disminución en los montos asignados a Educación y Salud, de $33.1 millones y de $90.9 millones, respectivamente. 

Eso, más el alza en el servicio de la deuda, que entre 2024 y 2025, será $640.1 millones, permitió que el gasto en Educación y Salud se viera superado por el pago en el servicio de la deuda.  

Impacto

Una reciente investigación de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA) destaca el alto valor que representa el servicio de la deuda para El Salvador. 

“Esta situación implica que la sociedad salvadoreña ha tenido que destinar una parte significativa de sus recursos para hacer frente a los pagos de intereses, lo que ha repercutido en las finanzas nacionales y en la capacidad de invertir en otros sectores prioritarios, como la educación, la salud o la protección social”, dice un fragmento del libro Sostenibilidad fiscal y evolución de la deuda pública en El Salvador, que fue presentado hace unos días.

“Cuando el servicio de la deuda es elevado, esto tiene un alto costo de oportunidad para la sociedad, pues son recursos que no se pueden destinar para otras áreas”, añade la investigación.

El documento cita, por ejemplo, que el servicio de la deuda “llegó a representar más del 50% del gasto en el área de desarrollo social del sector público no financiero (SPNF), en 2011 y en 2019, por los pagos de capital de bonos que se vencían” en esos años. 

Y explica que en 2020 y en 2021 representó una tercera parte de los recursos que se destinaron al área de desarrollo social,  “lo cual es explicado en buena medida por los aumentos extraordinarios del gasto público, particularmente el de salud y protección social, que se tuvieron que hacer en el marco de la pandemia de covid-19”.

La investigación señala que el endeudamiento del país en condiciones poco alentadoras, como altas tasas de interés y plazos desfavorables “puede generar una carga financiera significativa para el país”, lo que puede llevar a “una mayor necesidad de destinar recursos a pagar el servicio de la deuda, en lugar de invertir en políticas y programas que beneficien a los más necesitados”. 

“Como resultado, los recortes en el gasto social podrían darse, lo que afectaría directamente a los sectores más vulnerables de la población y aumentaría los niveles de pobreza y desigualdad”, advierte el documento.

Carlos Argueta, economista y docente de la UCA, explica que la deuda en sí “no es buena ni mala” porque puede servir para realizar inversiones en carreteras, para mejorar la calidad de educación de la niñez, entre otras prioridades. 

Pero, agrega que en el caso de El Salvador, el pago de intereses va representando cada vez una carga más importante.

“La deuda debería ser utilizada para financiar  gasto que ayude a mitigar los niveles de pobreza y desigualdad”, dijo Argueta esta semana durante una entrevista en Radio YSUCA.

Los datos de la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM) dan cuenta que en 2019, el 22.8% de los hogares en el país vivían en pobreza; en 2023, la pobreza de los hogares pasó a ser 27.2%, un aumento de casi cinco puntos porcentuales, mencionó el economista. 

Argueta detalla, además, que el índice de Gini muestra que los ingresos en el país se han distribuido de manera más desigual. “La desigualdad ha aumentado en los últimos años”, expresa.

Cálculos de LPG Datos, basados en estadísticas gubernamentales, indican que el Gini llegó a 0.39 el año pasado, más que el 0.35 de 2019. Entre más cerca está del 0, la distribución es más igualitaria, y los valores más cercanos a 1 indican lo contrario. 

“La deuda está afectando porque su pago está basado en ingresos tributarios y en deuda que pagan los hogares más desfavorecidos”, señala Argueta, sobre una de las conclusiones de la investigación de la UCA.

El economista Otto Rodríguez, ex vicepresidente del Banco Central de Reserva (BCR), expresó que el pago del servicio de la deuda, por $2,700 millones, representan un “desafío bastante grande porque no se pueden destinar a la economía, un costo bastante grande”.   

“Ojalá el ajuste fiscal resulte bien porque es un requisito para estabilizar la economía y crear las bases del crecimiento económico”, dijo Rodríguez, en alusión a las disminución en el pago de remuneraciones y otras medidas contempladas en el presupuesto de 202,el cual también refleja una disminución de más de 11,000 plazas en el sector público.

El Economista: https://www.eleconomista.net/actualidad/En-2025-el-pago-del-servicio-de-la-deuda-superara-al-gasto-en-educacion-y-en-salud-en-El-Salvador-20241005-0001.html