The decision to establish a mixed-economy company has allowed the Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) (Autonomous Executive Port Commission) to let a foreign company manage a state asset without requiring authorization from the Legislative Assembly. In this case, the ports of La Unión and Acajutla for a period of 50 years.
This is thanks to modifications to its organic law, approved in 2023, which grants it the power to create public-private partnerships and mixed-economy companies without the approval of any other institution. Therefore, the agreement has only been seen so far by the CEPA staff in charge of the agreement and the private Turkish company. And it will remain so, as there are no plans to make it public.
However, experts point out that this agreement is a sort of “disguised concession,” thus what was done in the deal with Yilport contradicts the Republic’s Constitution, which states in Article 120 that concessions “must be submitted to the Legislative Assembly for consideration.”
“This ‘concession’ is outside any legal framework because no law authorizes any official, including the citizen president, to grant any public asset in concession. Neither the president of CEPA, the Board of Directors, nor the president of the Republic can do what they say they are going to do with the Turkish company,” commented an economist, an expert in concession matters, who requested to remain anonymous.
For ARENA lawmaker Marcela Villatoro, it is concerning that this administration “always seeks to evade” what the Constitution and laws mandate, in this case, the “Law of Concession of Public Maritime Terrestrial Domain Spaces,” which states that these processes must always go through the scrutiny of the Legislative Assembly and be subject to public bidding, a step that was bypassed with the direct selection of Yilport.
“In our country, the Constitution seems to no longer matter to anyone. And it is even more concerning that someone who should ensure it is upheld, which is the Constitutional Chamber, is subordinated to the Executive. This ultimately undermines the interests of all Salvadorans,” comments Villatoro.
Acuerdo para el manejo de los puertos no pasará por la Asamblea Legislativa
La decisión de conformar una empresa de economía mixta le ha permitido a la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (CEPA) que una compañía extranjera maneje un bien del Estado sin tener que pasar por la autorización de la Asamblea Legislativa. En este caso, los puertos de La Unión y Acajutla por un periodo de 50 años.
Esto es gracias a las modificaciones a su ley orgánica, aprobadas en 2023, que le facultan para realizar asocios público-privado y la creación de empresas de economía mixta sin el aval de ninguna otra institución. Por tanto, el acuerdo solo ha sido visto, hasta ahora, por el personal de CEPA encargado del acuerdo y por la empresa privada turca. Y seguirá así, pues no hay planes de que se haga público.
Pero expertos señalan que este acuerdo es una especie de “concesión disfrazada”, por lo que lo realizado en el trato con Yilport contradice la Constitución de la República, que indica en su artículo 120 que las concesiones “deberán ser sometidas al conocimiento de la Asamblea Legislativa”.
“Esta ‘concesión’ está fuera de cualquier marco jurídico porque en ninguna ley se autoriza a ningún funcionario, incluido al ciudadano presidente, para dar en concesión ningún bien público. Ni el presidente de CEPA, la Junta Directiva ni el presidente de la República pueden hacer eso que dicen que van a hacer con la empresa turca”, comentó una economista, experta en temas de concesiones, quien pidió resguardar su identidad.
Para la diputada de ARENA, Marcela Villatoro, es preocupante que esta administración “siempre busque eludir” lo que le mandata la Constitución y las leyes, en este caso, la “Ley de Concesión de Espacios de Dominio Público Marítimo Terrestre”, que indica que estos procesos siempre deben pasar por el escrutinio de la Asamblea Legislativa y someterse a concurso público, un paso que se obvió con la elección directa de Yilport.
“En nuestro país, la Constitución parece ya no importarle a nadie. Y es más preocupante que alguien que debería encargarse de que se cumpla, que es la Sala de lo Constitucional, esté supeditada al Ejecutivo. Eso vulnera, al fin y al cabo, los intereses de todos los salvadoreños”, comenta Villatoro.