In the middle of the room that serves as the living room, kitchen, and dining area, lies the coffin of 23-year-old Marvin Alexis Diaz Lozano. Beside it is his mother, María Elena, being consoled by a friend.
“You have to be strong, María. Your other son needs you,” her friend says while hugging her and stroking her head.
Marvin was released from prison on June 14th in terrible health. María Elena, his mother, remarked that when they handed him over, she was shocked at his extreme thinness. This Sunday, July 28th, five weeks after being freed, he passed away.
According to María, before being unjustly detained, her son was in good health, but when he was released, he was suffering from lung cancer, tuberculosis, and constant diarrhea that would not stop.
Despite his multiple illnesses, María Elena held onto hope that with medication and medical supervision, her youngest son would get up from the bed where he lay bedridden.
On July 24th, Marvin had to be urgently admitted to Rosales Hospital in San Salvador due to his severe health condition. Four days later, he fell into a coma, requiring assisted breathing. Hours later, he passed away.
“He would just look at me from head to toe. I asked him if he needed anything or if he wanted water, and in a soft voice, he would say no. A doctor came to remove me because they were going to put in a tube for him to breathe. Hours later, he died,” María Elena recounted.
Marvin died from his health complications, caused by the dehydration from the constant diarrhea, according to his mother.
Marvin’s remains have been held vigil at their home, located at the entrance of Los Jobos canton in Santa Elena, Usulután, which he shared with his mother and older brother, Jorge Medardo Diaz Lozano, who is also in prison.
“I had hoped we could eat together again, the three of us, like we used to,” María says in front of her son’s coffin.
She is worried about Jorge, who is still in Izalco prison, asserting that his capture was just as arbitrary. In the coming days, she will have to bring him a package at the prison.
Among the few words Marvin managed to say to his mother was the phrase: “Add toasted wheat flour, mom,” thinking of his brother still imprisoned.
The two brothers shared a cell for 20 months. They took care of each other and saved food for times when they were not brought anything from the prison center.
One of María’s greatest wishes was to share a meal with her two sons and see them reunite as free men. “The brothers won’t see each other again,” she says tearfully.
María is pleading with authorities to release her older son before he meets the same fate as the younger one.
“I don’t know what they want from us. We’re just poor, not criminals,” María says.
She is worried because Marvin had a release letter and was still detained for 20 months, while the older son has been arbitrarily detained for 22 months and to date, she hasn’t been able to see him and doesn’t know his health condition.
Marvin Alexis Diaz’s funeral is scheduled for this Tuesday morning at the general cemetery in Santa Elena, Usulután.
However, this is also uncertain because the burial plot the Diaz Lozano family had previously reserved has been used by other people, and the cemetery must resolve this before proceeding with the burial.
“No sé qué quieren de nosotros, solo somos pobres, no delincuentes”, dice madre frente al ataúd de su hijo
En medio del salón donde funciona la sala, cocina y comedor de la casa, se colocó el ataúd de Marvin Alexis Diaz Lozano de 23 años. A un lado está la madre, María Elena, quien es consolada por una amiga.
“Tiene que ser fuerte María. Su otro hijo la necesita”, le dice la amiga mientras la abraza y acaricia su cabeza.
Marvin fue liberado de la prisión el 14 de junio en pésimas condiciones de salud. Maria Elena, madre del joven, comentó que cuando se lo entregaron se sorprendió por su extrema delgadez. Este domingo 28 de julio, cinco semanas después de haber sido liberado, falleció.
Según María, antes de ser detenido injustamente, su hijo gozaba de buena salud, pero cuando lo liberaron padecía de cáncer en un pulmón, tuberculosis y una constante diarrea que no cesaba.
A pesar de sus múltiples enfermedades, María Elena guardaba la esperanza de que con medicinas y control médico su hijo menor volvería a levantarse de la cama donde estaba postrado.
El 24 de julio, Marvin tuvo que ser internado de emergencia en el Hospital Rosales de San Salvador por su grave estado de salud. Cuatro días después, cayó en coma, necesitando respiración asistida. Horas más tarde falleció.
“Solo me miraba de arriba a abajo. Le preguntaba si necesitaba algo o si quería agua y con voz suave me decía que no. Llegó una doctora a sacarme porque le iban a ponerle un tubo para respirar. A las horas falleció”, narró Maria Elena.
Marvin falleció por sus complicaciones de salud, por la deshidratación ocasionada por la constante diarrea, dijo la madre.
Los restos de Marvin han sido velados en su casa, ubicada al inicio del cantón Los Jobos, de Santa Elena,Usulután, la cual compartía junto con su mamá y su hermano mayor, Jorge Medardo Diaz Lozano, quien también está en prisión.
“Tenía la esperanza de que volviéramos a comer juntos los tres como acostumbrabamos”, expresa María frente al ataúd de su hijo.
Ella se siente preocupada por Jorge, quien aún está en el penal de Izalco y asegura que es una captura arbitrariamente en el penal de Izalco. En los próximos días tendrá que ir a dejarle el paquete a la prisión.
De las cosas palabras que logró decirle Marvin a su mamá está la frase: “Ponele harina de trigo tostada, mamá”, pensando en el hermano aún preso.
Ellos compartieron celda durante 20 meses. Se cuidaban y se guardaban comida entre ellos para los tiempos en que no les llevaban nada de centros penales.
Uno de los mayores deseos que tenía María era volver a compartir una cena junto a sus dos hijos y que ellos se reencontraran ya libres. “No se van a volver a ver los hermanos”, dice entre lágrimas la madre de ambos jóvenes.
María pide a las autoridades que le entreguen a su hijo mayor antes de que tenga el mismo final que el menor.
“No sé qué quieren de nosotros. Solo somos pobres, no delincuentes”, dice María.
Ella se muestra preocupada, ya que Marvin ya contaba con carta de libertad y aún así estuvo detenido 20 meses y el hijo mayor ya cumplió los 22 meses detenido arbitrariamente y hasta la fecha no ha podido verlo y no sabe en qué condiciones de salud se encuentra.
El funeral de Marvin Alexis Diaz está programado para este martes por la mañana en el cementerio general de Santa Elena, Usulután.
Pero eso también es incierto, debido a que el terreno del panteón que tenía destinada la familia Diaz Lozano fue utilizado por otras personas ajenas a ellos y por lo que el cementerio debe de solucionar esto antes de proceder al entierro.