All economic indicators show a downward trend, and one of the most concerning is that of family remittances, which account for almost 25% of the national gross domestic product.
There is an old popular saying that when the United States sneezes, El Salvador gets the flu. The United States is experiencing an economic slowdown; a slight increase in unemployment; inflation seems to have stabilized around 3%; short-term interest rates are above 5%, 30-year mortgage rates are around 6.8%, and the prime rate is at 8.5%; consumers are being hit hard and having to adjust their budgets to cope with the impact of inflation on their finances; second-quarter corporate results have been worse than those in the first quarter, and the stock market is undergoing a correction; the government has had to reduce or eliminate many of the subsidies it provided due to COVID and is facing both a high fiscal deficit and debt problem. In general, what is perceived is that a soft, non-forced landing is underway, which could lead to slower economic growth for the remainder of the year, and the recently begun electoral process with Biden’s resignation foretells much volatility in the second half of the year.
In El Salvador, according to BCR data, first-quarter growth was 2.6%; the IVAE (Monthly Index of Economic Activity) showed slower growth in February (1.4%), March (0.1%), and April (-0.6%) after growing 4.2% in January this year; data from other independent institutions show that growth in May and June was negative and lower than in April; they also show that in June, the industrial, construction, trade, and service sectors all had negative numbers for the first time in several years; exports decreased by -6.7% in the first half of 2024 compared to the same period in 2023, imports did not grow (0%), and the trade deficit increased by 5.4%, closing the first half at $4,580 million. Family remittances grew by only 0.8% in the first half of 2024 compared to the same period in 2023, annualized growth in May was 0.2%, and in June it was -3.7%. Tax revenues grew by 8.8% in the first half, thanks to strong January and April results, but fell by -11.4% in May and grew by 0% in June.
The Salvadoran economy’s data show a slowdown that began in February but worsened during the second quarter of 2024. All economic indicators show a downward trend, and one of the most concerning is that of family remittances because they represent almost 25% of the national gross domestic product. Family remittances have hardly grown in 2024, and the decline in May and June is even more worrying. It is important to note that both exports and family remittances are a clear reflection of what is also happening in the United States. Demand for our exports continues to fall month by month, and Salvadorans in the United States are increasingly pressured by price increases for goods and services they consume in the North, leaving them with fewer resources to send to their families in El Salvador.
In light of this panorama shown by the macroeconomic indicators of the first half of 2024 in the United States and El Salvador, one must ask what will happen in the second half and, based on that, project how 2024 will end. What I can see is that the elections in the United States will have a significant influence on that country’s economic performance; interest rates will likely drop very little by the end of the year; consumers will continue to be hit hard, unemployment will rise slightly, and the big question is, what will happen to inflation?
If El Salvador gets the flu because of the United States’ sneeze, will it enter a recession in 2024 or 2025? What are we going to do to prevent it?
LPG: https://www.laprensagrafica.com/opinion/Posible-recesion-en-El-Salvador-20240724-0074.html
Posible recesión en El Salvador
Todos los indicadores económicos nos muestran una tendencia a caer y uno de los que más preocupa es el de las remesas familiares porque representan casi el 25 % del producto interno bruto nacional.
Hay un viejo adagio popular que dice que cuando Estados Unidos estornuda a El Salvador le da gripe. En Estados Unidos se está observando una desaceleración de la economía; un leve incremento en el desempleo; la inflación parece haberse estabilizado cerca del 3 %; las tasas de interés de corto plazo se encuentran arriba del 5 %, las de 30 años sobre hipotecas están en cerca de 6.8 % y la tasa prime se encuentra en 8.5 %; el consumidor se encuentra golpeado y teniendo que hacer ajustes en sus presupuestos para poder enfrentar el impacto de la inflación en sus finanzas; los resultados de las empresas del segundo trimestre han sido peores que los del primer trimestre y el mercado accionario está teniendo una corrección; el gobierno ha tenido que reducir o eliminar muchos de los subsidios que dio por el covid y tiene un problema tanto de déficit fiscal como de deuda muy elevados. En general, lo que se percibe es que se está en un proceso de aterrizaje suave y no forzoso, lo cual podría llevar a la economía a crecer menos en lo que resta del año y el proceso electoral que recién comienza con la renuncia de Biden, augura mucha volatilidad en el segundo semestre del año.
En El Salvador el crecimiento del primer trimestre fue de 2.6 % según datos del BCR; el IVAE muestra un menor crecimiento en los meses de febrero (1.4 %), marzo (0.1 %) y abril (-0.6 %) después de haber crecido 4.2 % en enero de este año; datos de otras instituciones independientes muestran que el crecimiento de mayo y junio fue negativo e inferior al de abril; también muestran que en junio los sectores de la industria, construcción, comercio y servicios todos tuvieron números negativos por primera vez desde hace varios años; las exportaciones decrecieron en -6.7 % en el primer semestre de 2024 con respecto al mismo período de 2023, las importaciones no crecieron (0 %) y el déficit de la balanza comercial creció en 5.4 %, cerrando el primer semestre en $4,580 millones. Las remesas familiares tan solo crecieron 0.8 % en el primer semestre de 2024 en comparación con igual período de 2023, el crecimiento anualizado de mayo fue de 0.2 % y el de junio fue de -3.7 %. La recaudación de impuestos creció en 8.8 % en el primer semestre gracias al buen resultado de enero y abril, pero en mayo cayó en -11.4 % y en junio creció 0 %.
Los datos de la economía salvadoreña nos muestran una desaceleración que comenzó en febrero pero que empeoró durante el segundo trimestre de 2024. Todos los indicadores económicos nos muestran una tendencia a caer y uno de los que más preocupa es el de las remesas familiares porque representan casi el 25 % del producto interno bruto nacional. Las remesas familiares casi no han crecido en 2024 y la caída de mayo y junio es aún más preocupante. Hay que tener en cuenta que tanto las exportaciones como las remesas familiares son un claro reflejo de lo que también está ocurriendo en Estados Unidos. La demanda por nuestras exportaciones sigue cayendo mes a mes y el salvadoreño en Estados Unidos se encuentra cada vez más presionado por los incrementos en los precios de los bienes y servicios que consume en el país del norte, lo que le deja menos recursos para poder enviar a sus familiares en El Salvador.
Ante este panorama que nos muestran los indicadores macroeconómicos del primer semestre de 2024 en Estados Unidos y El Salvador hay que preguntarse qué va a ocurrir en el segundo semestre y con base en eso proyectar cómo se va a cerrar 2024. Lo que alcanzo a ver es que las elecciones en Estados Unidos van a tener una gran influencia en el desempeño económico de ese país, que las tasas de interés probablemente van a bajar muy poco de aquí a fin de año, que el consumidor seguirá muy golpeado, el desempleo subirá un poco y la gran interrogante es ¿qué va a pasar con la inflación?
Si nos da gripe por el estornudo de Estados Unidos, ¿entrará El Salvador en recesión en 2024 o 2025? ¿Qué vamos a hacer para evitarlo?
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