Economist Carlos Acevedo states that over the past 25 years, the country has lagged behind in the area of Information and Communication Technologies (ICT) within the context of Latin America.
Acevedo also recently explained that the contribution of ICT to economic development has been among the lowest, similar to what has occurred with Guatemala and Honduras: “We are far below Chile, Uruguay, Argentina, and even Costa Rica.”
These findings are part of the study “Contribution of Information and Communication Technologies (ICT) to the Economic Growth of El Salvador,” published in the Realidad y Reflexión 58 journal of the Universidad Francisco Gavidia (UFG).
As part of his research, Acevedo conducted an exercise on the decomposition of the growth of the added value of the Salvadoran economy, using the LA-KLEMS project methodology on data from the period 1990-2018. This allowed him to estimate the contribution of ICT and compare it with seven other countries, including Mexico, Colombia, Chile, Peru, Honduras, and the Dominican Republic.
LA-KLEMS is one of two economic measurement methodologies launched by CEPAL (2013). According to the study’s data, the average growth rate of El Salvador’s Added Value during that period was 2.21%, below the average economic growth rate of the other studied countries, which was 3.6%.
In an interview with Disruptiva Media, Acevedo explained that another identified problem was the existing digital divide in terms of ICT infrastructure.
The academic work further suggests that there has been some evolution in the productive structure towards sectors more intensive in knowledge and digitalization, such as some service sectors, the financial industry, large commercial chains, and telecommunications. However, it clarifies that the countries in the sample have not achieved a structural change with productivity convergence as a consequence of the development and diffusion of ICT in their economies.
Additionally, his work reveals that “the contribution of ICT capital to economic growth in El Salvador remained below the regional average since the mid-1990s. From 2007 to 2018, this contribution was negative, except for the years 2012 and 2018. El Salvador was the only country in the sample where the contribution of ICT capital to growth was on average negative (-0.03 percentage points) during the period 2010 – 2018.”
From the data analysis, the economist points out that to close the digital divide, El Salvador must make a decisive investment in ICT infrastructure, particularly aiming for the universalization of mobile broadband; additionally, working on closing the affordability gap should be established as a priority public policy objective. “Without access to mobile broadband, many digital and computing applications cannot be utilized,” states the economist, who holds a PhD in Economic Development, competitiveness, fiscal policy, and public policies.
He believes that providing free internet in public places, such as parks, schools, libraries, and community centers is a good initiative, but insists that it is the government’s responsibility to ensure that everyone has access to a broadband service, especially after the pandemic forced greater use of virtual communication.
Acevedo also emphasizes that the country faces the challenge of increasing digital education levels to ensure the population acquires the skills and competencies required to take full advantage of ICT, especially if the goal is to boost the digitalization strategy of public services, as Estonia has done. He warns that beyond handling some social networks like TikTok, the Salvadoran population does not know how to leverage other platforms and applications. “It’s not just about digitalizing everything, but also providing digital education so people can take advantage of these applications,” he insists.
The economic study shows that the region also has a skills gap regarding the profile of professionals working in the ICT field, something necessary to advance digital innovation.
He refers to the World Economic Forum’s report “The Future of Jobs 2020,” which already anticipated that by 2025, 45% of current job positions will be automated, either partially or completely.
This would imply another major challenge because, according to his words, “In El Salvador, as in most Latin American countries, university curricula remain heavily biased towards Social Sciences and Humanities, producing few graduates in Science, Technology, Engineering, and Mathematics.”
On the topic of professional training, he specifies that universities face the challenge of graduating new generations with more specialized profiles, with greater knowledge to face the constant scientific and technological changes of the new global environment.
In the analysis, another situation is that for a traditional economy like El Salvador’s, with scarce natural resources, the transition to a digital economy is an imperative strategic bet to competitively insert itself into the global economy and generate higher levels of well-being for the population through inclusive and sustainable development. According to Acevedo, contracting Google seems like a good move, but he insists that this must be accompanied by ensuring that the majority of people have access to connectivity, as without this, only a few privileged individuals will be able to use digital public services.
El Salvador ha tenido el crecimiento más bajo en las TIC a nivel de toda América Latina, señala economista Carlos Acevedo
El economista Carlos Acevedo asegura que en los últimos 25 años el país, dentro del contexto de América Latina, se ha mantenido creciendo a la zaga en materia de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC).
Acevedo también explicó recientemente que el aporte de las TIC al desarrollo económico ha sido de lo más bajo, igual que ha ocurrido con Guatemala y Honduras: “Estamos muy por debajo de Chile, de Uruguay, de Argentina, incluso de Costa Rica”.
Eso es parte de los hallazgos que plasma en el estudio “Contribución de las Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) al crecimiento económico de El Salvador”, que publicó en la revista Realidad y Reflexión 58, de la Universidad Francisco Gavidia (UFG).
Como parte de su investigación, Acevedo hizo un ejercicio de descomposición del crecimiento del valor agregado de la economía salvadoreña, aplicando la metodología del proyecto LA-KLEMS a datos del periodo 1990-2018, lo cual le permitió estimar el aporte de las TIC y compararlo con otros siete países, que incluye México, Colombia, Chile, Perú, Honduras y República Dominicana.
LA KLEMS es una de dos metodologías de medición económica lanzadas por la CEPAL (2013). Según los datos del estudio, la tasa promedio de crecimiento del Valor Agregado de El Salvador en ese periodo fue 2.21 %, por debajo del promedio de crecimiento económico mostrada por los otros países estudiados fue de 3.6 %.
Acevedo, durante entrevista con Disruptiva Media, explicó que otro de los problemas identificados fue la brecha digital existente en términos de infraestructura de las TIC.
El trabajo académico plantea, además, que se ha dado una cierta evolución de la estructura productiva hacia sectores más intensivos en conocimiento y digitalización, como algunos sectores de servicios, la industria financiera, las grandes cadenas comerciales y las telecomunicaciones. Sin embargo, aclara que los países de la muestra no han logrado un cambio estructural con convergencia de productividad como consecuencia del desarrollo y difusión de las TIC en sus economías.
Además, en su trabajo expone que “la contribución del capital TIC al crecimiento económico en El Salvador se mantuvo por debajo del promedio regional desde mediados de 1990. Desde 2007 hasta 2018 esa contribución fue negativa, con excepción de los años 2012 y 2018. El Salvador fue el único país en la muestra en el que el aporte del capital TIC al crecimiento fue en promedio negativo (-0.03 puntos porcentuales) en el periodo 2010 –2018″.
A partir del análisis de los datos, el economista señala que, para cerrar la brecha digital, El Salvador debe realizar una apuesta decidida por la inversión en infraestructura de TIC y, particularmente, apostar por la universalización de la banda ancha móvil; pero que, además, trabajar en la reducción de la brecha de asequibilidad debe plantearse como un objetivo prioritario de política pública. “Si no se tiene acceso a banda ancha móvil muchas de las aplicaciones digitales, informáticas no se pueden aprovechar”, afirma el economista, quien ostenta un doctorado en Desarrollo Económico, competitividad, política fiscal y políticas públicas.
Considera que brindar internet gratuito en lugares públicos, como parques, en escuelas, bibliotecas, casas comunales son una buena iniciativa, pero insiste que es responsabilidad del gobierno asegurarse de que todos tengan acceso a un servicio de banda ancha, sobre todo luego de que la pandemia obligó a un mayor uso de la comunicación virtual.
Acevedo externa que, de igual forma, el país tiene el reto de aumentar los niveles de educación digital para que la población adquiera las habilidades y competencias requeridas para aprovechar el potencial de las TIC, sobre todo si se quiere impulsar la estrategia de digitalización de los servicios públicos, tal como lo ha hecho Estonia. Y es que, según advierte, la población salvadoreña, más allá del manejo de algunas redes sociales, como TikTok, no sabe sacarle provecho a otras plataformas y aplicaciones. “No solo se trata de digitalizar todo, sino de proveer educación digital para que la gente pueda aprovechar esas aplicaciones”, insiste.
El estudio económico deja ver que la región tiene también una brecha de capacidades en cuanto a perfil de los profesionales que trabajan en el ámbito de las TIC, algo que se requiere para avanzar en la innovación digital.
Alude a que el Foro Económico Mundial en el informe “El Futuro del trabajo 2020”, ya anticipaba que para el 2025 el 45 % de las posiciones de trabajo que hay en la actualidad serán automatizadas, de forma parcial o total.
Eso implicaría otro gran reto porque de acuerdo con sus palabras “En El Salvador, como en la mayoría de los países latinoamericanos, los contenidos curriculares de las universidades continúan estando muy sesgados hacia las ciencias Sociales y las Humanidades, produciendo pocos graduados en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas”.
El tema de formación de profesionales, tal como precisa, pone en las universidades el desafío de graduar nuevas generaciones con perfiles más especializados, con mayores conocimientos para enfrentar los constantes cambios científicos y tecnológicos del nuevo entorno global.
En el análisis, otra situación es que, para una economía tradicional, como la salvadoreña, y con escasos recursos naturales, la transición hacia una economía digital es una apuesta estratégica imperativa para insertarse competitivamente en la economía global, y generar mayores niveles de bienestar para la población en un desarrollo inclusivo y sostenible. Según Acevedo, la contratación de Google le parece algo bueno, pero insiste en que esto debe ir de la mano con que la mayoría de la gente tenga acceso a conexión, porque si esto no se logra, solo unos pocos privilegiados podrán usar los servicios públicos digitales.