In El Salvador, the application of torture, mostly within penitentiary centers, has been denounced by human rights defending organizations, which have reiterated that the state of exception serves as an instrument of persecution and aggression.
A report from these organizations establishes that between March 27, 2022 (when the state of exception began) and March 22, 2024, 814 reports of people receiving cruel, inhumane, or degrading treatment within the framework of this security measure were counted. This includes people in prison and others under threat of detention.
The conditions in which inmates find themselves constitute a violation of their rights, according to Gabriela Colocho, coordinator of the human rights research area of the Servicio Social Pasionista (SSPAS), who explained that overcrowding and mistreatment they are exposed to have been classified as serious acts.
“The situation of those deprived of liberty is worrisome under the state of exception, as it is conducive to the generation of mistreatment and torture. An overcrowding of 335% aggravates the situation of conditions, such as the right to life. The various testimonies that have been documented give an account of how force has been used as a method of punishment, and some have died under state custody,” said Colocho.
According to Gustavo Villatoro, Minister of Justice and Citizen Security, by the end of May, 80,200 people had been captured under the state of exception, making the rate of those deprived of liberty in El Salvador reach 1,707 per 100,000 inhabitants, if the 38,000 already in the country’s various prisons prior to the implementation of the security measure are added, minus the 10,000 who would have already been released.
Torture Practices in El Salvador
Colocho added that other practices included in torture or cruel or degrading treatment are related to the lack of medical care, food rationing, and aggressions against people from the LGBTQ+ community, among others.
“Mistreatment goes beyond punishments they receive and has to do with systematic torture in detention centers. This has also occurred with transgender women, which implies cruel, inhumane, or degrading treatment. There is harassment based on their gender identity,” explained Colocho.
The report presented by these organizations in April of this year states: “It has been documented that the LGBTIQ+ population within penitentiary centers has been a victim of mistreatment and punishments that seek to ‘correct’ their sexual orientation and gender identity.”
According to the testimonies compiled in the report, these punishments include forced bathing in dirty water, beatings, among others, which has caused a series of physical and mental health consequences for people.
“Many have expressed suffering from post-traumatic stress, anxiety, insomnia, and have chosen to self-confine themselves for fear of being detained again. Some have also developed skin diseases due to the poor conditions they were in while in detention,” the report cites.
Violent Deaths during the State of Exception
By June 2024, the Socorro Jurídico Humanitario (Humanitarian Legal Aid – SJH) has documented the death of 300 people (296 adults and four minors) in prisons under the state of exception. According to that report, 40% showed signs of violent death, such as beatings, cuts with sharp objects, skull fractures, among others.
In addition, the SJH claims that 30% of these deaths were due to a lack of medical care, which is also classified as torture according to organizations. It should be noted that in the reports that the Instituto de Medicina Legal (Legal Medicine Institute – IML) gave to families, the cause of death in inmates was mentioned as pulmonary edema, cerebral edema, and pneumonia.
The SJH highlighted the case of union leader José Leonidas Bonilla, who died in September 2022 under state custody and showed signs of torture. This organization filed a complaint with officials, both in the country and before the UN, for torture, denial of medical treatment, and crime against humanity.
“We have requested a report from the UN in ten cases, as well as public and notorious denunciation for deaths in prisons. Also, the 12,300 habeas corpus processes, which is the ultimate recourse when dealing with a violation of personal freedom and health,” said Ingrid Escobar, director of the SJH.
Against Torture in El Salvador
In May of this year, human rights organizations presented a report related to the recommendations made by the United Nations (UN) Committee against Torture for El Salvador, in which it pointed out that cases of human rights violations during the state of exception and lack of official information continue to be documented.
The Committee against Torture made three recommendations to the Salvadoran State: adopt effective measures to prevent arbitrary detentions, ensure that detainees enjoy fundamental safeguards, and step up efforts for the prompt investigation, effectively and impartially, of all alleged serious human rights violations, including torture and forced disappearances that occurred during the 1980–1992 period, as well as ensuring the prosecution of the alleged perpetrators.
Registran 814 denuncias de trato inhumano, degradante o cruel en marco del régimen de excepción en El Salvador
En El Salvador, la aplicación de la tortura, en su mayoría dentro de los centros penitenciarios, ha sido objeto de denuncias por parte de organizaciones defensoras de derechos humanos, las cuales han reiterado que el régimen de excepción sirve como un instrumento de persecución y agresión.
Un informe de estas organizaciones establece que entre el 27 de marzo de 2022 (cuando inició el régimen de excepción) y el 22 de marzo de 2024 se contabilizaron 814 denuncias de personas que recibieron tratos crueles, inhumanos o degradantes en el marco de esta medida de seguridad. Eso incluye personas que están en prisión y otras bajo amenazas de detención.
Las condiciones en que se encuentran los privados de libertad constituyen una vulneración para sus derechos, según Gabriela Colocho, coordinadora del área de investigación en derechos humanos del Servicio Social Pasionista (SSPAS), quien expuso que el hacinamiento y los malos tratos a los que son expuestos han sido catalogados como actos graves.
“La situación de los privadas de libertad es preocupante en el régimen de excepción, pues es propicio para que se genere la situación de malos tratos y torturas. Un hacinamiento del 335 % agrava la situación de las condiciones, como el derecho a la vida. Los diversos testimonios que se han documentado dan cuenta de cómo se ha hecho uso de la fuerza como método de castigo y algunos han fallecido bajo custodia del Estado”, dijo Colocho.
De acuerdo con Gustavo Villatoro, ministro de Justicia y Seguridad Ciudadana, hasta finales de mayo se había capturado a 80,200 personas en el régimen de excepción, lo que hace que la tasa de privados de libertad en El Salvador llegue a los 1,707 por cada 100,000 habitantes, si se le suman los 38,000 que había ya en las distintas cárceles del país previo a la aplicación de la medida de seguridad, menos los 10,000 que habrían sido ya liberados.
Prácticas de tortura en El Salvador
Colocho agregó que otras de las prácticas que se incluyen en las torturas o tratos crueles o degradantes tienen que ver con la falta de atención médica, racionamiento de alimentos y agresiones a personas de la comunidad LGBTQ+, entre otros.
“Trascienden los malos tratos, castigos que reciben y tiene que ver con torturas sistemáticas en centros de detención. También ha ocurrido con mujeres trans, lo que implica tratos crueles, inhumanos o degradantes. Hay acoso por su identidad de género”, indicó Colocho.
El reporte presentado por estas organizaciones en abril de este año expone lo siguiente: “Se ha documentado que la población LGBTIQ+ dentro de centros penitenciarios ha sido víctima de malos tratos y castigos que buscan ‘corregir’ su orientación sexual e identidad de género”.
De acuerdo con los testimonios recopilados en el informe, estos castigos incluyen baños obligatorios con agua sucia, palizas, entre otros, lo cual ha provocado una serie de afectaciones tanto a la salud física como mental de las personas.
“Muchas han manifestado sufrir estrés postraumático, ansiedad, insomnio y han optado por autoconfinarse por miedo a ser detenidas nuevamente. También algunas desarrollaron enfermedades cutáneas debido a las malas condiciones en las que se encontraban en detención”, cita el informe.
Muertes violentas durante el régimen de excepción
Hasta el mes de junio de 2024, el Socorro Jurídico Humanitario (SJH) ha documentado la muerte de 300 personas (296 adultos y cuatro menores) en centros penales en el marco del régimen de excepción. De acuerdo con ese reporte, el 40% presentó signos de muerte violenta como golpes, cortaduras con objetos cortopunzantes, fracturas en cráneo, entre otros.
Además, el 30% de esas muertes, según el SJH, se debió a falta de atención médica, el cual también es catalogado como tortura de acuerdo con las organizaciones. Cabe señalar que en los informes que el Instituto de Medicina Legal (IML) dio a las familias expuso que la causa de la muerte en privados de libertad fue edema pulmonar, edema cerebral y neumonía.
El SJH destacó el caso del sindicalista José Leonidas Bonilla, quien falleció en septiembre de 2022 bajo custodia del Estado y tenía signos de tortura. Esta organización presentó una denuncia con funcionarios, tanto en el país como ante la ONU, por tortura, negación de tratamiento médico y crimen de lesa humanidad.
“Hemos pedido informe a la ONU en diez casos, así como la denuncia pública y notoria por las muertes en los centros penales. También los 12,300 procesos de habeas corpus que es el máximo recurso cuando se trata de una violación a la libertad personal y la salud”, dijo Ingrid Escobar, directora del SJH.
Contra la Tortura en El Salvador
En mayo de este año, organizaciones de derechos humanos presentaron un informe relacionado con las recomendaciones que hizo el Comité Contra la Tortura de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para El Salvador, en el cual señaló que se siguen documentando casos de vulneraciones a derechos humanos durante el régimen de excepción y falta de información oficial.
El Comité Contra la Tortura hizo tres recomendaciones al Estado salvadoreño: adoptar medidas eficaces para prevenir las detenciones arbitrarias, garantizar que las personas detenidas gocen de salvaguardias fundamentales y redoblar sus esfuerzos para la pronta investigación, de manera eficaz e imparcial, de todas las presuntas violaciones graves de los derechos humanos, incluidas la tortura y las desapariciones forzadas ocurridas durante el período 1980–1992, además de garantizar el enjuiciamiento de los presuntos responsables.