The University of El Salvador is facing a severe financial crisis. Since 2022, it has received only a fraction of the budget that Congress assigns to it for its operation, which amounts to around $130 million annually. This has led the university to operate with a saving policy such that some research projects and academic programs, like teaching assistantships, are suspended, according to university employees. There is also not enough furniture to accommodate students from various faculties, they said.
The University of El Salvador is the oldest public university in the country, founded on February 16, 1841. The Salvadoran Constitution establishes that the institution enjoys administrative and economic autonomy and must receive funds from the state budget for its operation every year.
The Salvadoran government’s debt to the university amounts to $52 million: $16 million in 2022, $27 million in 2023, and the rest in 2024.
Rafael Paz Narváez, director of the Graduate School of the Faculty of Sciences and Humanities at the university, said that the situation in which the institution finds itself “is catastrophic,” and pointed to the Salvadoran government as wanting to “financially strangle” it.
“The fact that the University of El Salvador does not have a full budget is affecting, first and foremost, professional training,” as well as “the production of new knowledge” and “the necessary social projection,” he told Voice of America.
For the academic, there is no way that the new programs launched by President Nayib Bukele to attract foreign professionals to El Salvador can be reconciled with the crisis faced by the country’s only public higher education institution, on which around 60,000 students depend.
“Research is paralyzed; only projects derived from agreements with institutions are operating, but the university is hanging by a thread in terms of functioning,” said José Vicente Cuchillas, former dean of the Faculty of Sciences and Humanities, to Voice of America.
The university crisis also threatens to endanger basic services such as electricity and water. According to the university, the debt with suppliers exceeds $20 million.
Marisela Ramírez, who graduated from the master’s program in Human Rights and Education for Peace three years ago, told VOA that the reason she has not yet graduated is due to the administrative obstruction in which the university finds itself due to its financial situation.
“The university has been closed for more than four years. (…) We are demanding that we can open the university and improve the administrative process that ultimately ties thousands of students to lengthen their academic process (…) and advance all the graduation processes that the university has pending,” she said.
Classrooms have been closed since 2020, first due to the COVID-19 pandemic and then because the government used the premises to house athletes who participated in the Central American and Caribbean Games. This time, the government has asked the university to use three buildings to house the local and international press between May and June, coinciding with Bukele’s inauguration, who was recently re-elected.
For Samuel López, a student, before this financial crisis, students struggled to secure a spot to enter the university. Today, the danger is that the university will close due to lack of funds, leaving thousands of students in limbo.
“In the time I’ve been studying, I’ve never seen anything similar to what’s happening today with the university. [Bukele] made 15 promises that are listed, and we didn’t see any of those fulfilled,” he told VOA.
In El Salvador, the budget is approved by the Salvadoran Congress and operated by the Ministry of Finance.
Finance Minister Jerson Posada, an official appointed by Bukele in charge of disbursing public funds, did not respond to Voice of America’s request for comment for this report.
On April 23, while dozens of students organized a caravan to protest the crisis, Rector Juan Rosa Quintanilla spoke to local media about a “ministerial decision” to transfer one million dollars each week to the university to begin settling the debt.
“Giving 100% (of the budget to the university) may not be possible, but we believe that a partial payment could be part of the solution to the problem we are facing,” explained the rector.
Quintanilla also spoke about approaches with the president of the Legislative Assembly, Ernesto Castro, to resolve the issue.
El Salvador has the highest public debt in Central America. At least 76% of its Gross Domestic Product is committed.
Organizations such as the International Monetary Fund (IMF) have urged El Salvador to develop “a comprehensive and ambitious fiscal and financing plan aimed at redirecting debt onto a sustainable path and facilitating access to the international capital market.”
¿Por qué la única universidad pública de El Salvador se encuentra en crisis?
La Universidad de El Salvador enfrenta una severa crisis financiera. Desde 2022 ha recibido a cuentagotas el presupuesto que el Congreso le asigna para su operación, que ronda los $130 millones anuales. Esto ha llevado a la universidad a operar con una política de ahorro tal que algunos proyectos de investigación y programas académicos, como el de auxiliares de cátedra, se encuentran suspendidos, según empleados del centro de altos estudios. Tampoco hay suficiente mobiliario para recibir a los alumnos de varias facultades, dijeron.
La Universidad de El Salvador es la universidad pública más antigua del país, fundada el 16 de febrero de 1841. La Constitución salvadoreña establece que la institución goza de autonomía en torno a lo administrativo y económico y cada año debe recibir fondos del presupuesto del Estado para su funcionamiento.
La deuda del gobierno salvadoreño con la universidad asciende a $52 millones: $16 millones en 2022, $27 millones en 2023 y el resto en 2024.
Rafael Paz Narváez, director de la Escuela de Posgrados de la Facultad de Ciencias y Humanidades de la universidad, dijo que el escenario en el que se halla la misma “es catastrófico”, y señaló al gobierno salvadoreño de querer “estrangularla financieramente”.
“El hecho de que la universidad de El Salvador no tenga el presupuesto completo está afectando, en primer lugar, la formación profesional”, así como “la producción de conocimiento nuevo” y “la necesaria proyección social”, dijo a la Voz de América.
Para el académico no hay modo en que compaginen los nuevos programas lanzados por el presidente Nayib Bukele para atraer profesionales extranjeros a El Salvador mientras el único centro público de estudios superiores, del que dependen alrededor de 60,000 estudiantes, se encuentra en crisis.
“El tema de investigación está paralizado, solo funcionan los proyectos derivados de convenios con instituciones, pero la universidad está pendiendo de un hilo en cuanto al funcionamiento”, dijo a la Voz de América el exdecano de la Facultad de Ciencias y Humanidades, José Vicente Cuchillas.
La crisis universitaria amenaza también con poner en peligro los servicios básicos como energía eléctrica y agua. Según la universidad, la deuda con los proveedores supera los $20 millones.
Marisela Ramírez, quien egresó de la maestría en Derechos Humanos y Educación para la Paz hace tres años, dijo a la VOA que la razón por la que aún no se ha graduado es por el entorpecimiento administrativo en el que se halla la universidad debido a su situación financiera.
“La universidad lleva cerrada más de cuatro años. (…) Estamos exigiendo que podamos abrir la universidad y mejorar el proceso administrativo que al final amarra a miles de estudiantes a alargar su proceso académico(…) y hacer avanzar todos los procesos de graduación que la universidad tiene pendientes”, dijo.
Las aulas se mantienen cerradas desde 2020, primero por la pandemia del COVID-19 y luego porque el gobierno utilizó la sede para alojar a los deportistas que participaron en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Esta vez, el gobierno ha pedido a la universidad usar tres edificios para albergar a la prensa local e internacional entre mayo y junio, fecha en la que coincide la toma de posesión de Bukele, quien se reelegió recientemente.
Para Samuel López, estudiante, antes de esta crisis financiera los estudiantes luchaban por lograr un cupo para entrar a la universidad. Hoy el peligro es que la universidad cierre por falta de fondos dejando a miles de estudiantes en el limbo.
“En lo que llevo yo estudiando nunca había visto algo similar a lo que está sucediendo hoy con la universidad. [Bukele] hizo 15 promesas que están enlistadas y no vimos ninguna de esas realizarse”, dijo a la VOA.
En El Salvador, el presupuesto es aprobado por el Congreso salvadoreño y operado por el ministerio de Hacienda.
El titular de Hacienda, Jerson Posada, un funcionario nombrado por Bukele encargado del desembolso de los fondos públicos, no respondió a una solicitud de comentarios de la Voz de América para este reporte.
El 23 de abril, mientras decenas de estudiantes organizaron una caravana para protestar por la crisis, el rector, Juan Rosa Quintanilla, habló con los medios locales sobre una “decisión ministerial” de transferir un millón de dólares cada semana a la universidad para comenzar a saldar la deuda.
“Darle el 100 % (del presupuesto a la universidad) a lo mejor no será posible, pero creemos que un abono parcial puede ser parte de la solución a la problemática que tenemos”, explicó el rector.
Quintanilla también habló sobre acercamientos con el presidente de la Asamblea Legislativa, Ernesto Castro, a fin de darle solución a la problemática.
El Salvador registra la deuda pública más alta de Centroamérica. Al menos el 76 % de su Producto Interno Bruto se encuentra comprometido.
Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) han urgido a El Salvador a desarrollar “un plan fiscal y de financiamiento completo y ambicioso, destinado a reconducir la deuda a una senda sostenible y a facilitar el acceso al mercado internacional de capitales”.