Some people at home ask me, ‘Why did you choose The Heritage Foundation to give your first public speech?’ And I told them that this is the most influential think tank in the world now, and El Salvador needs the support of the most influential think tank in the world.” This is how Mr. Nayib Bukele began his speech at The Heritage Foundation on March 13, 2019. He had just been elected as president of El Salvador.
The Heritage Foundation publishes the Index of Economic Freedom each year. According to the scoring, it divides countries into five categories: Free (100-80), mostly free (79.9-70), moderately free (69.9-60), moderately unfree (59.9-50), and repressed (49.9-0.00).
Ten years ago – in 2014 – El Salvador scored a 66.2. It was rated as a moderately free country. When Mr. Bukele gave his speech at the foundation, the country continued in that band with 61.8. In 2022, it crossed to the next lower level by scoring a 59.6. Today – in 2024 – El Salvador continues to decline. It scored a 54.4. The Heritage Foundation – which Mr. Bukele called the most influential think tank in the world – considers El Salvador to be consolidated as a moderately unfree country. Now only four-tenths separate it from the next club, the repressive countries.
In the 2024 report, The Heritage Foundation said: “The rule of law in general is weak in El Salvador. The property rights score is below the world average; its judicial effectiveness score is below the world average; and its government integrity score is below the world average.”
Faced with such a scenario, the Legislative Assembly of El Salvador has just approved a constitutional reform agreement. Changing the Constitution required two legislatures. It was a relatively rigid process that maintained some stability in the country’s fundamental rules. With the newly approved reform, the Constitution can be changed in a single legislature. Now it can be changed in a week, even in just one day.
The rule of law is important in itself. But from the pragmatism of business, its relevance lies in guaranteeing predictability. Investment needs clear rules and should not depend on the volatile will of a ruler. There is nothing new in all of this. John Locke – the father of liberalism – already said it in the 17th century: “Where there is no law, there is no freedom.”
An example of this phenomenon is presented by Daron Acemoglu and James Robinson when they describe the government of President Eduard Shevardnadze in 1990s Georgia: “The idea was to make the people so dependent on the president that they would become completely loyal. This worked so well that Shevardnadze managed to stay in power for a full decade. But the ambiguity and unpredictability created huge disincentives for investment. As a direct consequence, economic growth, even in its despotic form, did not materialize in Georgia” (The Narrow Corridor, 2020).
The effect of the constitutional reform is to make the main rules of the country more fragile and susceptible to change. By dealing such a heavy blow to predictability, El Salvador has shot itself in the foot. This constitutional reform will not be free. Beyond further exacerbating the decline in economic freedom indicators, the inevitable result of this reform will be felt at the tables of Salvadoran families and at the southern border of the United States.
Less constitutional predictability means less investment. And less investment means more poverty and migration. The equation is simple.
Reforma constitucional: Inversiones y predictibilidad en El Salvador
Algunas personas en casa me preguntan ‘¿por qué elegiste a The Heritage Foundation para dar tu primer discurso público?’ Y yo les decía que este es el tanque de pensamiento más influyente en el mundo ahora, y El Salvador necesita del soporte del tanque más influyente del mundo”. Así comenzó el señor Nayib Bukele su discurso ante The Heritage Foundation el 13 Marzo 2019. Recién había sido electo como presidente de El Salvador.
The Heritage Foundation publica cada año el Índice de Libertad Económica. Según la puntuación, divide a los países en cincocategorías: Libres (100-80), mayormente libres (79.9-70), moderadamente libres (69.9-60), moderadamente no-libres (59.9-50) y represivos (49.9-0.00).
Hace 10 años -en 2014- El Salvador obtuvo una nota de 66.2. Se le calificaba como un país moderadamente libre. Cuando el señor Bukele dio su discurso ante la fundación, el país continuaba en esa banda con 61.8. En 2022 cruzó al nivel inferior siguiente al obtener una nota de 59.6. Hoy -en 2024- El Salvador continúabajando. Obtuvo una nota de 54.4. The Heritage Foundation -a la que el señor Bukele calificó como el tanque de pensamiento más influyente en el mundo- considera que El Salvador está consolidado como un país moderadamente no-libre. Ahora solocuatro décimas le separan del siguiente club, el de países represivos.
En el reporte de 2024 esto dijo The Heritage Foundation: “El Estado de Derecho en general es débil en El Salvador. La puntuación de derechos de propiedad está por debajo del promedio mundial; su puntuación de efectividad judicial está por debajo del promedio mundial; y su puntuación sobre integridad gubernamental está por debajo del promedio mundial”.
Enfrentando un escenario así la Asamblea Legislativa de El Salvador acaba de aprobar un acuerdo de reforma constitucional. Para cambiar la Constitución se necesitaba de dos legislaturas. Era un proceso relativamente rígido que mantenía cierta estabilidad en las reglas fundamentales del país. Con la reforma recién aprobada se podrá cambiar la Constitución en una sola legislatura. Ahora se podrá cambiar en una semana; incluso en un solo día.
El Estado de Derecho es importante por sí mismo. Pero desde el pragmatismo de los negocios, su relevancia radica en que garantiza predictibilidad. La inversión necesita reglas claras y no depender de la volátil voluntad de un gobernante. No hay nada nuevo en todo esto. John Locke -el padre del liberalismo- ya lo decía desde el S. XVII: “Donde no hay ley, no hay libertad”.
Un ejemplo de este fenómeno nos lo presentan Daron Acemoglu y James Robinson cuando describen el gobierno del presidente Eduard Shevardnadze en la Georgia de los noventa: “La idea era hacer al pueblo tan dependiente del presidente al punto que se volviera totalmente leal. Esto funcionó tan bien que Shevardnadzelogró mantenerse en el poder una década completa. Pero la ambigüedad e impredictibilidad creó enormes desincentivos para la inversión. Como una consecuencia directa, el crecimiento económico, incluso en su forma despótica, no se materializó en Georgia” (The Narrow Corridor, 2020).
El efecto de la reforma constitucional es volver más frágiles y susceptibles de cambio a las principales reglas del país. Dando un golpe tan duro a la predictibilidad El Salvador se disparó un tiro en el pie. Esa reforma constitucional no será gratis. Más allá de que agudice la caída en los indicadores sobre libertad económica, el resultado ineludible de esta reforma se concretará en las mesas de las familias salvadoreñas y en la frontera sur de los Estados Unidos.
A menos predictibilidad constitucional, menos inversión. Y a menos inversión, más pobreza y emigración. La ecuación es simple.