A total of 311 press attacks were recorded in 2023 by the Center for Monitoring Aggressions Against Journalists of the Association of Journalists of El Salvador (APES); two occurred in 2022 and one in 2021 but were reported last year.
The increase compared to 2022 is 66%, a year in which 187 aggressions were registered. In 2023, complaints of aggressions and their records had their “peak” in the first half of the year, and then a downward trend was evident (see graph).
“The most violent month against the press was the month in which International Freedom of Expression Day is celebrated, May, with 46 aggressions registered. The least aggressive months were the last quarter (October, November, and December) when an average of 11 aggressions per month were recorded,” the report states.
According to APES, the downward trend in the second half of the year could have occurred because the country was more exposed to international scrutiny due not only to the usual dynamics of President Nayib Bukele’s political management but also to the electoral process and the two large-scale events that attracted international attention: the Central American and Caribbean Games and the Miss Universe beauty pageant.
The victims
APES recorded in 2023 that the number of male journalists attacked was 43; female journalists attacked were 34; and journalists belonging to the LGBTIQ+ population were one; but this only represents the person, as several of them received repeated attacks.
More than half of the aggressions were towards people who work as reporters or journalists in some media or do so independently: “They represent 57% of the cases (177 aggressions).” The other aggressions occurred to the media, in 68 cases; to APES in 28; to photojournalists, 12; journalist and teacher, reporters, five; collaborators and communicators, four; cameramen, information workers, three; journalism teachers and students, one.
“2023 was the worst year for journalism since Nayib Bukele took office (…) today my colleagues are doing more and better journalism because silence is not an option,” said APES President Angélica Cárcamo.
The main aggressor against the press: the Salvadoran State
Of the 311 aggressions recorded, half were caused by state actors, whether elected officials or elected by the Legislative Assembly, public employees, security forces agents, public institutions, or public university teachers; the report identified.
Public officials were involved in 89 aggressions; the PNC in 25; public employees in 16; the FAES in 15; public institutions in 7; the government of El Salvador in two; the CAM, a UES teacher, and the FGR once; and a state-run media eight times.
“Among these state actors, those who most frequently attack the press are, surprisingly, public officials, that is, people who, to a greater or lesser extent, represent the population, have a position of power, and make decisions that are supposed to favor the public interest should be more open to press scrutiny,” the report highlights.
Heading the list of main aggressors is the head of lawmakers of the ruling party Nuevas Ideas, Christian Guevara, who according to the report, and as evidenced on his social media, uses these platforms to stigmatize the work of the press.
Guevara also engaged in other types of aggressions that add up to a total of 35, the report says: “Guevara made 28 stigmatizing statements, and on four occasions stated that it could constitute the crime of ‘slander.'”
On the list of aggressor officials are also high-ranking officials such as Nayib Bukele, President of the Republic; Ernesto Alfredo Castro Aldana, lawmaker and president of the Legislative Assembly; Mauricio Arriaza Chicas, director general of the National Civil Police; José Ernesto Sanabria, Secretary of Press of the Presidency of the Republic; and Dora Martínez de Barahona, president of the Supreme Electoral Tribunal.
The agents of the National Civil Police (PNC) are the group of state actors responsible for the second-highest number of aggressions against the press, after public officials, with 25 affronts; the third is public employees.
“Behind the 16 aggressions, there are municipal employees, guards hired by public institutions, agents of the Municipal Agents Corps (CAM), among others,” they explain.
In the case of state-run media, El Salvador’s newspaper and El Salvador’s news program, both from the government, also recorded eight aggressions towards journalists related to publications on their platforms: three slanders, two stigmatizing statements, and two defamation aggressions.
But the list of aggressors does not stop with those who have (known) links to the government, as among those responsible for the affronts are also social media users, YouTubers, private university students and teachers, political parties, media, among others.
The types of aggressions against the press, which APES had access to, were stigmatizing statements, digital harassment, restriction of journalistic exercise, slander, gender-based violence, intimidation, arbitrary retention, unjustified dismissal, digital attack, verbal aggressions, labor violence, disqualification, tracking, legal threats, and criminalization.
“They lump us in the same bag as the political opposition,” denounced APES rapporteur Gabriel Labrador.
APES señala que las agresiones a la prensa incrementaron en el 2023
Un total de 311 agresiones a la prensa registró en 2023 el Centro de Monitoreo de Agresiones Contra Periodista de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES); dos ocurrieron en 2022 y una en 2021, pero fueron reportadas el año anterior.
El aumento respecto de 2022 es del 66%, año en el que se registraron 187 agresiones. En 2023, las denuncias de agresiones y su registro tuvieron su momento “álgido” en la primera mitad del año y posteriormente se evidenció una tendencia a la baja (ver gráfica).
“El mes más violento contra la prensa fue el mes en el que se celebra el Día Internacional de la Libertad de Expresión, mayo, con 46 agresiones registradas. Los meses menos agresivos fueron los del último trimestre (octubre, noviembre y diciembre) cuando se promediaron 11 agresiones mensuales”, recoge el informe.
Según la APES, la tendencia a la baja hacia la segunda mitad del año pudo haber ocurrido debido a que el país estuvo más expuesto a la mirada internacional debido no solo a la habitual dinámica de la gestión política del presidente de la República Nayib Bukele, pero también a la concurrencia del proceso electoral y los dos espectáculos de gran envergadura que atrajeron la mirada internacional: los Juegos Centroamericanos y del Caribe y el certamen de belleza Miss Universo.
Las víctimas
La APES registró en el año 2023 que la cantidad de hombres periodistas agredidos fue 43; mujeres periodistas agredidas fueron 34; y periodistas que pertenecen a la población LGBTIQ+ fue una; pero esto solo representa a la persona, pues varias de ellas recibieron repetidos ataques.
Más de la mitad de las agresiones fueron hacia personas que ejercen la función de reporteros o periodistas en algún medio de comunicación o que lo hacen de manera independiente: “Representan el 57 % de los casos (177 agresiones)”. Las demás agresiones ocurrieron a los medios, en 68 casos; a la APES en 28; a fotoperiodistas, 12; periodista y docente, reporteros, cinco; colaboradores y comunicadores cuatro; camarógrafos, personas trabajadoras de información, tres; a docentes de periodismo y estudiantes de la carrera, uno.
“El 2023 fue el peor año para el periodismo desde que Nayib Bukele asumió la presidencia (…) hoy mis colegas están haciendo más y mejor periodismo, porque el silencio no es una opción”, dijo la presidenta de la APES, Angélica Cárcamo.
El mayor agresor de la prensa: Estado salvadoreño
De las 311 agresiones registradas, la mitad fueron ocasionadas por actores del Estado, ya sea funcionarios de elección popular o elegidos por la Asamblea Legislativa, empleados públicos, agentes de las fuerzas de seguridad, instituciones públicas o docentes de la universidad pública; identificó el informe.
Los funcionarios públicos lo frecuentaron en 89 agresiones; la PNC, en 25; los empleados públicos en 16; la FAES en 15; las Instituciones públicas en 7; el gobierno de El Salvador en dos; el CAM, un docente de la UES, y la FGR una vez; y medio estatal fueron ocho veces.
“Entre estos actores estatales, los que agreden con mayor frecuencia a la prensa están, sorpresivamente, los funcionarios públicos, es decir personas que en mayor o menor medida representan a la población, tienen una posición de poder y toman decisiones que se supone deberían favorecer el interés público deberían estar más abiertos al escrutinio de la prensa”, destaca el informe.
Quien encabeza el listado de principales agresores es el jefe de diputados de la fracción oficialista del partido oficialista Nuevas Ideas, Christian Guevara, quien según el informe, y como se evidencia en sus redes sociales, usa estas plataformas para estigmatizar la labor de la prensa.
Guevara también incurrió en otro tipo de agresiones que suman un total de 35, dice el informe: “Guevara emitió en 28 ocasiones algún tipo de declaración estigmatizante, y en cuatro ocasiones expresó que podría ser constitutivo del delito de ‘calumnia’”.
En la lista de funcionarios agresores también están altos funcionarios como Nayib Bukele, presidente de la República; Ernesto Alfredo Castro Aldana, diputado presidente de la Asamblea Legislativa; Mauricio Arriaza Chicas, director general de la Policía Nacional Civil; José Ernesto Sanabria, secretario de Prensa de la Presidencia de la República; y Dora Martínez de Barahona, presidenta del Tribunal Supremo Electoral.
Los agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) son el grupo de actores estatales responsable de la segunda mayor cantidad de agresiones contra la prensa, después de los funcionarios públicos, con 25 afrentas; el tercero es el de los empleados públicos.
“Detrás de las 16 agresiones hay empleados de municipalidades, vigilantes contratados por nstituciones públicas, agentes de los Cuerpos de Agentes Municipales (CAM), entre otros”, explican.
Y en el caso de los medios estatales, de Diario El Salvador y del Noticiero El Salvador, ambos del gobierno, también se registraron ocho agresiones hacia periodistas relacionadas con publicaciones en sus plataformas: tres calumnias, dos declaraciones estigmatizantes y dos agresiones de difamación.
Pero la lista de agresores no se queda solo en quienes sostienen vínculos (conocidos) con el gobierno, ya que entre los responsables de las afrentas también hay usuarios de redes sociales, youtubers, alumnos y docentes de universidades privadas, partidos políticos, medios de comunicación, entre otros.
Los tipos de agresiones contra la prensa, de los que tuvo acceso a conocer la APES, fueron declaraciones estigmatizantes, acoso digital, restricción al ejercicio periodístico, calumnias, violencia basada en género, intimidación, retención arbitraria, despido injustificado, ataque digital, agresiones verbales, violencia laboral, descalificación, seguimiento, amenazas legales, y criminalización.
“Nos meten en el mismo saco que a la oposición política”, denunció el relator de la APES, Gabriel Labrador.