The judicial system has owed us so much….. (we have suffered) false accusations and revenge from police who should be at the service of the population, they have left us with nothing,” says Hélmer Arsenio Corleto, 48, a farmer from Ahuachapán who was captured on April 20, 2022 under the exception regime accused of being a gang member. Four months later, after proving that the accusation was untrue, he was able to leave Mariona prison in San Salvador.
The farmer asserts that his arrest was a revenge by police officers from the Ahuachapán headquarters whom he sued for the theft of $675, in 2018, and which to date has landed him in jail three times.
The problems for Arsenio and his family began on August 24 2018, when several police officers came to his house, after allegedly receiving a complaint that Arsenio had an illegal weapon. They claim that during the search of the house the police officers found $675 and stole it, they also arrested Arsenio and accused him of shooting in the street, which they claim was false. After posting bail he was released 72 hours later.
The couple sued the police officers for the theft of the money and the false accusations, during the judicial process the crimes were proven, and the officers had to return the money they had taken.
Arsenio and Olga thought that their problems had been solved, but it was quite the opposite, since from that day on the harassment and revenge of the policemen began. On December 30 of the same year, a group of agents broke into their home again and arrested the farmer.
The nightmare for the family was repeated on April 20, 2023, already under the emergency regime, when police officers took Arsenio off a minibus and arrested him for illegal groupings; this time his detention lasted four months.
Currently, the family is facing a difficult economic situation due to the expenses incurred in order for Arsenio to regain his freedom, their crops were lost and the cows they owned were sold one by one to pay off loans and support the family.
“Por falsas acusaciones de policías no tenemos nada”
El sistema judicial nos ha quedado debiendo tanto… (hemos sufrido) acusaciones falsas y venganza de policías que deberían de estar al servicio de la población, nos han dejado sin nada”, afirma Hélmer Arsenio Corleto, de 48 años, un agricultor de Ahuachapán que fue capturado el 20 de abril de 2022 bajo el régimen de excepción acusado de ser pandillero. Cuatro meses después, al demostrar que la acusación no era cierta, pudo salir del penal de Mariona, en San Salvador.
El agricultor asevera que su arresto se trató de una venganza de policías de la sede de Ahuachapán a quienes demandó por el hurto de $675, en 2018, y que hasta la fecha lo ha llevado tres veces a la cárcel.
Los problemas para Arsenio y su familia iniciaron el 24 de agosto del citado año, cuando varios policías llegaron a su casa, luego de supuestamente recibir una denuncia de que Arsenio tenía un arma ilegal. Aseguran que en el registro a la vivienda los policías encontraron $675 y se los robaron, además detuvieron a Arsenio y lo acusaron de disparar en la calle, lo cual afirman era falso. Tras el pago de una fianza salió libre 72 horas después.
La pareja demandó a los policías por el hurto del dinero y las falsas acusaciones, durante el proceso judicial se comprobaron los delitos y los agentes tuvieron que devolver el dinero que se habían llevado.
Arsenio y Olga creyeron que sus problemas se habían resuelto, pero fue todo lo contrario, ya que desde ese día comenzó el acoso y la venganza de los policías. El 30 de diciembre del mismo año, un grupo de agentes volvió a irrumpir en su hogar y detuvo al agricultor.
La pesadilla para la familia se repitió el 20 de abril de 2023, ya en el marco del régimen de excepción, cuando policías bajaron a Arsenio de un microbús, y lo capturaron por agrupaciones ilícitas; está vez su detención se extendió por cuatro meses.
Actualmente, la familia enfrenta una difícil situación económica debido a los gastos en que incurrieron para que Arsenio recuperara su libertad, sus cultivos se perdieron y las vacas que poseían fueron vendidas una a una para saldar prestamos y mantener a la familia.