Regina, the daughter of José Antonio, was taken from her home by the police on December 16, 2022. She is one of the 75,163 people detained under the state of emergency in effect in El Salvador since March 27, 2022. For this reason, on the 32nd anniversary of the Peace Accords, José Antonio joined the march in San Salvador, where, among various demands, justice was sought for the victims of the regime.
From the early hours of the morning, José Antonio traveled from the canton of Las Marías, in Sonsonate, to the capital. Regina had just turned 18. Her main occupation was taking care of her sick mother. The police only informed him that they would take the young woman for questioning. “To this moment, I don’t know about her. Maybe they are still asking her questions,” he says sarcastically.
José Antonio shares his family’s story while participating in the march alongside the block of the Movement of Victims of the Regime (MOVIR). His story joins the many that converge in this group of people, all marked by tenacity and hope, demanding freedom for their relatives.
Amid the slogan “They were taken alive, we want them back alive,” which is not only chanted by MOVIR but by all the organizations and individuals who joined the march, there is also a motive for reclaiming the history of El Salvador.
Mercedes marches with her 7-year-old son. She joined the march, like José Antonio, to demand the freedom of her husband. He was detained on February 14, 2023, while on his way to work. He was an employee of the Road Conservation Fund (Fovial). Since then, her son has been under her sole care. She describes this experience as akin to being a single mother.
Hearing the stories of José Antonio and Mercedes, another woman reflects: “For the children, this is like when one lived through the war, but the war had a purpose, this does not. What is the president’s objective in taking so many innocent people?”
From March 27, 2022, to December 31, 2023, the National Civil Police have detained 75,163 people under the state of emergency. As of November 17, 2023, the Humanitarian Legal Aid has documented the death of 205 people within the penal centers.
Reclaiming the Peace Accords
Ana Hernández, representative of the Salvadoran Women’s Movement and the Feminist Resistance, joined the march with the purpose of reclaiming the legacy of the civil war and the signing of the Peace Accords. However, on January 11, 2022, the Legislative Assembly, controlled by the ruling party, approved a decree to eliminate the commemoration of these accords that ended 12 years of conflict, with a toll of 75,000 dead. Instead, the ruling faction chose to commemorate the Day of the Victims of the Armed Conflict as a “fair recognition to all those who gave their lives during it (…) with the false idea of a more just society that never arrived.”
For José Antonio, both the imposition of the state of emergency and the elimination of the commemoration of the Peace Accords represent an attempt to return to authoritarianism. “It is important not to forget all the good that was done and that is being broken. That means that he (Nayib Bukele) does not want peace with the people, they want to break the agreements that were achieved with great sacrifice and return to dictatorship.”
Víctor Alvarado, a 76-year-old veteran, shared his concern about the current militarization in El Salvador and criticized repressive policies as a response to violence. “The struggle of the 80s has benefited many people; for example, it allowed those without a home to have one,” he highlighted. Alvarado is part of the Salvadoran Social and Union Front (FSS), a coalition that brings together 39 unions and 4 organizations.
Against Unconstitutional Reelection
One of the key demands of the march focused on opposition to unconstitutional reelection, as expressed by Marisela Ramírez of the Block of Resistance and Popular Rebellion. “One of the premises established with the signing of the Peace Accords is to avoid the perpetuation of authoritarian figures, as is happening with the current president.”
Those who attended the march reiterated their claims for the separation of powers and for the rights violated under the state of emergency. They expressed their opposition to the immediate and unconstitutional reelection, urging the population not to vote for the ruling party in the presidential and legislative elections scheduled for February 4. Six articles of the Salvadoran Constitution prohibit immediate presidential reelection.
The first march of 2024, commemorating the 32nd anniversary of the signing of the Peace Accords, started at Parque Cuscatlán and ended at Plaza Gerardo Barrios. Representatives of the political parties Vamos and the FMLN also participated.
For José Antonio, the march did not begin in Parque Cuscatlán. It began when his 18-year-old daughter Regina was arbitrarily detained, and he chose to join MOVIR to demand her release. This situation brings back memories of the 12-year duration of the armed conflict, an experience he describes as “something he thought he would not see again in El Salvador.”
32 aniversario de Acuerdos de Paz: marchan contra detenciones arbitrarias y reelección inconstitucional
A Regina, la hija de José Antonio, los policías la sacaron de su casa el 16 de diciembre del 2022. Ella es una de las 75,163 personas detenidas en el marco del régimen de excepción vigente en El Salvador desde el 27 de marzo de 2022. Por esta razón, en el 32 aniversario de los Acuerdos de paz, José Antonio se sumó a la marcha en San Salvador, donde, entre las distintas demandas, se exigió justicia para las víctimas del régimen.
Desde las primeras horas de la mañana, José Antonio se trasladó desde el cantón Las Marías, en Sonsonate, hacia la capital. Regina acababa de cumplir 18 años. Su principal ocupación era cuidar de su madre enferma. Los policías solo le informaron que se llevarían a la joven para interrogarla. «Hasta este momento no sé de ella. Quizá todavía le están haciendo las preguntas», ironiza.
José Antonio comparte la historia de su familia mientras participa en la marcha junto al bloque del Movimiento de Víctimas del Régimen (MOVIR). Su relato se suma a las muchas historias que convergen en este grupo de personas, todas marcadas por la tenacidad y la esperanza, exigiendo la libertad para sus familiares.
En medio de la consigna «Vivos se los llevaron, vivos los queremos», que no solo entona el MOVIR, sino todas las organizaciones y personas que se unieron a la marcha, también hay un motivo de reivindicación de la historia de El Salvador.
Mercedes marcha con su hijo de 7 años. Se unió a la marcha, al igual que José Antonio, para exigir la libertad de su esposo. A él lo detuvieron el 14 febrero 2023, cuando se dirigía a trabajar. Era empleado del Fondo de Conservación Vial (Fovial). Desde ese momento, su hijo quedó bajo su cuidado exclusivo. Describe esta experiencia como algo similar a ser una madre soltera.
Al escuchar las historias de José Antonio y Mercedes, otra mujer reflexiona: «Para los niños esto es como cuando uno vivió la guerra, pero la guerra tenía un objetivo, pero esto no. ¿Cuál es el objetivo del presidente de agarrar a tanta gente inocente?».
Desde el 27 de marzo de 2022 hasta el 31 de diciembre de 2023, la Policía Nacional Civil ha detenido a 75,163 personas bajo el régimen de excepción. Hasta el 17 de noviembre de 2023, el Socorro Jurídico Humanitario ha documentado la muerte de 205 personas dentro de los centros penales.
La reivindicación de los Acuerdos de Paz
Ana Hernández, representante del Movimiento Salvadoreño de Mujeres y de la Resistencia Feminista, se sumó a la marcha con el propósito de reivindicar el legado de la guerra civil y la firma de los Acuerdos de Paz. No obstante, el 11 de enero de 2022, la Asamblea Legislativa, controlada por el partido oficialista, aprobó un decreto para eliminar la conmemoración de estos acuerdos que pusieron fin a 12 años de conflicto, con un saldo de 75 mil muertos. En lugar de ello, la fracción oficialista optó por conmemorar el Día de las Víctimas del Conflicto Armado como un «justo reconocimiento a todas las personas que ofrendaron sus vidas durante el mismo (…) con la falsa idea de una sociedad más justa que nunca llegó».
Para José Antonio, tanto la imposición del régimen de excepción como la eliminación de la conmemoración de los Acuerdos de Paz representan un intento de regresar al autoritarismo. «Es importante que no se olvide todo lo bueno que se hizo y que se está rompiendo. Eso significa que él (Nayib Bukele) no quiere paz con el pueblo, quieren romper los acuerdos que se lograron con gran sacrificio y volver a la dictadura».
Víctor Alvarado, un veterano de 76 años, compartió su preocupación por la actual militarización en El Salvador y criticó las políticas represivas como respuesta a la violencia. «La lucha de los años 80 ha beneficiado a mucha gente; por ejemplo, permitió que aquellos sin hogar pudieran tener uno», destacó. Alvarado forma parte del Frente Social y Sindical Salvadoreño (FSS), una coalición que reúne a 39 sindicatos y 4 organizaciones.
En contra de la reelección inconstitucional
Una de las demandas clave de la marcha se centró en la oposición a la reelección inconstitucional, según lo expresado por Marisela Ramírez del Bloque de Resistencia y Rebeldía Popular. «Una de las premisas establecidas con la firma de los Acuerdos de Paz es evitar la perpetuación de figuras autoritarias, como está ocurriendo con el actual presidente».
Quienes asistieron a la marcha reiteraron sus reclamos por la separación de poderes y por los derechos vulnerados bajo el régimen de excepción. Expresaron su oposición a la reelección inmediata e inconstitucional, instando a la población a no votar por el partido oficialista en las elecciones presidenciales y legislativas programadas para el 4 de febrero. Seis artículos de la Constitución salvadoreña prohíben la reelección inmediata a la presidencia.
La primera marcha de 2024, en conmemoración del 32 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz, salió del Parque Cuscatlán y finalizó en la Plaza Gerardo Barrios. En esta también participaron representantes de los partidos políticos: Vamos y el FMLN.
Para José Antonio, la marcha no tuvo su inicio en el parque Cuscatlán. Comenzó desde que detuvieron arbitrariamente a su hija Regina, de 18 años, y él optó por unirse al MOVIR para demandar su liberación. Esta situación le trae a la memoria los recuerdos de los 12 años de duración del conflicto armado, una experiencia que describe como «algo que pensó que no volvería a ver en El Salvador».