The food scarcity season in El Salvador will extend at least until January 2024 due to agricultural losses caused by the rain deficit, warned the Famine Early Warning Systems Network (FEWS NET), established by the United States Agency for International Development (USAID) in 1985.
In its report up to September 2023, the entity indicated that the deficit of rains and high temperatures will reduce by 25% the first dryland production, that is, crops where only rainwater is used for irrigation. This drop will particularly affect the Dry Corridor of Central America.
Adalberto Blanco, of the Permanent Risk Management Table (MPGR), estimated that this 25% reduction means that this year only 1.7 million quintals of beans and 13 million quintals of corn would be produced. “This implies that the country will be in a critical self-supply situation of two foods that are extremely sensitive for the population and this is reflected in the increase in extreme poverty,” he said.
“We already knew, from last year, that there would be an El Niño phenomenon and there were no actions to mitigate this, there was not enough information for the peasant population” – Adalberto Blanco, Permanent Table for Risk Management.
According to FEWS, up until September, households affected by agricultural losses were in crisis, which corresponds to phase 3 of the Integrated Food Security Phase Classification (CIF), which refers to households with gaps in food consumption, which are reflected in high or above normal levels of malnutrition, or families that are able to cover their minimum food needs, but marginally and at the cost of exhausting their essential assets or through crisis strategies.
The FEWS forecast indicates that from October, a portion of these families in phase 3 will move to phase 2, accentuating food insecurity. This refers to households with a minimally adequate food consumption, but cannot afford basic non-food expenses without resorting to survival strategies.
“From October to January 2024, the seasonal decrease in prices and an increase in income due to the annual high demand season for rural labor and end-of-year commercial and tourist activities will allow a transition of a portion of households in crisis to accentuated food insecurity,” FEWS indicated. However, it warned that those households that lost all their crops will not have reserves and will continue to depend on purchasing to feed themselves. On the other hand, families that were already in phase 2 of the CIF, will remain the same, “due to the persistence of high prices, which limit their purchasing power.”
Prices
According to the report, although the increase in food prices reported in 2022 and at the beginning of this 2023 has subsided, it continues to limit the population’s purchasing power. In August, the price of beans increased to 9%, while the basic basket increased 7% compared to the previous year and above 25% to the values reached in 2019.
“The beans had already reached their historical maximum, it is matching the last historical prices of 2014, also a drought year, we have already matched it this year,” said Adalberto Blanco, from the MPGR. “This is demonstrated by the constant increase to the basic basket, both urban and rural, which show significant increases that are not going down, which may achieve stability but under the increases already reached,” he added.
The FEWS projections indicated that there will be a slowdown in the rise of prices in the coming months, although they will remain above the average of the last five years. These conditions will continue to threaten food access in the poorest households due to the high cost of production and transportation, as well as the projection of crop losses due to irregular rain.
It also warns that by March 2024, compared to 2023, between 100,000 to 249,999 people will need food assistance in El Salvador.
The MPGR explained that food scarcity, high prices of the basic basket, and crop loss directly impact the population’s health in extreme poverty, as it “puts their livelihoods at risk, reaching the extreme of migration as a last resort to feed themselves,” Blanco pointed out. He also warned of serious repercussions in childhood because insufficient nutrition affects learning.
Blanco said that to alleviate the food crisis, the Government should support agriculture, encourage national production, and create local marketing spaces as a state policy. But, contrary to this, he said, “there was not enough information for the peasant population (about the El Niño phenomenon, which has caused a reduction in the amount of rains), there was a reduction in the seed packages compared to last year, there was delay and women were removed from these seed registers.”
Escasez de alimentos seguirá golpeando hogares salvadoreños hasta enero de 2024
La temporada de escasez de alimentos en El Salvador se extenderá por lo menos hasta enero de 2024 debido a las pérdidas agrícolas ocasionadas por el déficit de lluvias, advirtió la Famine Early Warning Systems Network (FEWS NET), establecida por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en 1985.
En su informe a septiembre de 2023, la entidad indicó que el déficit de lluvias y las altas temperaturas reducirán en 25 % la producción de primera de secano, es decir, de cultivos donde solo se usa agua lluvia para el riego. Esta caída afectará en particular al Corredor Seco de Centroamérica.
Adalberto Blanco, de la Mesa Permanente de Gestión de Riesgos (MPGR), estimó que esa reducción del 25 % significa que este año solo se producirían 1.7 millones de quintales de frijol y 13 millones de quintales de maíz. “Esto implica que el país va a quedar en una situación crítica de autoabastecimiento de dos alimentos que son sumamente sensibles para la población y esto se ve reflejado en el incremento de la pobreza extrema”, indicó.
“Ya sabíamos, desde el año pasado, que iba a haber fenómeno de El Niño y no hubo acciones para mitigar esto, no hubo información suficiente para la población campesina” – Adalberto Blanco, Mesa Permanente para la Gestión de Riesgo.
Según FEWS, hasta septiembre, los hogares afectados por las pérdidas agrícolas se encontraban en crisis, que corresponde a la fase 3 de la Clasificación Integrada de las Fases de la Seguridad Alimentaria (CIF), la cual se refiere a hogares con brechas en el consumo de alimentos, las cuales se reflejan en niveles de desnutrición elevados o arriba de lo normal, o bien familias que son capaces de cubrir sus necesidades alimentarias mínimas, pero de forma marginal y a costa de agotar sus activos esenciales o mediante estrategias de crisis.
El pronóstico de la FEWS señala que a partir de octubre, una porción de estas familias que estaban en fase 3 pasarán a la fase 2, que es la inseguridad alimentaria acentuada. Esta se refiere a hogares que tienen un consumo mínimamente adecuado de alimentos, pero no pueden sufragar gastos básicos no alimentarios sin recurrir a estrategias de supervivencia.
“A partir de octubre y hasta enero de 2024, la disminución estacional en los precios y un incremento de los ingresos debido a la temporada anual de alta demanda de mano de obra rural y de las actividades comerciales y turísticas de final de año permitirán una transición de una porción de los hogares en crisis hacia una inseguridad alimentaria acentuada”, indicó la FEWS. No obstante, advirtió que aquellos hogares que perdieron todas sus cosechas no contarán con reservas y seguirán dependiendo de la compra para poder alimentarse. Por otra parte, las familias que ya estaban en la fase 2 de la CIF, permanecerán en la misma, “debido a la persistencia de los altos precios, que limitan su capacidad adquisitiva”.
Precios
Según el informe, a pesar que el aumento de los precios de alimentos reportados en 2022 y a inicios de este 2023 ha cedido, continúa limitando la capacidad adquisitiva de la población. En agosto, el precio del frijol aumentó hasta 9%, mientras que la canasta básica subió 7 % respecto al año anterior y arriba del 25 % a los valores alcanzados en 2019.
“Ya el frijol había alcanzado su máximo histórico, está igualando los últimos precios históricos del 2014, también año de sequía, ya los igualamos este año”, indicó Adalberto Blanco, de la MPGR. “Esto se demuestra por el incremento constante a la canasta básica, tanto urbana como rural, que muestran incrementos significativos que no van a la baja, que pueden lograr estabilidad pero bajo los incrementos ya alcanzados”, agregó.
Las proyecciones de FEWS señalaron que en los próximos meses habrá una desaceleración en el alza de los precios, aunque se mantendrán arriba del promedio de los últimos cinco años. Estas condiciones seguirán amenazando el acceso de alimentos en los hogares más pobres por el alto costo de producción y transporte, así como por la proyección de pérdidas de las cosechas por la lluvia irregular.
También advierte que para marzo de 2024, comparado con 2023, entre 100,000 a 249,999 personas necesitarán asistencia alimentaria en El Salvador.
La MPGR explicó que la escasez de alimentos, los altos precios de la canasta básica y la pérdida de cosechas impacta directamente a la salud de la población en pobreza extrema, ya que se “pone en riesgo sus medios de vida, llegando al extremo de la migración como último recurso para poder alimentarse”, apuntó Blanco. También alertó de repercusiones graves en la niñez, porque el no tener una alimentación adecuada afecta el aprendizaje.
Blanco señaló que para paliar la crisis alimentaria, el Gobierno debería apoyar al agro, incentivar la producción nacional y generar espacios de comercialización local como una política de Estado. Pero, contrario a esto, dijo, “no hubo información suficiente para la población campesina (sobre el fenómeno de El Niño, que ha provocado una reducción en la cantidad de lluvias), hubo reducción en los paquetes de semillas en relación al año pasado, hubo retraso y se sacó a las mujeres de estos padrones de semillas”.