The persistent landslides in Los Chorros expose the inner workings of the dictatorship. At the start of his term, Bukele harshly criticized his predecessors for not securing this vital communication route to the country’s west and immediately promised that he would. More than four years later, Los Chorros are still a site of landslides, rocks, and trees. It is also a pass with a high accident rate. Any torrential rain brings down the mountain; if not, an accident or a mechanically faulty vehicle shuts it. The traffic jams are as spectacular as ever, to the point that they are part of the daily life of those who pass through. The high human and material costs are prohibitive for the least growing regional economy.
Meanwhile, Bukele, like his predecessors, is content to remove the consequences of environmental vulnerability, lack of foresight, and irresponsibility. Unable to prevent, he settles for patching up highly unstable slopes and warning of the danger of landslides and floods. The governmental complacency is simple helplessness. The promised solution remains on paper.
The instability of Los Chorros is not unique. Last year, the state institution responsible for drinking water lost over 60 percent of the extracted liquid. Despite being an increasingly scarce vital natural resource, Bukele has been unable to stop water leakage from ruined pipes and has tolerated illegal connections and straightforward theft. Meanwhile, water is scarce in popular areas.
The municipalities of Soyapango, Mejicanos, and Nuevo Cuscatlán created mixed companies to collect solid waste, through fraudulent contracts, negotiated by individuals with questionable backgrounds. In some of these municipalities, the accumulation of garbage in public spaces is recurrent. Currently, the three municipalities are headless: the ruling party mayor is detained; the other two mayors are absent. These municipalities are not the exception. There are signs of corruption in many others.
The same pattern is observed in a municipality like Santa Tecla, committed to redoing the sidewalks for months. It destroys the existing ones, replaces them, and then demolishes them again to rebuild. A Santa Tecla version of a Sisyphus, oblivious to the accumulation of rubble in streets already narrowed by urban chaos, and to construction equipment and material at one of the busiest bus stops in the city.
The sports venues for the recent regional games were not finished for the opening. Some have still not been completed, while, two months after the competition, the University of El Salvador awaits the return of its facilities. Despite having promised to universalize education is not a priority for Bukele. More than four years later, nearly half of the population born in 2001 did not complete secondary education, and those who did have significant deficiencies in basic knowledge areas. Not surprising, given that the education budget is declining.
Meanwhile, Bukele looks the other way. Not towards Los Chorros, the west, and Guatemala, where intervention is urgent, but towards the roads leading to the coast, where he has created an expensive tourist center, undermining protected areas for the enjoyment of privileged individuals with plenty of money. He also paid millions of dollars for a beauty contest, prepares venues, and renovates parks and squares, renovated not long ago, for the pageants to parade. He committed 500 million dollars with a digital giant to computerize the State, even though much cheaper and proven alternatives exist. However, the photo with the representatives of the multinational, the surfers, tourists, and the beauty queens is worth much more.
The intense dissemination of these activities, and many other smaller ones, hides the inefficiency of the dictatorship. It’s a flight forward, leading nowhere, except to the pockets of a few, overflowing with money from influence peddling and bribes. The reorganization and renaming of existing institutions complements dissemination. Apart from further centralizing government activity, they do not provide better service to the population due to lack of funds and competence.
Bukele has made the country a showcase, displaying a successful nation that arouses admiration, even envy, on digital networks. Behind his careful exhibition, he hides a vulnerable country and an impoverished society, unemployed, eager to emigrate, and fond of violence.
* Rodolfo Cardenal, director of the Centro Monseñor Romero.
UCA: https://noticias.uca.edu.sv/articulos/los-chorros-un-obstaculo-inconmensurable
Los Chorros, un obstáculo inconmensurable
Los deslaves persistentes en Los Chorros exhiben las interioridades de la dictadura. Al comenzar su mandato, Bukele criticó duramente a sus antecesores por no haber asegurado esa vital vía de comunicación con el occidente del país y enseguida prometió que él lo haría. Más de cuatro años después, Los Chorros son todavía lugar de deslizamiento de tierra, piedras y árboles. También es un paso con una siniestralidad elevada. Cualquier lluvia torrencial tira la montaña abajo y, si no, un accidente o un vehículo con desperfectos mecánicos lo cierra. Los congestionamientos son tan espectaculares como siempre, al punto que forman parte de la cotidianidad de quienes lo transitan. Los elevados costos humanos y materiales son prohibitivos para la economía regional que menos crece.
Entretanto, Bukele, al igual que sus antecesores, se contenta con remover las consecuencias de la vulnerabilidad medioambiental, la imprevisión y la irresponsabilidad. Incapaz de prevenir, se conforma con remendar unas pendientes muy inestables y con avisar del peligro de derrumbes e inundaciones. El conformismo gubernamental es simple impotencia. La solución prometida aún permanece en el papel.
La inestabilidad de Los Chorros no es única. El año pasado, la institución estatal a cargo del agua potable perdió más 60 por ciento del líquido extraído. A pesar de ser un vital recurso natural cada vez más escaso, Bukele no ha podido impedir la fuga del agua por unas tuberías en ruinas y ha tolerado las conexiones ilegales y el simple robo. Mientras tanto, el agua escasea en las zonas populares.
Las alcaldías de Soyapango, Mejicanos y Nuevo Cuscatlán crearon empresas mixtas para recolectar los desechos sólidos, mediante contratos fraudulentos, negociados por personajes con antecedentes poco recomendables. En algunas de esas municipalidades, la acumulación de la basura en los espacios públicos es recurrente. En la actualidad, las tres alcaldías están descabezadas: la alcaldesa oficialista está detenida; los otros dos alcaldes están ausentes. Estas alcaldías no son la excepción. Existen indicios de corrupción en otras muchas.
El mismo patrón se observa en una alcaldía como la de Santa Tecla, empeñada, desde hace meses en rehacer las aceras. Destruye las existentes, las reemplaza y las vuelve a demoler, y a reconstruir. Una versión tecleña de un Sísifo ajeno a la acumulación de cascotes en unas calles ya achicadas por el caos urbano y a la de equipo y material de construcción en una de las paradas de autobuses más concurridas de la ciudad.
Los escenarios deportivos de los juegos regionales recién pasados no estuvieron terminados para la inauguración. Algunos todavía no han sido concluidos, mientras que, dos meses después de la competencia, la Universidad de El Salvador aguarda la devolución de sus instalaciones. La educación no es una prioridad para Bukele, a pesar de haber prometido universalizarla. Más de cuatro después, casi la mitad de la población nacida en 2001 no terminó la educación secundaria y quienes la concluyeron tienen deficiencias notables en las áreas básicas del conocimiento. Nada extraño, dado que el presupuesto para educación tiende a la baja.
Entretanto, Bukele mira hacia otro lado. No hacia Los Chorros, el occidente y Guatemala, donde la intervención es urgente, sino hacia las vías que conducen al litoral, donde ha creado un costoso centro turístico con menoscabo de zonas protegidas para el disfrute de privilegiados con dinero de sobra. Asimismo, pagó millones de dólares por un concurso de belleza y acondiciona escenarios y remodela parques y plazas, remodeladas no hace mucho, para que las mises desfilen. Comprometió 500 millones de dólares con un gigante digital para informatizar el Estado, a pesar de que existen alternativas mucho más baratas y probadas. Sin embargo, la fotografía con los representantes de la multinacional, los surfistas y los turistas, y las mises vale mucho más.
La difusión intensa de estas actividades, y de muchas otras de menor envergadura, oculta la ineficiencia de la dictadura. Es una huida hacia adelante, que no conduce a ninguna parte, excepto a los bolsillos de unos cuantos, que rebosan con el dinero del tráfico de influencias y los sobornos. La difusión es complementada con la reorganización y el cambio de nombre e imagen de las instituciones existentes. Aparte de centralizar aún más la actividad gubernamental, estas no prestan un mejor servicio a la población por falta de fondos y de competencia.
Bukele ha hecho del país un escaparate, donde exhibe un país exitoso, que provoca admiración, incluso envidia, en las redes digitales. Detrás de su cuidada exhibición esconde un país muy vulnerable y una sociedad empobrecida, desempleada, deseosa de emigrar y amante de la violencia.
* Rodolfo Cardenal, director del Centro Monseñor Romero.
UCA: https://noticias.uca.edu.sv/articulos/los-chorros-un-obstaculo-inconmensurable